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-Wanda-

Cuando decidí volver a casa al ver el desastre en que se estaba convirtiendo mi familia tras la pérdida de mi esposa y mi alejamiento en un hotel para tomarme el tiempo de estar mejor para mis hijos, jamás creí que ese campo de guerra en el que estábamos viviendo se mantuviera en paz hasta que volvimos a casa de nuevo, aquella casa que tantas veces me vio feliz rodeada de mi familia así como entre los brazos de la mujer que tanto amé y ahora solo era testigo de lo tan separada que se encontraba esta pequeña familia tras la pérdida de uno de los pilares más fuertes de la misma, viéndome derramar lágrimas cada noche que pasa por la ausencia de aquellos brazos fuertes que con solo tenerlos a mi alrededor me hacías sentir que todo estaría bien en mi vida.

Pero ahora me encontraba perdida y me estaba costando mucho encontrar a mi yo segura.

Buenos días mamá. -saludo Alek en cuanto ingrese al comedor.

Buenos días hijo. -sonreí caminando hasta la cafetera.

Tomando la jarra frunciendo el ceño al notar que esta no estaba llena como todos los días.

Tampoco estaba muy bueno, era café de ayer. -murmuró con su taza en las manos.

En dónde está tu hermana. -pregunte al ver que tampoco había desayuno.

Lo mismo quisiera saber yo, la busqué en su pocilga y parecía no haber pasado la noche en ese lugar. -se encogió de hombros rodando los ojos.

Chiara. -suspire dejando la jarra en su lugar.

Desde lo de Mía parecía haberse vuelto una completa niña haciendo berrinche por esto.

La llamarás a su teléfono. -pregunto cuando tomé el teléfono de la casa.

Tu que crees hijo. -pregunte viéndolo sonreír sentándose en un banco.

Llevándome el teléfono a la oreja cuando comenzó a sonar hasta que fue contestado.

Chaira quiero que me digas en este mismo instante en donde estás. -pregunte con molestia.

La misma respuesta quiero saber yo, Wanda. -escuche la voz de Hippolyta al otro lado.

Hippolyta. -pregunté con extrañeza mirando a Alek acercarse.

Llevamos media hora esperándolos en el despacho del señor Rogers para la lectura del testamento de mi Diana, en donde están, Wanda. -preguntó la mujer con seriedad.

Haciendo que compartiera miradas con mi hijo el cual salió rápidamente para ir a arreglarse.

Lo lamento mucho Hippolyta, se me hizo un poco tarde pero ya vamos en camino hacia el lugar. -subí las escaleras de la casa con rapidez.

Hija se que tienes la cabeza en Marte, pero te lo recordé anoche que fui a recoger a mi nieta para hablar con ella sobre el tema de su novia, se que esto es difícil para ti como para todos pero ya no podemos alargar más esto Wanda. -sus palabras me hicieron detenerme.

Llevándome la mano a la frente al recordar que por esa razón Chiara no estaba en casa.

Lo lamento mucho, ya vamos en camino. -suspire antes de colgar la llamada.

Caminando hacia mi habitación en donde me senté en la cama bajando la mirada.

Wanda. -escuché a Diana llamarme.

Alzando la mirada de la alfombra para mirar los ojos de mi esposa arrodillada frente a mi.

No me puedes pedir eso Diana, no puedes pedir eso. -murmure con la voz temblorosa.

𝐌𝐨𝐫𝐚𝐥 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐒𝐭𝐨𝐫𝐲 ( 𝐆!𝐏)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora