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El bullicio habitual de Alfea se mezclaba con la tensión palpable que flotaba en el aire. Farah, con una expresión ansiosa, esperaba en el vestíbulo a que Daphne bajara de sus aposentos. Había recibido noticias de la llegada de Bloom, la estudiante del primer mundo que creía ser la hermana perdida de Daphne.

Daphne descendió las escaleras con gracia, pero la tensión en su rostro no pasó desapercibida para Farah. Sin rodeos, Farah se acercó a ella, sosteniendo una carta en la mano.

—Daphne, Bloom ha llegado a Alfea. Deberías conocerla de inmediato y averiguar si realmente es tu hermana. Esta es tu oportunidad.

Daphne se detuvo, sus ojos revelando una mezcla de nerviosismo y aprehensión.

—Farah, no puedo hacer esto ahora. Necesito tiempo para asimilarlo todo. No estoy lista para enfrentar estas emociones.

Farah suspiró, la urgencia en sus palabras revelaba la presión que sentía.

—Daphne, entiendo tus miedos, pero Bloom está aquí y querrá saber sobre su pasado. Cuanto más tiempo se mantenga oculto peor será. Llevas años tras esto, no puedes permitir que la oportunidad escape.

Las palabras de Farah desencadenaron una fuerte discusión entre ellas. Daphne, sintiéndose abrumada, se retiró emocionalmente, mientras que Farah, preocupada por el tiempo y las circunstancias, buscaba convencer a Daphne de que enfrentara su pasado.

—Farah, no puedes forzarme a hacer esto. Mi vida ya está llena de responsabilidades y secretos. No puedo lidiar con más incertidumbre ahora.

Farah, sintiendo la frustración crecer en su interior, intentó transmitir la importancia de la situación.

—Daphne, esta es tu oportunidad de encontrar a tu familia, de cerrar heridas abiertas durante años. ¿Vas a dejar que el miedo gobierne tu decisión?

La retórica de Farah no hizo más que intensificar la tensión entre ellas. Daphne, sintiéndose incomprendida, dio un paso atrás.

—No puedes comprender lo que siento, Farah. Mi vida ya está llena de deberes y expectativas. No necesito más complicaciones.

Ante la impasividad de Daphne, Farah, frustrada y preocupada, decidió darle espacio para reflexionar. Daphne, sin decir una palabra más, giró sobre sus talones y se encaminó hacia la salida de Alfea.

La bruma de la mañana envolvía Alfea mientras Daphne caminaba por el sendero hacia la libertad momentánea que proporcionaba el cielo abierto. Sus pensamientos eran una tormenta interna de emociones, luchando contra el miedo, la incertidumbre y la presión de las expectativas.

Decidió dirigirse a Torre de Nubes, el colegio de brujas donde la directora Griffin, una antigua amiga, podría ofrecerle un refugio temporal. Las alas de Daphne se desplegaron majestuosamente, y en un par de batidas, se elevó en el cielo, dejando atrás Alfea y su conflicto.

El viento susurraba secretos a medida que Daphne se aproximaba a Torre de Nubes. La silueta imponente del edificio se recortaba contra el cielo crepuscular. Aterrizó con gracia en el patio y fue recibida por el tranquilo murmullo del viento entre las hojas.

La directora Griffin, una bruja sabia y experimentada, la recibió con una sonrisa serena.

—Daphne, hacía tiempo que no teníamos el placer de tu visita. ¿A qué debo este honor?

Daphne, con la mirada perdida en el horizonte, suspiró antes de responder.

—Necesito un lugar donde pueda encontrar claridad, Griffin. Mi vida se ha vuelto un torbellino, y la llegada de Bloom solo ha revuelto aún más las cosas.

DAPHNE (Farah Dowling)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora