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-Natasha-

Llegué a la ubicación que me había mandado el esposo de mi hijo, en donde me orille al ver a mi pequeña Chiara parada a una orilla de la carretera fumando un cigarrillo, mirando a la nada mientras su mano de aferraba con fuerza al muro de contención, sus nudillos estaban blancos y su cuerpo temblaba un poco del frío que hacía debido a que ella no traía más que una playera de tirantes blanca con un pantalón negro lleno de desgarres.

Verla de ese modo y en ese lugar me recordó de nuevo al pasado y eso me partió el alma.

¿Que paso con tu motocicleta? - me acerque a ella por su espalda.

Fue una mentira poco creíble, ¿verdad? -murmuró aún viendo al frente.

¿Me quieres contar qué sucede? - acomode su cabello tras su oreja.

No quiero que mamá se entere, ella no es muy fan de Mía desde el primer momento en que comencé a andar con ella en secreto. - suspiro mirando al frente.

Asentí lentamente recargándome en el muro de contención de concreto

¿Que paso Chaira? -me crucé de brazos al ver los dedos marcados en su delgado brazo.

Mia y yo nos daremos un tiempo, tal vez nos vamos a divorciar. -susurro con un hilo de voz.

¿Puedo saber que te paso en el brazo? -acaricie las marcas en su brazo.

Ella bajó la mirada como si estuviera apenada de querer decirme la verdad de lo sucedido.

Discutimos, creo que eso es lo mejor... No les diré lo sucedido por qué si alguna vez yo regresará con Mía no quiero que la odien. -suspiro terminándose su cigarrillo.

¿Regresar con ella?, acaso mi hija estaba loca como para querer volver con alguien quien en las últimas semanas la ha tratado como una completa basura por nada.

Vamos a casa. -pero al final eso fue lo único que salió de mi boca.

Viendo a mi hija asentir para caminar junto a mi hacia mi auto estacionado a la orilla.

Subiendo en el asiento del copiloto donde a medio camino tras tanto parpadear aguantando sus lágrimas se quedó dormida, cubriéndola con mi chaqueta a la que se aferró como un pequeño gatito indefenso, un gatito al que baje entre mis brazos para llevarla dentro de la casa agradeciendo que Wanda estaba en el patio jugando con las niñas, dejándola en la habitación donde nuestras nietas habían estado durmiendo para que descansara.

Con las grandes ojeras que tenía y lo delgada que estaba no creo que estuviera bien.

Lo mejor era dejarla descansar para que se repusiera de lo mal que lo estaba pasando.

Descansa mi pequeña niña. -deje un beso en su cabello.

Saliendo de la habitación para ir a la sala donde iba entrando mi esposa con las tres niñas que fueron corriendo a la cocina para lavar sus manos tras haberles ofrecido un poco de postre, en donde con solo darle una mirada ella suspiró llevándose la mano a la frente con coraje, estando a punto de comenzar a decir muchas cosas sobre la esposa de nuestra hija si yo no hubiera alzado mi mano para detenerla señalando el hecho de que nuestras nietas se encontraban en la cocina junto a nuestra pequeña hija.

Continuando con una tarde normal con las niñas fingiendo que no pasaba nada.

Eran problemas de nuestra hija y ella hablaría con nosotros cuando estuviera lista.

Ya extraño a mami, abue. -la pequeña Evangeline jugó con el cabello de Wanda.

Muy pronto la verás, pequeña. -mi esposa beso su mejilla subiendo las escaleras.

𝐌𝐨𝐫𝐚𝐥 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐒𝐭𝐨𝐫𝐲 ( 𝐆!𝐏)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora