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Farah observó con creciente incomodidad cómo Erendor coqueteaba descaradamente con Daphne durante el baile. Las risas forzadas de Daphne no pasaron desapercibidas para ella, y cuando vio al rey de Eraklyon colocar su mano alrededor de la cintura de Daphne, la preocupación se transformó en celos.

Finalmente, Daphne logró librarse de Erendor y Farah encontró un momento a solas con ella en medio de la pista de baile.

—Daphne, ¿puedo hablar contigo?

Daphne, notando la seriedad en la expresión de Farah, asintió y se alejaron hacia un rincón más tranquilo en un pasillo totalmente desierto y privado alejado del salón.
—¿Qué pasa, Farah?
—¿Qué fue eso?
—¿Qué?
—Sabes a qué me refiero. Erendor no está siendo solo amigable, Daphne. Ha cruzado límites que no debería. Ese imbecil tenía la mano por todo tu cuerpo.
—Farah, es un evento social. No quiero causar problemas. Es una aliado.
—¿Un aliado? Definitivamente un aliado muy cercano, puedo imaginar.
—Farah estás celosa.
—No estoy celosa. Solo estoy... Interesada en vuestra bonita alianza.
—¿Oh lo estás? —preguntó Daphne. —¿Qué quieres saber? ¿Hasta donde llegó su mano? —preguntó de nuevo colocando la mano de Farah en su cintura sosteniendo su muñeca.
—Veo lo que haces —dijo Farah.
—¿Oh lo ves? —preguntó Daphne mientras movía la mano de Farah hasta la parte más baja de su cintura manteniéndola ahí. —¿Crees que llegó hasta ahí? No puedo recordarlo...
—Estás en un gran problema querida. Solo yo puedo tocarte en esos lugares —advirtió Farah colocando su mano libre en el cuello de Daphne acariciándolo con delicadeza.
—Mhm... —musitó Daphne derritiéndose ante el tacto de Farah.
—Solo yo puedo saberte este tipo de sonidos —dijo esta vez mordiendo el cuello de la reina haciendo que Daphne tuviera que taparse la boca para no gemir. —Y solo yo puedo quitarte estos elegantes vestidos.

Daphne echó su cabeza hacia detrás dejando a Farah vía libre hacia su cuello y su escote.
—Si ese idiota te atreve a tocarte jamás volverá a ver la luz del sol.

Daphne gimió ante el tacto y las palabras de Farah cuando esta la giró dejándola pegada a la pared.
—Me gusta mucho esta versión tuya —suspiró Daphne contra los labios de Farah.
—Piensa en lo que has hecho.

Farah se alejó de Daphne dejándola completamente caliente con una respiración sumamente agitada.
—¿Te vas? —preguntó Daphne confusa.
—Debes volver al baile, es lo que el reino espera.
—Ya me han visto —dijo Daphne tratando de convencer a Farah.
—Es tu deber —se burló la directora marchándose y dejando a la reina con las ganas.

Daphne suspiró y trató de calmar su respiración para volver al salón de baile.

La noche del baile desplegó sus alas brillantes sobre Domino, creando un escenario mágico donde las risas y la música danzaban en armonía. Daphne, elegantemente ataviada, lideraba la recepción junto a Farah, su pareja radiante. Aunque nadie lo supiera aún. El salón de baile estaba adornado con destellos dorados y pétalos de flores flotantes, creando un ambiente mágico.

Saul y Ben, compartían risas con sus compañeros mientras disfrutaban de las delicias culinarias. Ben, con una sonrisa traviesa, señalaba el rincón donde Daphne y Farah se encontraban, instando a Saul a hacer su movimiento.

—Mira a estas dos —dijo Ben señalando con su cabeza a Farah y Daphne charlando cómplices.
—Finalmente Farah y Daphne dieron el paso —sonrió Saul.
—¡Por fin! A decir verdad, pensé que eso nunca iba a suceder. Su amor siempre fue tan evidente para nosotros, y finalmente, se decidieron —se alegró Ben.
—Sí, ha sido un camino largo para ellas. Pero sabíamos que era solo cuestión de tiempo. Me alegra verlas tan felices y decididas a enfrentar lo que venga —agregó Calliope.

Saul, con su característico tono serio, comentó:
—A veces, el amor necesita su propio ritmo. Estoy seguro de que han pasado por muchas cosas antes de dar este paso.

Ben, recordando momentos compartidos, añadió:
—Desde los primeros días en Alfea, sabíamos que había algo más entre ellas.
—El momento en que lo hagan público será un desafío que espero que sepan cómo afrontar por ahora dejémoslas que disfruten de este capítulo —aseguró Calliope.

Saul, con una expresión pensativa, concluyó:
—Esperemos que este nuevo capítulo les traiga la felicidad que se merecen. Como sus amigos, solo podemos apoyarlas en este viaje.

Mientras las luces de Alfea iluminaban la conversación de los amigos, el brillo en sus ojos reflejaba la alegría por el amor que florecía entre Farah y Daphne. La noche continuaba su curso, pero para Saul, Calliope y Ben, ver a sus amigas finalmente abrazar su amor hacía que todo valiera la pena.

Mientras tanto, Griffin, la directora de Torre de nubes, sostenía conversaciones serias con los monarcas de otros reinos. Las alianzas entre brujas y hadas se entrelazaban en palabras sabias y promesas de apoyo en tiempos inciertos.

Bloom, aún asimilando su nueva identidad como princesa de Domino, charlaba animadamente con sus amigas. La música envolvía a las estudiantes de Alfea mientras compartían risas y secretos.

En un rincón, Daphne y Farah compartían momentos cómplices cada vez que tenían la oportunidad. Aunque sin ser demasiado obvias ante las miradas de los invitados.

La noche avanzaba, y las risas y murmullos llenaban el aire. Los reyes invitados compartían experiencias y se sumían en charlas sobre sus reinos. Las luces centelleaban en los vestidos de las hadas, mientras la música orquestaba un ambiente festivo.

Griffin, observando la armonía entre las brujas y las hadas, sonreía con satisfacción. Aunque sabía de los desafíos que se avecinaban, esta noche era un recordatorio de que la unión entre los reinos podía superar cualquier adversidad.

El baile fluía como un río mágico, tejiendo conexiones entre los asistentes. Farah, sintiéndose impulsada por el ambiente festivo, finalmente tomó a Daphne de la mano y la condujo hacia la pista de baile, donde se perdieron entre las melodías envolventes.

Cada rincón del salón de baile contaba su propia historia, desde las risas de los especialistas hasta las charlas estratégicas de los monarcas. Era una noche donde las alianzas se fortalecían, las amistades florecían y el amor se entrelazaba con la magia. Y mientras la luna iluminaba el cielo, Domino celebraba una noche que permanecería en el corazón de todos mucho después de que las estrellas se desvanecieran en la mañana.

Luna, con su elegancia característica, se acercó a Farah y Daphne quienes reían y articuló:
—He notado que ustedes dos han estado pasando bastante tiempo juntas últimamente. ¿Algún proyecto secreto?

Farah, sonriendo y tratando de mantener la naturalidad, respondió:
—Oh, no, Luna. Solo hemos estado colaborando en algunas investigaciones mágicas. Cosas de hadas, ya sabes.

Daphne, añadiendo un toque de humor, intervino:
—Sí, y Farah es una gran compañera en esas cosas. Siempre tiene ideas brillantes. Ha sido una gran colaboradora de Domino en el encuentro de Bloom.

Luna, con una risa ligera, asintió:
—Bueno, siempre es bueno tener aliados para las investigaciones. Aunque debo decir que hay algo en la manera en que se miran que me hace preguntarme si hay más que simples proyectos mágicos.

Farah, ligeramente sorprendida, intentó disimular:
—¿Nos miramos de alguna manera especial?

Daphne, manteniendo la compostura, agregó:
—Somos buenas amigas, nada más. Además, Alfea es un lugar donde las amistades florecen de maneras inesperadas. Más cuando me han ayudado a encontrar a mi hermana perdida.

Luna, con una mirada comprensiva, dijo:
—Claro, entiendo. Tal vez solo estoy imaginando cosas. Aunque sería interesante ver qué proyectos mágicos tan especiales tienen entre manos. A parte de encontrar a la princesa. Cosa por la que a propósito, me alegro.

Farah, cambiando de tema sutilmente, preguntó:
—Y tú, Luna, ¿cómo va todo en la corte de Solaria?

Luna compartió algunos detalles sobre su reino, y la conversación continuó en un tono más ligero.

DAPHNE (Farah Dowling)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora