Daphne recorrió cada rincón de Alfea, exhausta pero sin rendirse en su búsqueda frenética de Farah. Los días se sucedieron, pero la desesperación la mantuvo en un estado constante de ansiedad. Pasó más de una década y media buscando a su familia, y entonces, con la posibilidad de perder a Farah, la angustia la envolvió.
Las noches se volvieron interminables para Daphne. Caminaba por los pasillos de Alfea con pasos agitados, repasando cada detalle de los lugares que compartieron. El eco de su nombre resonaba en los rincones vacíos, una llamada desesperada en busca de la presencia reconfortante de Farah.
Trasladó su laboratorio a su nueva habitación en torre de nubes por pay por mayor seguridad y en el laboratorio, revisaba pergaminos y libros en busca de cualquier pista que pudiera guiarla hacia la ubicación de Farah. Cada conjuro y hechizo que conocía se convirtió en una herramienta desesperada para hallar a la mujer que había iluminado su vida.
La tensión en su rostro era palpable, y sus ojos mostraban la fatiga de la incansable búsqueda. Daphne se dirigía a lugares secretos, seguía trazos de magia, y consultaba a los seres mágicos del otro mundo, pero la respuesta continuaba eludiéndola.
En una tarde soleada, Daphne se detuvo en el jardín de Torre de Nubes. La brisa acariciaba su rostro, pero no traía consigo el consuelo que tanto anhelaba.
—Farah, ¿dónde estás? —murmuró Daphne al viento. Como si este pudiera darle la respuesta.
El peso de la incertidumbre la atormentaba, y su mente se llenaba de imágenes de lo que podría haberle ocurrido a Farah. Se aferraba a la esperanza, pero cada día sin noticias la empujaba más cerca del abismo de la desesperación.
Al caer la noche, Daphne se encontraba en la torre de nubes, mirando hacia el horizonte estrellado. Las lágrimas se acumulaban en sus ojos, amenazando con caer. La carga de haber encontrado y perdido a sus seres queridos se volvía insoportable.
—No puedo perderla, no después de todo —se dijo a sí misma.
La soledad de la torre contrastaba con la vastedad del cielo estrellado. Daphne deseaba que las estrellas le ofrecieran alguna guía, pero su luz parecía distante e indiferente.
Los días pasaban, y Daphne persistía en su búsqueda, una llama encendida por el amor y la determinación. Pero en la oscuridad de su corazón, la ansiedad crecía. El tiempo, que alguna vez fue su aliado en la búsqueda de su familia, ahora se volvía su enemigo mientras Farah seguía siendo esquiva.
Daphne, en su afán de encontrar a Farah, no se daba cuenta de que, en el proceso, también estaba dejando que la oscuridad se apoderara de ella, una oscuridad alimentada por el temor de perder a quien consideraba el amor de su vida.
Decidida a encontrar a Farah, se sumergió en la antigua biblioteca de Torre de nubes en busca de conocimientos olvidados. Entre polvorientos pergaminos de brujas ancestrales, encontró referencias a rituales perdidos que prometían desvelar magias ocultas durante siglos. Griffin, la sabia directora de Torre de Nubes, ofreció su ayuda, compartiendo su vasta experiencia en la magia y la investigación arcanas.
Guiadas por los antiguos escritos, Daphne y Griffin se embarcaron en un viaje intelectual que les llevó a descubrir la existencia de hechizos olvidados capaces de atraer poderes ancestrales y desvelar magias ocultas. La clave residía en un antiguo círculo de piedra en Craigh na Dun, Escocia, un lugar mágico que conectaba la Magia con el primer mundo.
Daphne, consciente de la delicadeza de la tarea, se propuso realizar el hechizo tras el anochecer para evitar ser vista por ojos humanos curiosos. La noche caía sobre Craigh na Dun cuando Daphne, envuelta en una capa mágica que la ocultaba de miradas indiscretas, se posicionó en el centro del círculo de piedra.
Las estrellas brillaban intensamente en el cielo, y Daphne comenzó el antiguo ritual. Griffin, habría querido estar a un lado, pero Daphne no lo permitió. Conocía la peligrosidad del ritual y sabía que debía hacerlo sola. La energía del primer mundo respondió a las palabras ancestrales pronunciadas por Daphne, y el círculo de piedra se llenó de una luz etérea.
El aire alrededor de Daphne vibraba con la presencia de antiguos poderes, y la tierra bajo sus pies parecía resonar con la fuerza de la magia que emanaba del primer mundo. Los elementos respondían a la llamada de Daphne, quien concentraba su voluntad en atraer hacia sí todo el conocimiento y poder que la tierra y el primer mundo tenían para ofrecer.
El proceso no fue fácil; cada palabra, cada gesto, requería una precisión milimétrica. Daphne sentía cómo la energía ancestral fluía a través de ella, expandiendo sus límites y desvelando magias ocultas. La noche se llenó de un resplandor mágico mientras Daphne se conectaba con el primer mundo de una manera única y poderosa.
Griffin, con su experiencia, había practicado a con Daphne guiándola en este viaje mágico, asegurándose de que cada hechizo y conjuro se realizara con la máxima precisión. A medida que el ritual avanzaba, Daphne se sentía más fuerte, más conectada con la esencia mágica del universo.
Finalmente, con el círculo de piedra resplandeciendo intensamente, Daphne concluyó el ritual. La magia que había atraído se consolidó en su ser, revelando conocimientos olvidados y otorgándole una fuerza que solo aquellos que habían explorado las profundidades de la magia podían comprender.
Daphne, envuelta en el resplandor de su propio poder recién descubierto. Sabía que este era solo el primer paso en su búsqueda para encontrar a Farah y desentrañar los misterios que amenazaban el otro mundo. El camino hacia el dominio de su magia recién descubierta se extendía ante ella, y estaba dispuesta a recorrerlo con determinación y valentía.
Daphne regresó a Torre de Nubes, el resplandor mágico que la rodeaba aún palpable en el aire. Griffin la esperaba con una expresión expectante, sus ojos llenos de sabiduría y curiosidad. La sala estaba iluminada por velas tintineantes que bailaban con el aire cargado de energía. Energía que resonó con Daphne en su llegada.
—Griffin, lo conseguí —anunció Daphne. —He atraído la esencia mágica del primer mundo. Siento que hay conocimientos antiguos fluyendo a través de mí. Puedo rastrear la Magia de Farah a la perfección. Farah está viva y hoy mismo iré a buscarla.
Griffin, con su calma característica, asintió para animar a Daphne a compartir los detalles de su experiencia. Daphne se sumergió en una narración detallada, describiendo cada palabra pronunciada, cada gesto coreografiado en el círculo de piedra de Craigh na Dun. Explicó cómo la energía fluyó hacia ella, cómo los antiguos poderes respondieron a su llamado y cómo se sintió conectada con la esencia misma de la magia ancestral.
—Fue como si el primer mundo me hablara, Griffin. Pude sentir su fuerza, su antigua sabiduría. No solo he atraído poder, sino también conocimientos que estaban ocultos, olvidados —compartió Daphne, sus palabras vibrando con entusiasmo.
Griffin, con atención cautiva, escuchó cada detalle, absorbiendo la magnitud de la experiencia de Daphne. La sala se llenó de la magia que aún resonaba en torno a la joven reina de Domino. Daphne se sentía más viva, más conectada con los misterios que envolvían el otro mundo.
—Este es solo el principio, Daphne. Has abierto una puerta a la magia antigua. Ahora, la clave es aprender a dominar y canalizar este poder de manera sabia y equilibrada. De no ser así la oscuridad podría consumirte —aconsejó Griffin con sabiduría.
Daphne, aunque consciente de la responsabilidad que llevaba consigo, asintió con determinación. Sabía que debía comprender la naturaleza de su nuevo poder, moldearlo para cumplir con sus objetivos. La búsqueda de Farah y la defensa de su reino requerían el dominio de estos dones recién desvelados.
La conversación entre Daphne y Griffin se extendió, explorando las posibilidades y desafíos que aguardaban. Juntas, tejieron planes y estrategias para aprovechar este nuevo conocimiento en busca de la verdad.
—La magia antigua fluye en ti, Daphne. Ahora, con paciencia y determinación, escribirás tu propio destino en las páginas de esta antigua sabiduría —afirmó Griffin, reconociendo el papel crucial que Daphne desempeñaría en los eventos que se avecinaban.
La sala en Torre de Nubes quedó impregnada de la resonancia de la magia, y Daphne se sumió en la tarea de comprender y aplicar las enseñanzas adquiridas. El camino que tenía por delante se vislumbraba repleto de desafíos, pero la reina de Domino estaba decidida a enfrentarlos con coraje y sabiduría, sabiendo que cada paso la acercaba más a la verdad y a Farah.
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DAPHNE (Farah Dowling)
RomanceTras la desaparición del rey Oritel, la reina Marion y la princesa menor, Bloom. El reino de Domino quedó en manos de la hija mayor de los reyes, Daphne.