La semana pasó sin mayores complicaciones. Rhaast era sorprendentemente fácil de llevar, a pesar de su humor ácido y su forma demasiado directa de decir las cosas. Varus acabó dándose cuenta en poco tiempo de que, en efecto, Rhaast le caía bien.
Estaban almorzando cuando se escuchó un auto aparcar frente a la casita. El alter se asomó por la ventana y vio un coche lujoso de color negro, del que salió el hombre más grande que había visto nunca.
Era altísimo y ancho. Su cabello era blanco al igual que el de su hermano, tenía la nariz larga y la mandíbula marcada igual que él, pero su rostro no era tan alargado como el de Varus. A Rhaast se le heló la sangre cuando el recién llegado lo miró. Sus ojos eran azules, la mirada penetró hasta los huesos del alter. Presionó la mandíbula antes de forzarse a tomar una posición menos defensiva. Le sonrió del modo más natural que pudo y lo saludó con la mano.
Valmar se apresuró a abrirle.
—¡Aatrox, hijo, tanto tiempo!
El hombre abrazó a su tío con fuerza.
—Mmmh, extrañaba el olor a galletitas...
Valmar rió un poco y le dió unas palmadas en el hombro, invitándolo a entrar.
Rhaast miró a Varus de reojo. El muchacho estaba presionando los puños tan fuerte que los nudillos se le habían puesto blancos. El alter puso una de sus manos sobre la de él, consiguiendo que el joven relajara un poco la presión.
Kai se apresuró a saludarlo también y entablaron una conversación amistosa, poniéndose al día. Finalmente, Aatrox cruzó el umbral de la cocina.
—¿Tú no me vas a saludar, enclenque?— rió. Varus se levantó resignado y le extendió la mano. Su hermano la estrechó con fuerza antes de girar a Varus sobre su eje, trayéndolo contra sí mismo para atraparlo con un brazo mientras le despeinaba el cabello con la mano libre.
—¡Aatrox! ¡No!— el peliblanco trató de zafarse del agarre, pero Aatrox le sacaba una cabeza y era el doble de ancho que él. No se detuvo hasta dejarle el cabello hecho un desastre.
—Oh, vamos, por qué la cara larga, ¿no me extrañaste?
Varus se quedó en silencio antes de gruñir y sentarse otra vez, intentando arreglarse el pelo.
—¡Ah, y tú debes ser Kayn!— se inclinó sobre la mesa y le extendió una mano, a lo que Rhaast la estrechó con firmeza —Un gusto. Aatrox es mi nombre, debes haber escuchado de mí.
—He escuchado sobre ti, sí— replicó el alter, imitando el tono y las inflexiones de voz de Kayn.
—¿Cómo va esa pierna, eh?
El comentario pareció sacar a Rhaast de su centro por un segundo.
—Entonces tú también has oído de mí— el alter alzó una ceja.
—Obviamente, eres el chico que por fin sacó del closet a Varus— respondió Aatrox en un tono algo burlón, mirando a su hermano.
El muchacho frunció el ceño y miró hacia otro lado, todo el rostro teñido de rojo.
—Ay, por favor, todos lo sabíamos, era cuestión de tiempo— Aatrox se dejó caer en una silla —Así que dime, ¿quién se la clava a quién?
Rhaast se hubiera reído en otro contexto pero la actitud sumisa de Varus lo empezaba a incomodar. Estaba acostumbrado a verlo siempre decidido, siempre centrado sobre su eje. Era la primera vez que lo veía bajar la cabeza y soportar una burla.
Aún así, los chistes cínicos eran la especialidad del alter y no pretendía dejarse ganar en su área.
—No sé, acércate un poco y averígualo— respondió en tono socarrón, dedicándole una sonrisa arrogante.
—Uh, me caes bien, chico, pero no eres mi tipo.
—¿Ah, no? Vaya, qué lástima— Rhaast hizo un gesto dramático poniéndose la mano en la frente —¿Qué se supone que haré con mi vida?
Aatrox soltó una risita y se sentó a comer con el resto de la familia.
Varus no habló mucho, pero realmente apreció que Rhaast distrajera a su hermano. Le quitaba un peso de encima. A diferencia de él, el alter sabía responder de forma rápida y graciosa los comentarios cínicos de Aatrox.
Después de cenar y ducharse, Varus se recostó otra vez en el colchón, resignado a dejarle su cama al alter una noche más.
Este lo miró de reojo un momento, debatiendo internamente si lo que quería hacer era buena idea. Hacía mucho calor, por lo que Varus había optado por usar únicamente ropa interior. En eso, cayó un trueno. El arquero se levantó en el lugar y miró por la ventana.
—Gracias a los dioses...— gruñó, levantándose para abrir la ventana y dejar entrar el fresco. Rhaast lo miró desde la cama, enfocado como siempre en sus piernas. De verdad le gustaban mucho.
Varus sacó la cabeza por la ventana y respiró profundamente el aroma a tierra mojada. El alter se paró a su lado, mirando el cielo que de vez en cuando se iluminaba por los relámpagos.
—El aire frío se siente bien...— comentó, cerrando los ojos. No había estado en muchas tormentas antes, y verlas se le hacía un regalo.
—¿Todavia sigues con lo de las sensaciones físicas?— preguntó Varus apenas mirándolo.
—Hay muchas sensaciones nuevas aquí. Es diferente de estar encerrado en el departamento de Kayn, saliendo solamente a hacer las compras— Rhaast aún tenía los ojos cerrados, su voz sonaba tranquila y sincera —Desde que estoy aquí he sentido calor, euforia, dolor, he sentido terrenos diferentes bajo mis pies... Y ahora esto.
Hizo una pausa antes de agregar:
—Es hermoso.
Varus se acercó un poco más a Rhaast y se apoyó en él, dejando su cabeza descansar en el hombro del alter. Este lo miró un poco sorprendido, sin saber exactamente cómo reaccionar. No era un momento especialmente romántico para él, no veía motivos para buscar contacto físico.
Sin embargo, no se quejó.
—¿Todavía tienes curiosidad morbosa?— preguntó.
Varus solamente asintió con la cabeza.
—¿Y tú todavía quieres más sensaciones?
Rhaast soltó una risita.
—Tal vez en otra ocasión.
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as we fall; kayn×varus (league of legends)
Fanfiction╭┉┅┄┈┉┉┅┄┈┉┉┅┄┄┈•◦ೋ•◦❥•◦ೋ• No resistiré mucho tiempo más Vamos a la deriva, hacia el otro lado. Está intentando llevarnos abajo Sigue resistiendo en el otro lado. •◦ೋ•◦❥•◦ೋ•┈┉┉┅┄┄┉┉┅┄┈┄┄┅┉┉╯ Shieda Kayn es nuevo en la Universidad d...