Entrar a un departamento con su ahijado fue algo extraño para Messi y se sorprendía al notar como Benjamín tenía una buena relación con los hijos de Andrés Guardado ¿Qué es lo había sucedido en ese tiempo? Lo único que había descubierto es que el secuestrador los dejo en una misma habitación por unos días y los tres pudieron crear un vínculo por el miedo, pero al final de todo, estaban agradecidos por la muerte de sus padres.
La pregunta era ¿Por qué? La respuesta aun no llegaba y desesperaba a Lionel Messi.
— Tío... ¿Podemos cenar pizza? — Preguntó Benjamín con una leve sonrisa.
Messi ni siquiera se había percatado de la presencia del menor hasta que su voz resonó por toda su caótica mente, sonrió y aceptó cumplir con el leve capricho de Benjamín, pudo escuchar como corría hasta los otros dos menores que reían felices. Los miraba desde el umbral de la puerta en silencio y sin ninguna expresión. Su mente viajo hasta esa época nuevamente, recordando el día que había conocido a Guillermo Ochoa, tan similar sin un secuestro de por medio.
— ¿Todo bien princesa? — preguntó Reus.
— Sí. Solo recordaba algo, es todo — fue lo único que pudo responder Messi sin mirarlo, soltó un largo suspiro y prefirió ir a sentar al sofá con un Reus siguiéndolo — ¿Crees que puedas pedir pizza? Los niños quieren cenar eso y bueno, acepté — dijo algo apenado.
Reus no dijo nada y se levantó para pedir la cena dejando nuevamente a Lionel donde su mente se aferraba los escasos recuerdo y ansiaba recordar todos esos momentos especiales con él, pero vivía cegado por el dolor y esa voz fría cantaba esa maldita melodía infantil y la lluvia empezó a caer con fuerza provocando que los menores corrieran hasta él para abrazarlo con fuerza hasta que el pequeño Guillermo ocultó su rostro en el argentino — La lluvia congelada que está cayendo proviene del infierno... — y empezó a llorar con fuerza provocando en su hermano una gran preocupación que mordía su labio inferior para evitar soltar en un fuerte llanto.
Ellos no pueden escuchar mi voz.
Ellos no pueden oírte clamar mi nombre.
Has quemado tu elección
Si realmente estuviera aquí, ¿Puedes demostrar realmente tu amor hacia a mí?
La respiración de Lionel Messi se agitó por un momento que cargó a los dos hermanos para recostarlos en el sofá y cantar esa canción infantil que amaba tanto Guillermo, cuando la lluvia caía y arruinaba sus planes — Escondidos en su cueva los conejos desde ayer. Asomados al boquete, no hace más que llover, pues siga lloviendo ¡Pueden salir a correr! — cantaba mientras les provocaba cosquillas a los tres y en ese momento la habitación se cubrió de risas donde Reus solo era un espectador a una escena que no llegó a ni siquiera imaginar tener en su propia casa.
— Bueno conejitos, la cena ya llegó. — dijo entre risas. Reus había bailado tanto tiempo en la oscuridad que ya se había acostumbrado a ver la vida pasar, era como una promesa a mitad de la noche que se disolvía o ahogaba todo en vasos de alcohol.
Después de tantos años podía sentir una extraña paz.
Benjamín cargó a Diego en su espalda y Guillermo salió corriendo hasta la cocina para sentarse al ver las cajas de pizzas, Messi solo se disculpó y se retiró la corbata junto con el saco. La curiosidad nació en Reus al ver a Messi demasiado cercano a ese pequeño llamado Guillermo y sobre todo al ver como cuidaba de él en toda la cena recordando un punto curioso del caso.
— ¿Puedo dormir con la luz encendida? — Reus se levantó y caminó hasta de regresó con el menor mostrándole de esas lámparas que proyectaban algunas estrellas al conectarse — Gracias... es que no me gusta la oscuridad... — susurró más tranquilo.
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Lazos perversos
FanfictionEl mundo de Lionel Messi se viene abajo cuando uno de sus mejores amigos muere en un extraño "accidente". La situación emocional del chico empeora al pasar los años y los fantasmas del pasado regresan en busca de venganza. Descubre que ha crecido en...