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Buenas, se comenzará esta segunda temporada de Old world for new country.

Aún falta organización de las ideas, trama, final, etc, pero puedo dejarles los capítulos que pude terminar.

Comenten, voten y sobre todo, disfruten. Saludos!

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BIENVENIDOS A LA SEGUNDA TEMPORADA

30/10/1989 Moscú, Rusia.

  Un ambiente ajeno se creaba cada mañana sobre su habitación solitaria. Esos días la luz de afuera traspasaba de un tono azul, a uno muy oscuro, como el del cielo en días lluviosos, como un océano, como el de su bandera... El comienzo del día ya no se hizo tan doloroso, se adaptaba cada vez más.

Despacio se acomodaba sobre aquella cama, levantó su mano siendo seguida por aquella luz tan melancólica que entraba por la ventana. Los pájaros sonaban de afuera y un fuerte dolor que hacía rato no aparecía volvió como una daga, un fuerte sentimiento de nostalgia lo invadió. Odiaba. Odiaba realmente esos momentos. El pecho estaba presionado y las lágrimas salían.

¿Tanta melancolía siento?... Pensó.

No entendía porque se estaba así, tenía una nueva familia, una que lo amaba y dejaba la libertad que uno merece siempre. Había algo... un vacío... dolía cada mañana pero aun así secó sus ojos y se levantó de la cama, yendo hacia la ventana y sentir el fresco aire de primavera. Hoy no debía de ser un mal dia.

Doblando aquella pared, siguió con su mano de forma delicada el recorrido de las paredes hasta donde estaban ambas desayunando. Se sumó a ellas, con un plato caliente que Nikita le alcanzó.

–Provecho –. Dijo, depositando un beso en su mejilla.

Sus ojos se agrandaron y sus cachetes se sonrojaron... eso le había subido el ánimo.

–Augusto, estás rojo... –. Dijo Ksenia por lo bajo. Recibiendo una mirada de Augusto avergonzada, realmente parecía nunca haber tenido afecto femenino.

En la radio se escuchaban las mismas noticias de hace meses. Los disturbios en el país provocaban disgustos a cualquier sovietico de la época. La comida escaseaba y el riego del país aumentaba, Argentina bajó la mirada y vio su plato de comida lleno. "Que afortunado soy" pensó.

Su madre los despidió y pasando aquella puerta íban a la escuela.

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–¿Qué será de papá?, hace tanto no recibimos una carta de él... –.

Sobre una banca Nikita hace equilibrio con su cuerpo y camina. A nuestro lado los vastos campos y árboles desaparecen de a poco, íbamos llegando a la parada de colectivo.

Aquella pregunta nos hizo voltear hacia ella. La luz del sol impactó en mis ojos al intentar verla en lo alto de la banca, sus cabellos danzaban con la brisa del lugar.

Poco a poco la catedral de San Basilio se hacía presente en sus ojos. El ambiente era acogedor y tranquilo a pesar de la pregunta...

–Debe estar bien... seguro las extraña –. Dijo Argentina.

–Él te conocía, te quería mucho –. Dijo Ksenia. El bicolor giró hacia ella, contrastando con lo que quedaba de naturaleza detrás de ella.

–Si... –. Los pensamientos de su amigo sovietico inundaron su cabeza. Puso sus brazos en su cabeza y habló sin pudor. –Él se sorprendería al ver cuánto crecí, seguramente soy su favorito –.

Las quejas de Nikita no se hicieron esperar y las risas de Argentina y Ksenia tampoco. Era una mañana hermosa... él las quería a ambas.

–Está bien, está bien, retiro lo dicho... él seguro volvera... –. Dicho esto una sonrisa se contagió en los tres terminando por correr para alcanzar el colectivo.

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