Séptima trompeta: Fin de una era

36 6 1
                                    

Robert miraba como todos caminaban a su alrededor con el corazón latiendo de forma desesperada, miraba aquella silueta caminar por todo el lugar y ansiaba envolverlo entre sus brazos. Darle todas las explicaciones que merecía, confesar que le correspondía, pero estar esposado y que un muro de vidrio los dividiera no era muy alentador. Solo soltó un largo suspiro cuando Manuel lo miró por breve segundos y notó como fruncía el ceño, quería la suerte de Guillermo Ochoa y tener un momento a solas.

Manuel se había negado a estar a solas con él.

No estaba listo para mirarlo a los ojos y escuchar sus palabras.

¿Acaso yo te he apartado?

Se lo que vas a decirme

"Oh, canta nuestra canción. La que sonaba en la radio cuando nos besamos por primera vez"

Basta

No quiero escuchar tus mentiras, ya no más.

Robert cerró los ojos ante esas palabras cuando fue capturado así que desvió su rostro, sin percatarse de que Manuel ansiaba regalarle una sonrisa sin temor a perderlo todo. En estos momentos aun sentía sus manos temblar y Messi le confesó todo el pasado que conectaba con el mexicano, su mente gritaba que era algún tipo de justicia ¡En su retorcida mente! Y ambos a pesar de esa locura salvaron a mucha gente inocente.

Dio un leve brinco cuando la puerta se abrió abruptamente y notó como su amigo estaba de malhumor, Zidane iba detrás de él y fue así como aquel trío creó una tensión innecesaria hasta que otro oficial ingresó; Guillermo maldecía mentalmente al tener a ese imbécil frente suyo, como lo aborrecía por ser tan idiota que soltó un largo suspiro y Robert se mantenía serio de igual forma.

Thomas Müller oficial a cargo de las operaciones en Alemania y tras la muerte de varios policías corruptas en las agencias de investigación se le solicitó apoyar al caso junto con Zidane, además que ansiaba volver a encontrarse con Manuel. Por dentro se alegraba que no pudiera estar con Robert y con todo lo ha leído sobre él, sin duda alguna veía el camino despejado para él.

— Buenas noches, un placer volver a verlos — expresó con burla el alemán quién solo ganó una mirada de odio por ambos criminales.

— Noches, querrás decir. Estar aquí a las nueve de la noche para un interrogatorio es de muy mal educación. Mínimo un café y el mío con leche — respondió Guillermo y Robert solo sonrió un poco, al ver como su amigo trataba de tener la atención del alemán. Ochoa sabía perfectamente de aquella enemistad cazada del alemán con su mejor amigo por Manuel, por ser más ágil con los planes.

En fin, un pobre diablo que no aceptaba un no como respuesta.

Zidane mando a un oficial para café con todos.

— Bien. Sin duda alguna les espera mucho tiempo en prisión, pero si hablan y revelan donde están los otros dos podrán reducir mucha su sentencia. — explicó el francés quién recibía los cafés y se lo entregaba a todos, inclusive se sorprendió de ver una caja pequeña de leche para Ochoa.

— ¿Tomas café con leche, Robert? — preguntó con asco Thomas. Robert ni siquiera respondió mientras sostenía su café con leche y solo dijo un vago sí para dar por cerrado el tema — ¿No sabes lo malo que es para tu cuerpo? No debe sorprenderme, al final eres un criminal — dijo con todo el afán de molestar a Robert quién tensó su mandíbula.

— Por favor, Thomas. He visto a los hombres que metes a tu cuerpo. — interrumpió Guillermo antes de darle un sorbo de café y soltar un gemido de placer ante esa delicia que le agregó un poco más de azúcar manteniendo su sonrisa e ignorando al alemán — créeme, el café es más sano. Por algo jamás te hizo caso Manuel y siempre te rechazó... en fin, es tu momento más humilde — Zidane cubrió sus propios labios para evitar soltar una carcajada.

Lazos perversosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora