Capítulo 28

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Caminar con Rhaast era una experiencia un poco más grata para Varus que hacerlo con Kayn. El alter se quejaba menos de los dolores y se movía de forma más ágil, siguiéndole el paso con menos dificultad. Lo primero que había pedido fue una caminata por el campo.

—¡Ja! ¡Esto es mejor que el puto apartamento sucio de Kayn!— celebró, llenándose los pulmones con el olor a plantas del monte —¡ME SIENTO VIVO!

Varus rió un poco, animado por la actitud enérgica de su acompañante. Rhaast le dejó el bastón a Varus y probó la fuerza de sus piernas.

—Me pregunto si...— murmuró para sí mismo, calentando un poco antes de echar a correr. Varus lo vio transformarse en un manchón que se movía a toda velocidad. Rhaast soltó un grito de emoción. No solía tener chances de experimentar el cuerpo de esa manera.

Sentía todo. La grava a través de las suelas de sus zapatillas, el corazón palpitante en el pecho, el viento en el rostro, sus cuerdas vocales vibrando en la garganta... Y un dolor punzante que subió desde su muslo hasta la cadera, debilitando toda la pierna, antes de hacerlo caer. Rodó por la calle de tierra y quedó acostado mirando el cielo.

Varus se apresuró a llegar con él.

—¡Rhaast!— llamó, preocupado. —¡¿Estás bien?!

El alter miró el cielo azul y empezó a reír de forma estridente. Varus se echó un poco hacia atrás, nervioso por la reacción. Era extraño, tan extraño, ver la cara de Kayn portarse de esa manera tan fuera de personaje para él. La voz ni siquiera sonaba como el tono suave y algo rasposo de su pareja, era más fuerte, más grave. No paró de reírse hasta quedarse sin aire.

—¡¿Estás bien?!— repitió Varus.

—¡Nunca había estado mejor!

El arquero ayudó a Rhaast a ponerse de pie y le dió el bastón.

—Agh... Cómo duele... Pero valió la pena— rió sobándose la pierna —Al menos comprobé mi teoría..

—¿Qué teoría?— inquirió Varus, interesado.

—La pierna no está tan jodida como Kayn cree... Pero está sugestionado.

Los ojos morados del peliblanco se abrieron por la sorpresa.

—¿Me estás diciendo que es psicosomático?

—Más o menos— Rhaast gruñó de dolor mientras estiraba la pierna mala —Hay algo mal con el nervio, pero no es tan grave como lo siente Kayn...

—O tú tienes menos sensibilidad al dolor— replicó el ex-estudiante de medicina, encogiéndose de hombros.

—No lo vamos a saber hasta que se haga el próximo chequeo de rutina— el alter se sostuvo de Varus para revisar que no había lastimado el cuerpo —A lo mejor es que yo tengo más costumbre. Recuerda que cuando todo esto pasó, el que estaba afuera la mayoría del tiempo era yo. Tengo más práctica.

—Rhaast... Exactamente, ¿cuántas horas al día pasabas al frente tú?

—Veinte, más o menos. Kayn no soportaba el dolor, solo salía para verte a ti.

Varus suspiró y se pasó una mano por el cabello, frustrado. A veces en serio dudaba de Kayn, empezaba a cansarse.

—Yo sé que el lacrosse era el sueño de su vida y todo, pero...

—¿Te molesta que se porte como si su vida hubiera terminado? Sí, a mí también. A este paso debería dejarme al frente a mí, yo sí tengo ambiciones— bufó Rhaast, iniciando el camino de vuelta a la casita de los tíos de Varus.

—¿Las tienes?— inquirió el peliblanco, interesado. Después de todo, era la primera vez que tenía a Rhaast solo para él, y podría aprovechar para conocerlo y saciar su curiosidad.

—Me gusta la historia, me gusta aprender sobre guerra, y tendremos la pierna jodida, pero nuestro tren superior todavía se puede entrenar— se encogió de hombros —Y me gustaba la carrera que estaba estudiando Kayn. La dejó por estúpido, porque solo estaba ahí por la beca de deportes, pero si hubiera querido, Zed se la pagaba.

—¿Hubieras terminado esa carrera?

—Supongo, pero solo para aprender. No creo que se me daría bien ser el psicólogo de nadie.

Varus rió un poco.

—Si, supongo que no.

—Ahora, si me disculpas, entraré en modo Kayn para no espantar a tus tíos en la cena.

El arquero le hizo un gesto amable con la mano, como invitándolo a hacerlo.

Rhaast cambió su expresión facial por una más suave y carraspeó unas cuantas veces hasta llegar al tono de voz usual de Kayn.

—Nadie se daría cuenta, ¿no?

—La verdad me da un poco de miedo.

—Nah, tranquilo, no uso mis poderes para el mal... normalmente.

Varus rió un poco ante el comentario y caminaron hasta la casita. Valmar estaba terminando de poner la mesa.

—Varus, te toca lavar— comentó apenas entraron.

—Sí, sí, lo sé— respondió el muchacho, tomando su lugar en la pequeña mesa ovalada.

—¡Por cierto! Tu hermano llamó— sonrió Kai —Dice que va a venir de visita en una semana.

A Varus se le puso (aún) más pálido el rostro y forzó una sonrisa.

—Ah... ¡qué bien!

—Uh, qué interesante— sonrió Rhaast de un modo algo pícaro.





X: Raziel, no podés escribir un capítulo en los 30 minutos de tu break del trabajo

Yo: jaja mirame puto

as we fall; kayn×varus (league of legends)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora