Capítulo 30: Molestia

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...Narra Eliot...

No lo entiendo, ¿Por qué Joshua nos dejó a solas? Lo peor es que los ojos de Leo me miraban de forma fija mientras que yo sólo podía bajar la mirada mientras que fingía que nada había pasado, de hecho, estaba fingiendo que estábamos bien, aunque sentía que estaba enojado conmigo.

—¿Por qué no me dijiste que no podías dormir? —me preguntó de una manera directa, acercándose incluso para posicionarse justo frente a mí mientras que yo trataba de mantener la distancia.

—No quería estropear tu tiempo de descanso— le respondí, sin saber que me acorralaría contra la pared que daba a nuestra habitación.

—Entonces me mentiste cuando dijiste que podías dormir sin mí— me dijo buscando que mis ojos vieran los suyos, pero no podía verlo.

—Sí...—confirmé— creí que podría, además, ¿por qué te enfadas? No es como si fuera tu responsabilidad estar conmigo todas las noches para que yo pueda dormir.

—Claro que sí, somos amigos y no puedo ignorar lo que te pasa cuando sé que no la estás pasando bien— me dijo tomándome del mentón, obligándome a mirarlo a los ojos.

—Sí, somos amigos— dije sintiendo un hueco en el pecho tras pensar en que no deseaba ser sólo un amigo— pero eso no significa que sea tu obligación ayudarme cuando claramente estoy siendo una molestia.

—¿Alguna vez dije que lo eras? —preguntó, frunciendo el ceño— jamás te he considerado como tal, ¿Por qué piensas que eres una molestia para mí? —me continuó preguntando, pero yo simplemente preferí quedarme en silencio.

—Igualmente...—murmuré luego de quedarnos en un completo silencio— el capitán dijo que quizás el médico de tu isla podría ayudarme.

—Muy bien, eso es genial, pero hasta entonces seguiré ayudándote y te aseguro que no es un problema para mí— me decía mientras que yo me sentía culpable, realmente no deseaba causarle tantos problemas.

Él me ve como un amigo al que debe ayudar y olvida que también tiene una vida en donde yo estoy interfiriendo.

—Hagamos un trato— me dijo tras quedarme en silencio— dormiremos juntos hasta que el médico del pueblo te dé por curado, sin embargo, hasta entonces tú y yo seguiremos juntos y no puedes ocultarme esto otra vez.

No quería aceptar, no me parecía un trato justo, pero no tenía otra opción, así que accedí como una forma de hacerlo feliz. No me gusta preocuparlo, odio esta parte de él, es tan buen amigo que deja de lado sus momentos de diversión, ya que estoy seguro de que cuando estemos allá querrá pasar la noche con varias chicas y yo interferiré.

Bien sé que es la clase de hombres que estaría con aquellas mujeres toda la noche, algo que evitará con tal de ser un buen amigo a pesar de no tener la responsabilidad de estar conmigo en un momento como este.

Igualmente, como él no me dejaba sentirme culpable por la situación, decidí dejar de pensar en ello y comencé a disfrutar del actual momento en donde poco después se integró Joshua y comenzamos a charlar mientras me enseñaba a cocinar.

Yo deseaba aprender a cocinar para prepararle comida a Leo como una manera de agradecerle por su ayuda, aunque como Joshua me daba indicaciones y la mayor parte del tiempo tomaba las decisiones por mi cuenta, logré preparar un platillo que parecía tener buen aspecto, sin embargo, cuando llegó el momento de probarlo Leo me aseguró que era horrible mientras reía.

—Jo...—solté sin saber en qué me había equivocado.

—Tranquilo, estás recién comenzando— me decía Joshua, tratando de darme apoyo.

—Aunque esto está rico— comentó Leo, tomando un trozo de pan que untaba en una salsa que había preparado Joshua.

—No lo preparé yo— le dije mientras que él ampliaba su sonrisa.

—Por eso— dijo riendo, tratando de molestarme de una manera normal entre amigos.

—Algún día lo conseguiré— le aseguré.

—Me parece perfecto, pero como buen amigo testearé tu comida y seré sincero con respecto a su sabor— me aseguraba.

—Yo que tú, busco un novio, ellos suelen mentir para hacerte feliz— bromeaba Joshua.

—Es una buena idea, pero yo debo probarlo antes que tu futuro novio—me exigía Leo con una sonrisa en los labios.

Estoy seguro de que si me enterara de que él tiene pareja me sentiría muy triste, mientras que a él lógicamente le da igual. Sinceramente, odio ser su amigo, pero al mismo tiempo, lo agradezco. 

El cocinero del capitánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora