16

101 6 0
                                    

El pasillo de Alfea se extendía frente a Daphne mientras se dirigía con paso decidido hacia el despacho de Farah. Aunque la luz iluminaba el camino, una sombra de preocupación se cernía sobre ella. Mientras avanzaba por los pasillos familiares, la imagen de la portada del periódico seguía rondando su mente.

Al llegar al despacho de Farah, Daphne se detuvo un momento antes de golpear suavemente la puerta. La voz de Farah la invitó a entrar, y al hacerlo, Daphne encontró a su amada sumergida en la lectura de algunos informes.

Farah levantó la vista y, al ver a Daphne, dejó los documentos a un lado, observándola con una expresión curiosa.
—¿Qué sucede, Daphne? Te noto preocupada. —La frialdad con la que Farah pronunció esas palabras no dejaron indiferente a la reina. Daphne cerró la puerta detrás de sí antes de abordar el tema.
—Tienes derecho a saber lo que está sucediendo. Las fotos y los titulares que mencionan a Erendor y a mí en el banquete de Melodía. La prensa está interpretando mal la situación.

Farah frunció el ceño, buscando explicaciones.
—¿Interpretando mal? ¿Qué estás insinuando?

Daphne suspiró, sintiendo la necesidad de elegir cuidadosamente sus palabras.
—Erendor es el rey de Eraklyon, y como representante de Domino, estaba obligada a acompañarlo en ciertos eventos. Las fotos son malinterpretaciones de la diplomacia y los deberes oficiales.

Farah cruzó los brazos, mirando fijamente a Daphne. —Las fotos son bastante explícitas, Daphne. No es solo diplomacia, y sé que esto va más allá de deberes oficiales. ¿Qué está pasando realmente?

Daphne se acercó a Farah, tomando sus manos.
—Lo que realmente importa es nuestra relación. Eso es lo que quiero proteger. Las apariencias pueden ser engañosas, pero mi compromiso contigo es real y sólido.

Farah bajó la mirada por un momento, procesando la información.
—Necesito más que eso, Daphne. ¿Por qué estás en esas fotos de una manera que da pie a malentendidos?

Daphne miró fijamente a los ojos de Farah con determinación.
—Ni si quiera sé en qué momento las sacaron. Solo fuí cordial con él y sí, quizá parezca que estoy dejando que me coquetee pero... Lo hice para mantener la paz entre los reinos, para asegurarme de que las relaciones diplomáticas se mantuvieran fuertes. Pero entiendo que las cosas se han malinterpretado.

Farah suspiró, relajando su postura.
—Daphne, solo necesito que me lo digas directamente. No me gustan los secretos.
—Farah, no hay nada entre Erendor y yo. La única persona en mi corazón eres tú. Las circunstancias me obligaron a desplegar una estrategia diplomática, pero mi amor por ti es inquebrantable. No ha pasado nada entre nosotros. Lo único que hice fue reírme de alguno de sus estupidos chistes o hacerme la tonta cuándo trataba de insinuarse.

La tensión en el despacho se desvaneció lentamente mientras Daphne y Farah compartían una mirada significativa. La verdad, la confianza y el amor entre ellas serían las herramientas que necesitarían para superar los malentendidos y los titulares sensacionalistas.

Farah permaneció con los brazos cruzados, esperando más explicaciones de Daphne. La claridad en las palabras de Daphne había arrojado luz sobre la situación, pero la sombra de la desconfianza aún se cernía sobre ellas.

Daphne dio unos pasos hacia Farah, buscando sus ojos y encontrándolos llenos de incertidumbre.
—Farah, comprendo que esto es complicado y que las apariencias puedan sugerir algo más. Pero te aseguro, de todo corazón, que mi lealtad está contigo.

Farah asintió con gesto pensativo.
—No puedo negar que tus explicaciones tienen sentido desde un punto de vista político, pero no puedo dejar de preguntarme si hay algo más detrás de estas acciones. ¿Por qué optar por un plan tan arriesgado?

DAPHNE (Farah Dowling)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora