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_Леонид..._. Un muchacho joven dijo por lo bajo el nombre de U.R.S.S.

El mayor miraba con ojos de lamento aquel enorme edificio hecho escombros. Lo único que se mantenía eran algunos muros que solían ser paredes. El polvo salía de todas partes. El paisaje se extendió hasta lo más lejos de aquella ciudad. Cuerpos. La mayoría no estaban con vida pero otros se podían oír sus intentos de salvar su vida. Gritos. Mujeres y niños llorando, algunos solo se limitan a ver los edificios devastados por los bombardeos.

Y allí estaba, él, con su arma y traje de militar, recorriendo con su vista cansada y desesperada las calles de Berlín en busca de su amado, Augusto.

_Леонид... _. Aquella voz volvió a su cabeza.

Sentía el escombro del edificio ser clavado en sus pies. Dió otro paso, con miedo de ver algo conocido entre los ladrillos enormes. Libros, vidrios y juguetes destrozados. El humo limitaba su vista, pero aún seguía.

_Леонид... _. Volvió a sonar aquel nombre. Nombre cuál era pronunciado por la cálida melodía de su amado.

Cerró sus ojos con fuerza y comenzó a rezar. Daba otro paso y agarraba su rifle con fuerza. Repetía su rezo con más ganas de llorar.

Los abrió y girando su cabeza a la derecha vio a una mujer agarrar con dolor, desespero y tristeza el cuerpo de su muchacho. ¡Август!. Gritaba la mujer sin consuelo.

Oh, Augusto...que te han hecho.

Su cuerpo pesaba, sentía que se caía, sus ojos se llenaron de lágrimas y rompió en llanto viendo cómo estaba su cuerpo. Se intentaba acercar pero los contrarios se alejaban. Apuró sus pasos y corrió. Se alejaban de él otra vez. El ciclo se repetía. Él corrió hacia él, intentando abrazarlo.

Y su mundo se tornó negro.

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Abrió sus ojos, estaba sudando y llorando. ¿Cuántas veces soñaba lo mismo? El muchacho que llegó amar ya no estaba.

Nublando sus ideas, U.R.S.S, volteo a un costado provocando el sonido de la cama rechinar.

Cerró de vuelta sus ojos, con la esperanza de volver a dormir.

Con la esperanza de soñar un final más feliz para ambos.

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Argentina estaba sobre su cama. Llevaba leído más de 4 libros sobre historia y geografía. Se notaba por el desorden en su cuarto. Libros por cualquier lugar y hojas escritas con toda la información que necesitaba.

Estaba castigado, no cenaría hasta que U.R.S.S llegase y Alejandro le contara todo, eso fue lo que dijo antes de dejarlo encerrado en su cuarto.

"Ucrania"

República Socialista Soviética de Ucrania. Así se llamaba.

Sin duda fue de mucho trabajo conseguir apenas su nombre y fue gracias a un libro en la oficina del soviético, escondido entre otros, sin un título o portada, difícil de encontrar.

Pertenece a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Ucrania, una de esas Repúblicas Socialistas.

Eran parientes, seguramente hablaban el mismo idioma. Se levantó de su cama y busco entre los libros del mayor alguno que lo ayudara con el paradero del país.

El rojo intenso de un libro llamó su atención, la bandera de U.R.S.S flameaba junto a los soldados. Busco y busco hasta una foto en blanco y negro de una familia. Lo que parecía el padre estaba sentado sobre una silla. Sus aparentes hijos estaban parados. Uno en específico mirando la cámara, con su ushaka, una mirada fría, igual a la del sovietico. Sin duda eran familia. Otro al lado del niño, un poco menor al primero. Y seguía. Mujeres de distintas edades y niños pequeños, pero absolutamente todos en aquellas fotos eran países o algún estado de algún país. Colores inusuales, blanco, rojo, verde, azul y todos con su respectiva hoz y martillo. U.R.S.S tenía familia, había más iguales a él. Con sus ojos buscó desesperadamente más información.

Tock tock

Cerró su libro bruscamente.

Alejandro abrió la puerta y se quedó en su lugar. Desde el suelo, Argentina lo vio. Su mirada expresaba seriedad.

_ha vuelto _.

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𝚄𝙽 𝚅𝙸𝙴𝙹𝙾 𝙼𝚄𝙽𝙳𝙾 𝙿𝙰𝚁𝙰 𝚄𝙽 𝙿𝙰𝙸́𝚂 𝙽𝚄𝙴𝚅𝙾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora