Lazos perversos

Salmos

— ¡Corre Lio! Llegaremos tarde a la función ¡Te encantará! — Guillermo Ochoa se mostraba entusiasmado que nuevamente el circo llegara a la ciudad y Lionel, no negaba la alegría en su corazón al ver a su mejor amigo feliz después de tanto tiempo. Así que no le importó escapar como cada noche de su habitación para presenciar el espectáculo, amaba ver a los animales y como los acróbatas realizaban magníficos eventos desde lanzarse desde lo más alto hasta caminar con ambas manos sin perder su sonrisa.

Amaba más ver el brillo en esos ojos cafés

Reflejando el momento más especial en la vida humana

Al que muchos deseaban regresar para volver a ser felices

— ¡Al fin llegamos! — expresó Messi mientras se dejaba abrazar con el joven de cabellos rizados, amando ese sutil perfume dulce.

¿Quién imaginaría que sería el principio del fin?

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— Es sorprendente. — expresó Rodrigo al ver como caía la fina lluvia sobre la ciudad, sin duda alguna, no era como recordaba — Mérida ha sido declarada un estado realmente caluroso, pero ahora... — soltó un largo suspiro ante la ironía que la madre naturaleza le brindaba.

— Tenía tiempo de no disfrutar de un clima perfecto, prefiero morir de una bronquitis que morir con la cola sudada — Respondió Reus provocando una risa a Lionel Messi, que tuvo que cubrir su boca al sentir la mirada de todos y para Reus, fue una hermosa melodía que jamás iba admitir en voz alta.

— ¿Ya estamos todos? — preguntó Beckham mientras se asomaba a la sala con varios cafés.

— Si, Becky. Estamos todos... — respondió Reus.

El silencio reinó por unos cuantos segundos que parecieron eternos para todos hasta que David Beckham tuvo que romperla ante la curiosidad que traía desde el día de ayer — Quiero saber todo. — fue lo único que dijo y Messi mordió su labio inferior sin dejar de mirar a Rodrigo quién había cambiado su expresión a una seria.

— No es nada de otro mundo... Tiene años esa historia en realidad... — comentó Rodrigo renuente en querer continuar, pero no se atrevía a permitirse que Messi o Sergio sufrieran en volver a recordarlo — Nosotros tres vivíamos aquí hace algunos años y conocíamos a Andrés, admito que me sorprendió esa parte oscura de él. — Soltó un largo suspiro y procedió a beber un poco del café para buscar las palabras correctas hasta que fue interrumpido.

— Estaba enamorado de ese chico, al que nombró. Fue digamos un amor muy fuerte que sintió, pero jamás fue correspondido y tras la muerte de... Guillermo, supimos que se quebró por completo. Es todo —

David miraba a Reus y ambos simplemente se mostraban dudosos de seguir con esa plática, pero trabajo, era trabajo — ¿Cómo falleció ese chico, Guillermo? — preguntó Reus.

— En un accidente... los trenes eran tendencia en nuestra infancia y como habrán visto, las rutas que manejaba el tren conectaban con la ciudad entera e inclusive con las colonias de la zona oriente como Reyes, parte del hospital T1 y la avenida principal de la Canek que es el inicio de la otra parte de la ciudad Poniente. Nadie estaba presente cuando murió, solo encontraron rastros de sangre y parte del cuerpo desmembrado. Todo estaba teñido de sangre... realmente fue... aterrador — Sergio Agüero, odiaba recordar esa parte de su vida y parpadeo un poco para evitar traer a colación esa imagen tan horripilante que hasta la fecha le provocaban miles de pesadillas.

— Sin sonar frío o cero empático, pero al final, eso no es tan relevante para el caso. Messi tiene razón — interrumpió Reus captando la atención de todos y Henry Martin entró un poco tímido a la reunión — Tuve... tuve que volver a mirar todos esos asquerosos videos — comentó un tono realmente desagradable y sintiendo un asco de si mismo ante la falta de respeto por esos menores que frotó sus ojos por unos segundos antes de continuar — Todos tenían una característica especial, cabellos rizados, ojos cafés, bla, bla, bla... nada relevante. Pero le pedí a Henry que investigara la muerte de la iglesia, así como esos adolescentes... —