Capítulo 1

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Kayn caminaba por los pasillos de su edificio universitario con un papel arrugado en la mano. Bendito fue el día en el que entré a jugar lacrosse, pensaba. Había conseguido una beca para la Universidad de Demacia y estaba emocionado a más no poder. Se había metido a Psicología y, aunque era tonto como una roca según palabras de sus propios padres, pretendía echarle muchas ganas.

En el camino se chocó con una muchacha bastante guapa, de largo cabello pelirrojo y un par de enormes…

—¿Te gustan mis pechos acaso?

—¡¿Que?! ¡No, bueno, sí, pero fue un accidente!

Ella soltó una risa aguda.

—Eres nuevo, ¿verdad?

Kayn asintió, rascándose la nuca.

—Soy Sarah Fortune. Estoy en último año y, por suerte, en comité de bienvenida. ¿Qué se te ofrece?

—Estamos… Estoy buscando esta habitación— dijo el muchacho de largo cabello negro, extendiéndole su papel.

—Habitación 54… Oh, sí. Mira, sigue por este pasillo hasta las escaleras, súbelas, gira a la izquierda y ahí está toda la línea del 50.

—¡Gracias!— sonrió el chico, apurando el paso.

Al llegar notó que su compañero ya estaba ahí, desempacando. Estaba de espaldas así que no podía ver su rostro, pero llevaba el largo cabello blanco atado en una cola de caballo, y si bajaba más la mirada tenía un buen plano del trasero inexistente de este.

—Hola, soy Shieda Kayn...— intentó presentarse el muchacho, recibiendo un gruñido por toda respuesta. El pelinegro bufó y dejó su bolso sobre la cama. El otro ya se había acomodado y pudo ver un arco con su respectivo carcaj colgado en la pared.

—Wooow, ¿Es de verdad?— preguntó, tratando por segunda vez de generar conversación.

—¿Quieres que te muestre?— espetó el otro en un gruñido. Kayn sintió que se le caía algo por dentro. La poca heterosexualidad que le quedaba, probablemente. El muchacho tenía una voz rasposa, grave y un tanto amenazante. El pelinegro apretó los labios, intentando descifrar si era excitación o miedo lo que le había provocado el comentario ajeno. Ñe, un poco de ambas probablemente. El cuarto volvió a sumirse en un silencio incómodo, hasta que el misterioso chico de pelo blanco se giró, haciendo tronar su espalda.

—Mi nombre es Varus.

Kayn no supo qué responder porque estaba demasiado ocupado estudiando las facciones del joven. Probablemente era el hombre más guapo que había visto en toda su vida, se le hacía agua la boca al ver su mandíbula marcada, la forma perfecta de los labios, la nariz fuerte. Vaya, que podría ser un actor famoso o algo así. Sin embargo, a sus ojos grises les surcaban unas ojeras negras y profundas, típicas de alguien que tiene serios problemas para dormir, y se veían hasta fuera de lugar en un rostro tan atractivo.

—Hey, espabila— dijo Varus intentando llamar su atención, chasqueando unos largos y delicados dedos frente a su rostro. Kayn movió la cabeza hacia los lados intentando salir del ensueño que le provocaba esa cara casi irreal.

—Oh, perdona, dormimos… Dormí mal anoche.

El otro alzó una ceja, incrédulo.

—¿Qué vas a estudiar?— preguntó apoyándose en el escritorio que había entre las camas y que, por cierto, Varus ya había reclamado como suyo.

—Psicología…

—Pff… El camino del cobarde.

—¡¿Ah, sí?! ¡¿Qué vas a estudiar tú?!— Kayn bufó molesto. Toda el aura encantadora de perfección falsa que emanaba el peliblanco simplemente se esfumaba con su evidente carácter de mierda. Vamos, Kayn, calma, puede ser que sea así porque le cuesta relacionarse con gente nueva… pensó intentando convencerse a sí mismo.

as we fall; kayn×varus (league of legends)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora