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Salíamos de otra de aquella reuniones, siempre demostré mi poco interés en socializar pero él se acercaba a mi con autoridad.
Su aura tan elegante, sus pelos prolijamente hacia atrás y su traje perfecto. Reino Unido tocaba mi hombro con delicadeza y en mi costado dejó ver su presencia.
–No me digas, sovietico –. Dijo mientras pasaba su mano de mis hombros a mis dedos, precisamente mis nudillos. Sin que me dejara reaccionar. –¿De nuevo tus hijos pagaron las consecuencias de tu ira? –.
–¿Qué? –.
Sus dedos recorrían mis raspaduras, mi rojez sobre ellas...
La causa de mi poca concentración en la reunión eran por las imágenes de mis hijos en su casa, del recuerdo de sus gritos y llantos, de la basura que era.¿Lo había notado? ¿Se percató de mi vulnerabilidad?
Volví a recuperar la compostura y lo mire a los ojos. "De tal palo, tal astilla", Pensé. No se alejaba de su hijo, de su falsedad y egocentricidad.
–Dime que quieres –.
–Necesito tu ayuda... –.
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–Un día como hoy, hace 5 años, se desataria otro infierno en la tierra... –. Dijo por lo bajo.
Recorriamos las calles de Londres, país que me acorraló en aquella reunión. Sobre el pavimento mojado de la anterior lluvia dos naciones caminaban sin rumbo buscando un entendimiento mutuo.
Pasaron las horas y el hablo... relato lo mucho que la amaba, su mujer.
Extrañaba a Francia y es que... luego de la guerra todo cambió para cualquiera, perdió a la persona que más amo y a pesar de no atraerme las mujeres, senti lo mismo. Mi mente recreaba a Reich, como si las diferencias entre nosotros, países que éramos polos opuestos sin remordimientos de nuestras acciones, nos convertimos en humanos por un instante y comenzaron a empatizar, a sentir lo que uno sentía por los que amaba.Pero... en aquellas confesiones mutuas, de pura filosofía y amor incondicional había una gran diferencia.
Su amor era aceptado, el mio nunca lo sería.
Y fue entonces cuando me propuso aquella idea.
–U.R.S.S, se que no eres un monstruo, yo se que sientes igual que cualquiera, amas igual que cualquiera... es por eso que te digo que dejes de intentar hacerte entender con aquel sucio fascista y realmente acabes con esta guerra... y tenga de vuelta a mi amor –.
Mi mente se quebró en un instante.
–No soy su aliado –.
–Los estadounidenses espías en Berlín no decían lo mismo –.
Si que realmente odiaba a aquel sucio norteamericano.
–Hace poco te reuniste con él, ¿verdad? –. Su caminar frenó y el mío también. Él me miró a los ojos e intento descifrar lo que diríamos. En Londres comenzó a sonar la lluvia y sentirse vacía. Sobre aquella calle repleta de soledad y recuerdos ambos nos paramos.
Sentí miedo. No por mí, sino por mi Ale.
No quería que lo dijera.
–Obligue a Estados Unidos a guardar el secreto. Nadie dirá una sola palabra de lo visto... pero para eso, necesito acabar con todo esto–.
¿Qué? No. Si comenzaba a faltar poco para que pudiera convencer a mi Ale que se rindiera y así todo acabara, no debemos matarlo, ¡no podíamos!
–Seguramente tú también andas amando a alguien en vísperas de esta interminable guerra, si quieres que aquella mujer que adoras como yo amo a Francia sea libre, necesito que nos ayudes a terminar la guerra, U.R.S.S –.
No podía, amo quien provocó este infierno, realmente lo amo, si hacía falta, deseo quemarme en su fuego, en su profunda maldad y desasosiego.
–Francia es el amor de mi vida –.
"Él lo es para mi"
–No se que haría sin Emilie –.
"Tampoco sé qué haría sin Augusto"
–No puedo imaginarlo –.
"Yo tampoco podría sin mi amado"
Cada frase chocaba más que la otra, no podía hacer nada, no tenía escapatoria. Era como si clavaran una daga en mi pecho que cada vez que lo recordaba se hundía más en mi ser.
–Luego se redactará la estrategia militar junto a mi hijo... –. Se acercó a mí, con su tranquilidad y sinceridad que esconde una maldad interminable. –Confio en ti, Ruso –.
En Londres se guardaban en una de sus tantas calles mis penas.
A lo lejos veía como se iba, desapareció de mi vista y me dejaba solo a mi con un dolor de perder lo que más ame.
Gire y tape mi boca mientras seguía sintiendo las gotas que corrían en mis ya húmedas prendas, y lloré en silencio...
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𝚄𝙽 𝚅𝙸𝙴𝙹𝙾 𝙼𝚄𝙽𝙳𝙾 𝙿𝙰𝚁𝙰 𝚄𝙽 𝙿𝙰𝙸́𝚂 𝙽𝚄𝙴𝚅𝙾
Historical Fiction¿Qué harías si estuvieras desde que naciste encerrado con un hombre que te oculta del exterior? Escapar, obvio, es instinto querer vivir de otra manera, ver las cosas de otra manera, sentir las cosas... de otra manera. Argentina vivió con U.R.S.S d...