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-Natasha-

Algo no andaba para nada bien.

Eso era lo que me repetía a mí misma una y otra vez en mi mente mientras veía a los padres de Wanda frente a nosotros, pero de igual modo no solo los veía a ellos, si no a Hippolyta a la distancia que discretamente se escondía entre las personas tras vernos aquí.

¿Papás que hacen aquí?, ustedes no acostumbran a estar en este tipo de lugares. -mi esposa los miro de nuevo con confusión.

Wanda, cariño lo que pasa es que nosotros estamos aquí por... -las palabras de mi suegro fueron interrumpidas por Harley.

Ahí está esa revoltosa. -sonrió Harley caminando hacia un sitio.

Tirando de la mano de Alek, quien por una extraña razón tomó la mano de mi esposa y ella tomo la mía para que siguiéramos a la pareja de nuestros hijo lejos de los padres de mi esposa que se habían quedado hablando algo con Tony y Steve que se quedaron sorprendidos ante lo que el par de hombre parecían decirle con discreción.

¿Otro más?, cuando nos vimos por última vez solo tenías diez tatuajes y ahora tienes más de veinte. -Harley se acercó a una pelinegra de espaldas que bailaba con un hombre riendo.

La cual tenía un corto vestido negro y botas de plataforma negras, una ropa que dejaba a la vista muchos de los tatuajes que ella tenia regados por su piel pálida.

Que tu recatado y frágil prometido tenga tus pelotas de llavero en las llaves de su Bentley no es mi culpa, señor serio. A mi esposa le gusta como me vería incluso si la dejo tatuarme sus besos en mi perfecto trasero o sus manos en mis tetas. -se río la pelinegra girando a verlo.

Quedando congelada en mi lugar cuando mire de nuevo ese rostro y esos ojos que no había visto en largos siete años, cuando de nuevo mire esa sonrisa y escuche esa voz que por tanto tiempo creí que jamás volvería a escuchar.

Te extrañe mucho, soldado problemas. - la abrazo Harley con cariño.

Oye que te pasa, mi esposa ya no es solo la soldado problemas... Ahora soy la afortunada mujer de una médico cirujana militar. -Mia abrazo a Chiara por la espalda.

Mía... Chiara... -Alek fue el que más rápido reaccionó de los tres.

Al parecer mi esposa y yo aún estábamos en estado de shock por ver a nuestra hija.

Oh... No sabíamos que habías traído invitados. -murmuró Chiara mirándonos con sorpresa.

Pero cómo es que... -la pregunta de mi esposa fue interrumpida por Hippolyta.

Hablemos en otro piso, cariño. -le pidió a Chiara que asintió con rapidez.

Va... Vamos por aquí. -señalo un lugar para que la siguiéramos.

Mirándola alejarse de la mano de Mia hasta el elevador del lugar, sintiendo la mano de Tony en mi hombro que me sacó de mi transe para comenzar a caminar hasta el elevador, subiendo al elevador con todos para mirar a Chiara que picó el número tres, dejando un silencio sepulcral en el trayecto de bajada de los dos pisos hasta que las puertas se abrieron, dejándonos ver un gran salón en remodelacion y entre las cosas pude ver a la distancia los viejos autos de carreras de Chiara junto a dos motocicletas.

Se veía que tenía una vida bastante construida desde la última vez que supimos de ella.

Yo... Mmm... Me alegro de verlas al fin, no no es lo mismo saber de ustedes por medio de las revistas o de los abuelos. -río nerviosa la pelinegra rascando su nuca.

¿Siempre has estado aquí? - la mire a los ojos con tristeza.

Si... bueno, no realmente. - suspiró encogiéndose de hombros.

𝐌𝐨𝐫𝐚𝐥 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐒𝐭𝐨𝐫𝐲 ( 𝐆!𝐏)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora