Capítulo 15: Egoísta

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Como era de esperarse, cuando anunciaron que estaban por llegar a una nueva ciudad, la tripulación se impacientó con ansias de probar los "manjares" de este nuevo lugar, donde también incluyo a Leo, quien estaba rezándole a los Dioses para no tener que quedarse en el barco como anunció el capitán.

Él mencionó que se quedarían 10 personas, las cuales tendrán que limpiar con profundidad el barco debido a la batalla que hubo hace seis días, ya que se dedicaron a limpiar la cubierta del barco y no sus profundidades, eso incluye la zona de cañones junto al almacén.

Por lo visto, esta vez nos quedaremos más tiempo, algo totalmente entendible debido a las diversas reparaciones que deben hacerle, como bien dijo el capitán no son graves, aunque son varias que tomarán dos a tres días.

Yo tampoco deseaba quedarme en el barco, quería salir junto al capitán, incluso conocer la ciudad, algo que no sabía si los Dioses me permitirían lograr.

Podía ver la isla a lo lejos, todos se acercaron para ver el lugar desde la distancia, mientras que los chicos, Julián y Alejandro, me aseguraba que la probabilidad de que pudieran bajar era nula, algo que yo también sabía, pero quería mantener vivas las esperanzas.

—Que no me toque a mí, que no me toque a mí—repetía una y otra vez Leo, quien apoyaba su cabeza en mi hombro mientras se mantenía en mi espalda, casi tratando de ocultarse del capitán.

Él se posicionó en la proa, cerca del timón, con tal de vernos desde lo alto y así anunciar los nombres de todos los que tendrían que permanecer en el barco durante estos días.

Cuando oí el nombre de Leo, también pude oír sus lloriqueos y maldiciones, algo que me causaba bastante risa, aunque no me burlé, justamente porque luego de anunciar a nueve tripulantes, el capitán me mandó a llamar a su cabina donde atrapó mis labios y entre apasionados besos susurró "Y diez..."

—Yo quería recorrer la ciudad— murmuré con tristeza.

—Esta ciudad no es como la anterior—me explicaba acariciando mi mejilla— es un sitio peligroso donde podrían lastimarte y no quisiera verte herido— me aseguraba— además ve el lado positivo, quedarás a cargo.

—Sí, sí, qué emoción—dije con desgana, haciéndolo reír.

—Regresaré en tres días, te lo prometo— añadió, buscando mis labios.

—Está bien...—susurré, dejando que sus labios atraparan los míos con un tierno beso, seguido de muchos más.

Cuando se separó de mis labios, caminó hasta el timón donde movió el barco hasta el muelle donde todos los que no fueron nombrados se bajaron, eso incluyendo a Asher, algo que sin duda agradecía, ya que sabía perfectamente que sería muy problemático tenerlo cerca.

—Joshua quedará a cargo— les anunció a todos— y si no te obedecen, puedes dejarlos sin comer— me sugería, caminando de regreso a su cabina donde tomó dinero y me entregó un poco diciéndome que era para divertirnos, asegurándome que se acercarían mercaderes a ofrecernos licor y comida.

—¿Y chicas de compañía? —pregunté.

—También, pero...—susurró tomándome en sus brazos con tal de llevarme hasta su cama— eres mío...—añadió, dejándome caer a ella, donde no tardó en subirse sobre mi cuerpo.

—¿No te irás? —pregunté sin poder contener mi sonrisa.

—Aún tengo tiempo, además debo asegurarme de tenerte satisfecho para que no pagues por los servicios de nadie— me respondió deslizando sus manos dentro de mi pantalón con tal de quitármelo.

—Qué egoísta...—susurré con diversión, abriéndole mis piernas.

Él comenzó a quitarse la ropa y yo imité su acción hasta quedarnos completamente desnudos sintiendo la calidez del otro. Sabía que podíamos juguetear sin problema justamente porque ayer lo habíamos hecho y sin sufrir ningún inconveniente logré recibirlo en medio de muchos besos.

El cocinero del capitánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora