Capítulo 6

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Ambos muchachos se miraron durante unos segundos que parecieron eternos. Varus fue el primero en romper el silencio.

—¿Hace cuánto estás despierto?—inquirió en un tono suave que escondía una sorpresa y un miedo enormes, palpitantes.

—Yo… Acabo de despertarme. La luz me dio en el rostro— mintió Kayn. Sabía que si llegara a decir la verdad, su pálido compañero caería fulminado en el lugar. El otro, por su lado, estaba seguro de que eso no era verdad. El pelinegro dormía como un tronco y no se habría despertado ni aunque le dieran con una linterna en la cara. Aún así, el jugador de lacrosse se limitó a darse la vuelta, enfrentado a la pared, para cerrar los ojos.

Varus no dormiría bien esa noche; lo atormentó una fuerte pesadilla. Caía a un pozo de agua y se hundía profundamente en ella, cosa que lo llenó de ansiedad. Por más que nadaba hacia la luz seguía bajando, cayendo. La sensación de ahogamiento era cada vez peor. Se sentía indefenso y expuesto ante la oscuridad, hasta que la voz de Kayn comenzó a llamar su nombre.

Abrió los ojos con un sobresalto y se encontró por fin en la seguridad de su habitación universitaria. Kayn lo sacudía levemente.

—Varus… Varus… Son las once de la mañana. Levántate, vamos a por té de burbujas…

—Hoy es sábado y quiero estar solo— gruñó, dándole la espalda. No había olvidado la escena de la noche anterior y sabía bien que su compañero tampoco.

—Oh… Okey, supongo que me veré con Rakan y el resto de los chicos allá. Sabes dónde encontrarme si quieres juntarte y… Ya sabes… Socializar. Y si no, puedes usar mi computadora. Sabes la contraseña— dijo Kayn antes de marcharse.

El peliblanco solamente atinó a abrazar la almohada.

“La escenita de anoche estuvo a otro nivel, ¿eh?” rió Rhaast mientras Kayn caminaba por las aceras de extenso campus en dirección a la tienda de té. “Yo me lo hubiera follado si me gustaran los hombres como a ti. Estaba regalado.”

“No hubiera podido aunque quisiera…” suspiró el muchacho. No tenía muchos ánimos de discutir o seguirle la corriente a su alter.

“Ash. Hasta parecía una escena de película porno. De ésas que te gusta mirar.”

“Me hubiera gustado pero tú y yo sabemos muy bien que la vida real no se parece en nada al porno. Con Rakan, incluso con Sett, tal vez se habría dado. ¿Sabes? Pero con Varus no.”

“Lo sé, lo sé. Es un cerrado. Y hablando de homosexualidades, ahí viene Neeko la Loca” comentó Rhaast haciendo que Kayn mirara hacia atrás.

—¡Hola amigo Kayn! ¡Hoy es una maravillosa mañana de sábado, ¿no te parece?!— exclamó la muchacha. Era pequeña, de cabello morado y bastante despeinado. No hacía falta mirarla dos veces para saber que estudiaba en el edificio de Bellas Artes. Era otra del grupo de “amigos” de Xayah y Rakan, aunque hacía tiempo que no hacía nada atrevido con ellos según había contado. Tenía un rostro angelical e inocente y Kayn estaba bastante seguro de que entraba en el espectro autista. Así y todo, ella le caía bien.

—¿Vas a la tienda de té?— preguntó el muchacho tomando el bolso de la jovencita, que, para variar, pesaba una barbaridad —Carajo, Neeko, ¿qué traes aquí adentro?

—El cuaderno de dibujos y el estuche de lápices de Neeko— respondió la chica.

Ambos llegaron a la tienda, donde ya estaba ubicado el resto del grupo en una mesa; Rakan, Xayah, y Sett, un muchacho grande y musculoso que estaba en el equipo de lacrosse junto con Kayn.

—Uuuuy, Kayn, ¿qué te pasó en la cara, viejo? ¿Finalmente te agarraste a golpes con Yasuo? ¡¿Y NO ME INVITASTE?!— chilló Sett antes de empezar a reírse.

—Pues… Dormí un poco mal, supongo— explicó el joven —Pasó una cosa rara con Varus.

—¿Hicieron el frutifantástico?— preguntó Neeko mirándolo con sus enormes ojos color miel.

—¿El frutiqué..?— dijo Xayah, confundida.

—Ya sabes, el frutifantástico— Neeko hizo un aro entre el índice y el pulgar de una mano para meterle y sacarle el índice de la otra. Sett la frenó, echándose atrás en la silla para empezar a reírse. Kayn soltó una carcajada también cuando se dio cuenta de lo que quería decir.

—No, Neeko, no— rió el pelinegro.

—¿Entonces qué pasó? Cuando los vi ayer, Varus parecía veterano de guerra— comentó Rakan, algo preocupado.

Kayn tomó una bocanada de aire antes de contarles a todos la situación de la noche anterior, no sin antes dejarle muy claro a Neeko que era un secreto y no debía contárselo a nadie. Para cuando había terminado, los otros cuatro lo miraban con cierta pena.

—Viejo, eso suena jodido— gruñó Sett dándole un sorbo a su té de burbujas.

—¿Así que solo fingiste que no había pasado nada?— preguntó Xayah. Lucía bastante seria al respecto.

—Pues sí, ¿qué esperaban que hiciera?

—¡Que dejaras florecer el amor!— exclamó Neeko haciendo un ademán alegre con las manos —¡Es un sentimiento bonito!

—No conozco mucho a Varus pero por lo que nos has contado de él, creo que tomaste la decisión correcta— opinó Rakan, comiéndose una galleta —No parece del tipo que se acostaría con alguien solo para sacarse las ganas. Además, nos contaste que dijo tu nombre. Si hubiera querido algo te habría llamado, ¿no?

—Seh, es lo que yo haría— agregó Sett —Pero yo soy asombroso así que no me habría dado vergüenza intentar. Ese amigo Varus parece un tipo muy tímido.

—¡Neeko comparte la mesa bajo el árbol con él a veces, cuando se pone a dibujar! Siempre le dice “hola”, pero Varus nunca contesta— dijo la muchacha haciendo un puchero —Varus parece muy triste así que Neeko le hace dibujos. ¡A Varus le gustan, se los guarda en su libro!

—Nunca me había comentado eso— pensó Kayn, mirando las pequeñas perlas de tapioca en el fondo de su vaso de vidrio.

—Deberías invitarlo un día a juntarse con nosotros— sugirió Xayah.

—Lo invité hoy pero dijo que quería estar solo, así que lo dejé en el cuarto.

—Dame cinco minutos a solas con él, ya verás cómo lo saco— rió Sett, tronándose los dedos contra la palma.

—Intentemos no recurrir a la violencia aún— dijo Rakan, poniendo La Sonrisa Incómoda, tocándole el brazo un par de veces al pelirrojo como diciéndole que se calmara. Sett solo soltó una risa y se terminó el té. En eso se oyó la campanilla y la mirada del grupo se dirigió por reflejo a la puerta —Bueno, creo que sí es hora de recurrir un poco a la violencia.

Un muchacho con rasgos finos y el cabello castaño recogido en una coleta alta entró como si fuera el rey del lugar y se acomodó a esperar en la fila.

—Oh. Hola Kayn, hola Sett.

Los dos muchachos lo miraron con la sonrisa más forzada del mundo.

—Hola, Yasuo.


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el odio que le tengo a Yasuo es astronómico

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as we fall; kayn×varus (league of legends)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora