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-Wanda-

Cuando mire a mi hija salir corriendo de la habitación no la pude seguir de inmediato debido a que profesionalmente debía de brindarle la información del estado de salud de su hijo a aquel hombre, sin embargo cuando Lena al fin me dejó salir de la sala fui por todo el hospital buscando a mi hija y preguntando a todos si la habían visto por algún lado, no obteniendo una respuesta clara hasta que una de las enfermeras me llevó hasta el área de neonatología donde pude ver a mi hija patada frente al cristal viendo a los nuevos pequeños humanitos que dormían tranquilos en sus cuneros.

Quedándome parada a una distancia considerable de ella para darle su espacio de permanecer en silencio viendo a los bebés, esperando solo un poco más para verla retroceder recargándose en la pared detrás de ella donde se dejó caer sentándose en el suelo mientras se abrazaba las rodillas escondiendo su rostro.

Tomando un largo respiro antes de acercarme a ella para sentarme a su lado en silencio.

Estaré aquí hasta que decidas hablar cariño. -susurre sentada a su lado en silencio.

Quedándome ahí a su lado cantando en voz baja aquella canción que le solía cantar a mis hijos cuando eran pequeños, mirando a la pared de enfrente susurrando la canción mientras tamborileaba los dedos en el suelo, soltando un suspiro antes de sentir a mi hija lanzarse a mis brazos como una niña pequeña, aferrándose a mi mientras sollozaba como si tuviera miedo de que este abrazo entre nosotras dos no fuera real.

Está bien mi pequeña, mamá está aquí. -susurre abrazándola con fuerza.

Besando su cabello y acariciándolo mientras yo misma aguantaba mis propias lágrimas de escuchar llorar a mi hija de esa forma tan desgarradora, teniendo que morder mi labio con fuerza cuando sus sollozos eran tan fuertes que su cuerpo temblaba con fuerza.

Chiara... Ey mi amor... mi niña respira. - se lo rogué cuando se desvaneció en mis brazos.

Dándole la vuelta para recostarla boca arriba en mi regazo.

¡Ayuda por favor! - grité desesperada esperando que alguien me escuchara.

Esperando un momento para ser ayudada por una enfermera que corrió para poder ayudarme, llamando a dos doctores que me ayudaron a llevar a Chiara a urgencias donde la recostaron en una camilla para revisarla, conectándola a un monitor donde pudieron ver que la presión arterial de mi hija se había desplomado.

Quedándome ahí a su lado en silencio, sujetando su mano cuando mi esposa llegó después de que la llamé para comentarle lo que había sucedido con nuestra hija, quedándonos junto a ella hasta que poco a poco fue recobrando la conciencia viendo a todos lados algo perdida antes de llevarse el brazo a los ojos molesta por la luz de la habitación,

¿Cómo te sientes hija? -preguntó mi esposa apretando su mano.

Se me antojo una rebana de pastel. -murmuró con voz baja.

¡Chiara! -mi esposa y yo no parábamos de reír por sus palabras.

Es verdad mamá, se me antojo una rebana de pastel de zanahoria y un frappuccino con su crema batida, sus chispitas y... obvio con leche light. -se rio girando a vernos.

Ay hija, casi te mueres y solo piensas en comer. -suspire al verla sentarse en la camilla.

Viéndola encogerse de hombros mientras veía la intravenosa que le habían puesto.

Cariño, nos quieres contar quien... -no me dejo terminar cuando se recostó en la camilla.

¿Cómo está el niño? -murmuró acomodándose de lado.

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⏰ Última actualización: 6 hours ago ⏰

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𝐌𝐨𝐫𝐚𝐥 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐒𝐭𝐨𝐫𝐲 ( 𝐆!𝐏)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora