28

52 2 0
                                    

La mañana siguiente, Daphne se encaminó hacia el despacho de Farah con determinación en cada paso. La noticia de la usurpación de Rosalind como directora de Alfea resonaba en sus oídos, y era hora de enfrentarse a la mujer que había tomado control de la escuela.

Al llegar al despacho, Daphne notó un cambio en la cerradura y las protecciones mágicas que impedían la entrada a cualquiera que no fuera ella o Farah. Era de esperar y supuso que Rosalind no quería que cualquiera pudiera entrar.

—Rosalind, tenemos asuntos pendientes que discutir.

Rosalind, sentada en el escritorio que una vez perteneció a Farah, miró a Daphne con frialdad, aunque una chispa de sorpresa cruzó sus ojos al ver a la reina de Domino.

—¿Daphne? ¿Qué estás haciendo aquí?
—Vine a a por respuestas. Quiero una explicación. Bien sabes que esta escuela no te pertenece, y no permitiré que te aproveches de la confusión.

Rosalind se levantó con una risa desafiante.

—Oh, pero las cosas han cambiado, Daphne. Ahora soy la directora, y Alfea me obedece.

Daphne avanzó con seguridad, desafiante.

—No por mucho tiempo. Sé que no eres quien pareces ser. ¿Qué es lo que realmente buscas aquí?

Rosalind sonrió con malicia.

—¿Acaso crees que tienes alguna influencia aquí después de tu ausencia? Alfea está bajo mi control, y no hay nada que puedas hacer para cambiarlo.
—No subestimes mi determinación ni mi poder. Sabes haré lo que sea necesario para encontrar la verdad.

El despacho de Farah se sumía en un silencio cargado de tensión mientras Daphne miraba fijamente a Rosalind, la directora recién instaurada en Alfea. La certeza de que Rosalind estaba implicada en la desaparición de Farah ardía en los ojos de Daphne.

Daphne, con voz firme, volvió a hablar:
—Rosalind, no estoy aquí para juegos. ¿Dónde está Farah?

Rosalind levantó una ceja, esbozando una sonrisa ligeramente burlona.

—Oh, Daphne, querida, ¿no sabes? Parece que Farah ha decidido tomarse unas vacaciones sorpresa. Dejó una nota diciendo que necesitaba tiempo para sí misma.

Daphne apretó los dientes, conteniendo la furia que crecía dentro de ella.

—No te creo, Rosalind. Farah no haría algo así sin decirme nada. ¿Qué has hecho con ella?

Rosalind se paseó por el despacho, mostrando desinterés mientras examinaba algunos documentos.

—¿Por qué tanto interés en ella, Daphne? ¿Es más que una simple amistad?

Daphne, consciente de la necesidad de ocultar la verdadera naturaleza de su relación con Farah, optó por un tono neutral.

—Somos amigas cercanas, y me preocupa su bienestar. No dejaré que te salgas con la tuya, Rosalind.

Rosalind se giró, clavando sus ojos en Daphne.

—Amigas cercanas, ¿eh? Si tan preocupada estás, ¿por qué no la buscas tú misma?

Daphne tuvo que controlar la impaciencia. No podía revelar el verdadero vínculo que compartía con Farah, y cada palabra de Rosalind parecía diseñada para exponerlo.

—Estoy aquí para asegurarme de que Alfea vuelva a la normalidad y de que las personas que realmente se preocupan por esta escuela estén a cargo.

—Bueno, parece que las cosas han cambiado, Daphne. Tu presencia ya no es necesaria en Alfea.

Daphne frunció el ceño, manteniendo la calma.

—No necesito un título para proteger lo que me importa.

Rosalind, con expresión desafiante, se acercó a Daphne.

—¿De verdad crees que puedes ganar esta batalla? Alfea me pertenece ahora, y no hay nada que puedas hacer para cambiarlo. Solaria pertenece a Luna. Si te enfrentas a mí te enfrentarás a ella.
—¿Crees que tengo miedo de Luna?
—Deberías respetar a tu reina en sus dominios.
—Domino es el mayor y más poderoso de los siete reinos. Quizá seáis Luna y tú las que debáis tener cuidado. No dudaré en soltar a mis dragones si la situación se viera necesaria. Ten claro Rosalind que si le has hecho algún tipo de daño. Iré a prisión de por vida.

Daphne sentenció con su amenaza y se marchó volando completamente airada.

La reina de Donino irrumpió en el despacho de Griffin en torre de nubes entrando volando a través de una de las ventanas abiertas con una mezcla de furia y angustia reflejada en sus ojos. Griffin, sentada detrás de su escritorio, levantó la vista al notar la entrada apresurada de la reina de Domino.

—Daphne, querida, al fin has vuelto.
—Sí, he encontrado a mis padres, están en Domino y he rescatado a Saul de Polaris pero, Griffin, por favor, dime que sabes algo. ¿Qué ha pasado con Farah? ¿Dónde está?
—No sé exactamente qué ha sucedido con Farah, pero he notado alteraciones en la magia de Alfea. Algo inusual está ocurriendo. Ocurre desde que Rosalind tomó el mando.
—Sé que Farah no ha huido.
—No, claro que no, los momentos que compartimos juntas revisando aquella habitación escondida en Alfea no paró de preocuparse por cómo estarías. Farah no te abandonaría de ese modo.
—Sé que está viva. Enlacé parte de mi Magia con la suya para protegerla antes de marcharme. Mis tropas la han buscado por todo Domino y más allá de la barrera de Alfea. Tengo batallones en lo siete reinos y no hay rastro de ella. Necesito respuestas, Griffin. Farah ha desaparecido, y todo parece estar conectado.
—Entiendo, Daphne. Pero este misterio es más complicado de lo que parece. He estado investigando los símbolos de la sala oculta bajo Alfea. Hay un antiguo conocimiento aquí, Daphne, algo que va más allá de nuestra comprensión. La magia que se está desplegando es antigua, poderosa y peligrosa.

Daphne, frustrada, se puso de pie y comenzó a dar vueltas por la habitación.

—Primero necesito encontrar a Farah. No puedo permitirme perderla. Después me ocuparé del resto.

Griffin se levantó y se acercó a Daphne, colocando una mano reconfortante en su hombro.

—Haremos todo lo posible para descubrir la verdad y encontrar a Farah. Pero necesitaré tu paciencia y confianza. Sé que actuarás por libre a si que solo déjame a mí lo de los símbolos y la Magia antigua. Te informaré de cada avance.
—Gracias Griffin.
—No hay de qué. Te contaré cualquier cosa que descubra. Pediré a mis brujas que observen la Magia que las rodea y traten de encontrar conexiones a la Magia de Farah. Quizá pueda decirnos dónde estuvo por última vez.
—No sé qué haría sin ti.
—Somos un equipo. Nos has ayudado mucho a las brujas. Nos toca devolverte el favor.

DAPHNE (Farah Dowling)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora