𝟎𝟓

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Ariana se levantó algo tarde, aprovechando que era domingo. Sentía el cuerpo descansado, felizmente podría decir que tuvo una linda noche, en cuanto se acostó se durmió de manera rápida sin pensar en nada más, la alegría que había tenido esa noche no se la podría haber sacado nadie.

Agarró su celular y estaba explotado por mensajes de su amiga, preguntando como le fue, qué hicieron, si era copado, como se sintió, qué hicieron después, entre otras infinitas preguntas que solo a aquella pelinegra se le ocurrían.

—No te voy a responder todas esas preguntas porque me pego un tiro a la segunda, si querés vení a mi casa, almorzamos y te cuento —Propuso la pelirroja, enviándole un audio, a lo que Milagros aceptó.

—No te voy a responder todas esas preguntas porque me pego un tiro a la segunda, si querés vení a mi casa, almorzamos y te cuento —Propuso la pelirroja, enviándole un audio, a lo que Milagros aceptó

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—¿Y no pasó nada? —Preguntó Milagros, una vez que Ariana terminó el relato.

—¿Qué querías que pase?

—No sé, un piquito, mínimo.

—Pará, boluda. Fue la primera vez que salimos —Dijo la más baja.

—Boe, tenés razón, pero igual tenía la ilusión —Habló algo frustrada.

—Dejá de hablar boludeces —Ariana rodó los ojos divertida y comenzó a levantar la mesa al ver que su amiga no comía más.

—Sentate ahí —Ordenó su amiga y ella la miró confundida. —. De pelotuda tengo la cara nada más, sentate y comé.

—Ya comí.

—Ari, por favor, no comiste nada. Comé un poco más por lo menos.

—No puedo.

—¿Por qué no podés? No pongas excusas, te va a hacer mal —Reprochó Milagros y ella se quedó en silencio.

Al ver que no tenía excusa se dispuso a comer, sin hablar ni quejarse, bajo la atenta mirada de la pelinegra.

Al ver que no tenía excusa se dispuso a comer, sin hablar ni quejarse, bajo la atenta mirada de la pelinegra

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𝐓𝐢𝐧𝐭𝐚 ─𝐓𝐫𝐮𝐞𝐧𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora