Capítulo 37: ¿Un error?

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Era una mañana tranquila, sentía los rayos de sol entrando por la ventana y a pesar de estar destapado sobre la cama, no sentía frío, aunque me sentía físicamente agotado.

Al momento en el que abrí mis ojos, sentí la soledad de la habitación y a pesar de que busqué a Leo, no lo encontré por ningún lado, en la casa sólo estaba yo, algo que me preocupaba, ya que eso demostraba que lo ocurrido durante la madrugada fue un completo error.

No puedo evitar sentirme culpable, seguramente detestó pensar en que nosotros tuvimos algo más allá de leves roces, quizás incluso me he ganado su odio por haber sobrepasado el límite de lo nuestro.

Como existía la posibilidad de que en realidad haya salido en busca de comida o no lo sé, cualquier cosa pudo haberlo alejado de mi lado, por ello quise esperar pacientemente en su casa mientras descansaba.

Luego de no haber tenido sexo en mucho tiempo, me dolía la cadera, aunque de cierta forma me sentía feliz por haber conseguido tocarlo, realmente deseaba pasar tiempo con él de esa forma, aunque ahora mismo esos deseos me puedan costar su amistad.

Sé que tarde o temprano llegará, esta es su casa y seguramente aparecerá en cualquier momento, por ello me senté cerca de la ventana a esperar pacientemente. En su casa no hay comida, así que no tenía nada que hacer, o al menos eso pensé hasta que decidí invertir mi tiempo limpiando.

Quería que el tiempo avanzara más deprisa, por ello distraje mi mente mientras limpiaba y les quitaba el polvo a muchas de sus cosas.

Pasé todo el día limpiando, su casa estaba prácticamente reluciendo de lo mucho que me esforcé en limpiar, incluso lavé ropa y la colgué en el jardín donde él designó la zona de secado.

Todo estaba completamente silencioso, el sol luego de haber estado en lo más alto del cielo, ahora bajaba poco a poco anunciando que cada vez se acercaba el atardecer y él seguía sin aparecer.

Me estaba impacientando, no quería pensar en la posibilidad de que me estaba evitando, aunque las horas siguieron avanzando y oscureció, pero él no aparecía por ningún lado.

Tenía esperanzas de verlo regresar, creí que en realidad estaba ocupado y que no podía volver rápidamente, sin embargo, pasé toda la noche despierto y evidentemente él no apareció.

Me estaba impacientando, no tenía nada que hacer, me preocupaba que ya no quisiera estar cerca de mí, por ello, cuando unas chicas aparecieron en la casa de Leo, me fui con ellas luego de oír que "la novia del líder" me había mandado a buscar.

Creí que Leo estaría con Joshua, por ello seguí a esas desconocidas chicas que amablemente me enseñaban el lugar, todas eran simpáticas y una vez vi a Joshua, me sentí en mayor confianza, sin embargo, Leo no estaba cerca.

Pasé todo el día con ellos, dimos vueltas por todo el pueblo y conocí las zonas donde podía conseguir comida para llenar las despensas de Leo, aunque preferí esperar, quería preguntarle a él primero...

Claro que, luego de no verlo en dos días, decidí rendirme, él no planeaba regresar a su casa, así que pensé que lo hacía justamente porque yo estaba allí, así que como Joshua vivía en una gran casa, le pedí alojamiento y sin problema me lo dio, incluso me ayudó a mover mis cosas.

Mi excusa para no hablarle sobre Leo, fue decirle que deseaba aprender a cocinar con mayor rapidez y si estaba con él, podría hacerlo más deprisa, además no le demostraba mi tristeza, aunque sin duda estaba muy triste y obviamente mi insomnio se presentaba durante las noches que pasé en casa de Joshua.

Cuando mis ojeras se volvieron evidentes, Joshua mandó a llamar a un médico, ninguno de los dos sabía cómo llegar al punto donde trabajaba dicho médico, así que decidió mandarlo a llamar con la autorización del capitán.

El cocinero del capitánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora