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-Wanda-

El primer como el último día de clases son primordiales para mis hijos desde que eran unos pequeños bebés con sus pequeñas mochilas emocionados por ir al preescolar, es por esa razón que esa mañana es la única en la que me levanto más temprano que ellos para poder preparar el desayuno para todos, bajando a la cocina para comenzar con la preparación de un desayuno completo que llene la cocina de aromas que los atraiga al lugar, terminando siempre con las decoraciones de los platillos justo cuando la primera víctima fue atraída a mi trampa para degustar de la comida que me esforcé en hacer esa mañana.

Toda una delicia que los ayudará a tener energía todo el día para enfrentar lo que sea.

Amor no, esos son de los niños. -reí alejando el plato de mi esposa.

Pero por que solo ellos tienen esos panqueques especiales, yo también quiero mi comida como la de ellos y no está de niño grande. -Me mostró su desayuno con un puchero.

Está bien, te cambiaré el plato. -Me acerque a ella para mejorarlo.

Sintiéndola envolverme con sus brazos desde atrás dejando besos en mi mejilla.

Si, así mismo, ahora pon la colita en ese lugar. -dijo emocionada mirándolo.

Así te gusta, cielo. -pregunté girando a verla

Me volverás loca si sigues así, cariño. -suspiro con dramatismo.

Uniendo nuestros labios en un beso que hacía revolotear las mariposas de mi estómago.

Oigan aquí hay una niña presente. -el gruñido de mi hijo nos hizo separar.

Girando a ver a la entrada de la cocina en donde se encontraba mi hijo mirándonos con una sonrisa pícara cubriendo los ojos de su hermana que no tardó en empujarlo para alejarlo.

Quita tus perfumadas manos de mi cara diva musculosa. -gruño entrando.

Entonces si se nota mi esfuerzo de vacaciones, quiero atrapar algunas nenas en la escuela y que se deslumbren con esto. -alzó su brazo para mostrar su músculo.

Cálmate Johnny Bravo, si a ti te gusta que te soplen la nuca. -se burló mi hija frente a mi.

¡Chiara!. -la regaño mi esposa comenzando a reírse.

Mentira no es mamá. -guiño el ojo robándose una fresa.

Mejor vamos a desayunar. -Cambie el tema tomando los platos.

Pasando a un lado de mi hijo que tenía cara de indignación por lo que había dicho Camil.

Soltando una baja risa negando mientras acomodaba los platos antes de tomar asiento.

Pasando un agradable desayuno familiar entre más pláticas y planes de lo que cada uno haría el día de hoy, terminando entre más risas por las constantes peleas infantiles de mis hijos antes de que subieran a lavar sus dientes, imitando su acción de ir a nuestra habitación a lavar nuestros dientes y tomar las cosas que necesitábamos, tomando aquella mochila que siempre llevaba al trabajo, mi nuevo uniforme de trabajo y aquella bata que tanto esfuerzo me había costado conseguir y ahora portaba con mucho orgullo.

Con solo pasar mis dedos por el Dra. Wanda Maximoff L. bordado en el bolsillo hacía que los vellos de mi cuerpo se erizaran al ver lo lejos que había llegado por mi cuenta.

Que el seguir mis sueños no eran tan malo como mis padres me lo habían hecho pensar.

Este es el indicado para irnos hoy a la escuela. -Escuche a mi hijo animado en la cochera.

𝐌𝐨𝐫𝐚𝐥 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐒𝐭𝐨𝐫𝐲 ( 𝐆!𝐏)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora