Capítulo 47

676 93 3
                                    

Quería creer que a última hora cambiaría de opinión y que se quedaría conmigo en el pueblo, pero según transcurrían las horas su decisión era cada vez más inquebrantable.

Desde temprano todos sus tripulantes se reunieron para equipar el barco, mientras él se encontraba coordinando con el resto de capitanes las diversas estrategias que harían para sorprender a sus enemigos.

Según transcurrían las horas, la idea de alejarnos se volvía más doloroso, yo estaba evitándolo desde que recibí la noticia de que partiría, sin embargo, lo de ayer fue un acto desesperado que buscaba convencerlo de que se quedara conmigo, de hecho, cuando desperté, mantenía ese pensamiento, sólo que me alejaba creyendo que él me buscaría y...

Es difícil...

No quiero que se vaya, sé que lo extrañaré muchísimo y lo peor es que aún no se va y ya comienzo a extrañarlo, quiero incluso llorar por su partida, aunque no pudimos vernos durante varias horas.

Se supone que ellos partirán al atardecer, la gente de todo el pueblo se ha mantenido en movimiento, ayudándolos a preparar sus armamentos, dándoles incluso nuevas armaduras que protegerán de mejor forma sus cuerpos. También han llenado la despensa con comida que les dará las suficientes energías durante el viaje, aunque era evidente que las comidas serían menos elaboradas que las que yo preparaba.

Faltaban sólo un par de minutos para que se fueran, parecía que todo estaba listo y varios se marcharon, acercándose a la zona de los barcos, mientras que a mi alrededor podía ver a varios hombres cerca de sus mujeres e hijos, queriendo despedirse por última vez aún dentro del pueblo.

Pasé todo el tiempo evitándolo y al final no conseguí lo que deseaba, sin embargo, en mis planes no estaba dejarlo ir sin antes despedirme de mi amado de una forma correcta.

Es evidente que tampoco deseo que nos alejemos en malos términos, no quiero que sus pensamientos estén centrados en mí, por ende, cuando lo vi a lo lejos con una impecable armadura me acerqué corriendo y me aferré a su cuello cuando me daba la espalda, pillándolo desprevenido, pero una vez se giró, nos abrazamos con fuerza manteniendo un dulce momento que lo corté tras darle un beso cargado de lujuria y amor.

El sitio no era el más idóneo para besarnos lujuriosamente, detrás de él había varias parejas despidiéndose con más ternura, mientras que yo, opté por alejarlo de allí queriendo aprovechar los minutos que nos quedaban juntos en una habitación del hostal más cercano que encontré.

Quedaban aproximadamente 45 minutos para que se fueran, por ello, me aseguré de quitarle su armadura entre apasionados besos mientras en el proceso, él me desnudaba con rapidez y un poco temeroso por ser rechazado.

Podía notar como se mantenía un poco inseguro con respecto a mi cambio repentino de opinión, sin embargo, le hice ver que, en realidad, sólo buscaba despedirme y gracias a esto, se acomodó entre mis piernas y me penetró con completa dulzura mientras nuestros labios no se despegaban.

No quería dejar de besarlo, me encantaba la forma en la que se movía gentilmente dentro de mí con tal de no cortar el beso, además sus brazos se pasaban bajo mi cuerpo para abrazarme con fuerza mientras mis piernas lo envuelven y mis dedos se deslizaban por su espalda, acariciándolo con ternura.

Nosotros hacíamos el amor de una manera dulce, nos estábamos dejando llevar y debido a la cercanía, podía sentir lo acelerado que retumbaba su corazón, casi imitando al mío.

–M-Más te vale regresar c-con vida...–susurré sobre sus labios, cortando el beso y a la vez subiendo mis manos para tomarlo de las mejillas obligándolo a mirarme a los ojos.

–Tendrás que recompensarme si lo hago...–me pidió con una hermosa sonrisa en los labios.

–nnnh...–gemí suevamente, moviendo un poco mis caderas para que se moviera más deprisa y así hizo– ah... ¿c-cuanto tiempo pasará...?

El cocinero del capitánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora