Ya ha llegado la primavera y con ella, la angustia de no recibir noticias sobre la tripulación que lideraba Fredrik. Sé que fui advertido sobre el posible tiempo que pasaríamos alejados, pero cada vez es más difícil no pensar en mi amado.
Por un lado, quiero verlo, abrazarlo y besarlo, quiero saber si se encuentra bien o si debería preocuparme por su seguridad, mientras que, por otro, mi personalidad más lujuriosa extraña sus manos recorriendo mi cuerpo y no puedo dejar de pensar en que deseo verlo para sucumbir mis deseos más sexuales.
Hoy Eliot y yo pasamos todo el día con la gente del pueblo, fue divertido, ya no hay nieve y por fin podemos caminar sin una gran cantidad de ropa encima, además los niños del pueblo pueden permitirse jugar por nuevos sectores sin tener miedo de accidentarse o morir de frío.
También regresaron las trabajadoras y trabajadores que estaban aquí cuando llegué, por lo mismo, había mucho que hacer, mientras que Eliot, regresaba a su casa con tal de cuidar de mejor forma aquel sitio, incluso como tiene un huerto propio pasa bastante tiempo allí.
Él hizo unas cuantas modificaciones con ayuda de la gente, quería invertir su tiempo en una nueva entretención y lo consiguió.
Gracias a que me encontraba solo en casa durante la noche, decidí dejarme llevar por mis propios deseos y dejé que mis dedos recorrieran mi cuerpo desnudo una vez me di un relajante baño.
Llevo tiempo sin sentir aquel placer sofocante que antes Fredrik me hacía sentir, por ello, comencé a masturbarme pensando que tocando mi parte delantera conseguiría saciar mis deseos, aunque no funcionó, quería rozar aquel electrizante punto que Fredrik no suele tener problema en encontrar.
Mis dedos al principio se adentraban con timidez, pero luego, me dejé llevar sabiendo perfectamente que no existía la posibilidad de ser descubierto por nadie. La gente no vive cerca de este lugar y los trabajadores, se marcharon al mediodía.
Tenía tiempo para disfrutar de este momento todo lo que yo quisiera, por ello, a pesar de correrme, continué llegando al punto de ponerme en cuatro sobre la mesa mientras imaginaba que mi novio me estaba tocando.
Lo extrañaba muchísimo, pero los recuerdos de todas las cosas que me ha hecho conseguía que imaginara sus manos rozándose por mi piel y hasta lograba imaginar que tan duras serían sus embestidas.
–nnngh... ah... –gemía en un tono bajito, como si alguien pudiese oírme– ¡ah...!
Se sentía bien, mis dedos salían empapados y mi agujero estaba completamente dilatado, estaba pensando incluso buscar algo con lo que penetrarme para sentir más placer, sin embargo, cuando sentí unas manos tomando mis caderas, me asusté muchísimo y traté de moverme para girarme.
Por una milésima de segundos pensaba que alguien había entrado con malas intenciones, pero tras oír la voz de Fredrik, me sentí muy avergonzado.
–Que increíble bienvenida...–susurró penetrándome mientras yo ocultaba mi cabeza en la almohada– ah... p-planeaba darte un abrazo, pero...–fue diciendo con dificultad, empujando su erección con fuerza para hacerlo entrar– mmh... esto también me gusta...
–nnngh... amor...–gemí avergonzado, pero al mismo tiempo, muy caliente.
–E-Estoy en casa, mi amor...–dijo en un tono alegre, embistiéndome suevamente.
Mi corazón latía con fuerza, me sentía avergonzado, no sé cuánto tiempo lleva observándome, pero sentir la dureza de su pene dentro de mí, me hacía sentir acalorado y por lo mismo, quería más rudeza.
Fredrik al principio no me obedecía, parecía dudoso en sí debería hacerlo o no, pero se dejó llevar y apegó su pecho a mi espalda queriendo alcanzar mis labios, los cuales atrapó con un apasionado beso de aquello que te roban el aliento.
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El cocinero del capitán
Teen FictionDurante largos meses trabajé arduamente para ser parte de la importante tripulación de un reconocido político de mi país, donde me alisté para ser asistente de cocina. Mi objetivo era viajar por el océano hasta la gran capilla donde un grupo de sace...