𝟎𝟐

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Ariana llegó a su departamento luego de un largo día de trabajo, había tenido bastantes clientes, pero no se quejaba. Ella amaba su trabajo y pasar sus días en aquel local del cual era dueña.

Se quitó las zapatillas en cuanto cerró la puerta detrás suyo y las tiró por ahí, caminó pesadamente hasta el sillón y se tiró sobre este. Tomó su celular y abrió el chat de su mejor amiga, en el cual, la pelinegra pedía que la llame en cuanto pueda.

—Amiga, ¿todo bien? Preguntó Milagros al contestar.

—Hola, Mili. Todo piola, ¿vos? ¿Pasó algo?

—No, no. Todo bien, quería saber si te pintaba vernos mañana.

—Mañana es sábado, trabajo —Su amiga echó un suspiro. —. Pero si querés nos vemos después. Venís, nos arreglamos juntas y salimos a algún lado.

—Está bien, pero ya sabés lo que pienso... —Dijo frustrada la de ojos marrones. La pelirroja bufó. —No podés vivir ahí adentro, tenés que tener un poco de vida, Ari.

—A mí me hace bien estar ahí.

—Que te distraiga no significa que te haga bien, solo evitas lo que te pasa —Contradijo.

—Dejemos el tema ahí, Mil. Ninguna de las dos va a cambiar su opinión, ¿entonces mañana nos vemos o no? —Evitó el tema, algo frustrada también.

—Sí, obvio. Tipo 10 paso por ahí.

—Ok, yo dejo abierto por si llego más tarde, nos vemos, Mil.

—Buenas noches, Ari —Se despidió su amiga y cortó la llamada.

Ariana tiró molesta su celular a un lado. Odiaba que su mejor amiga no la entendiera.

U odiaba saber que tenía razón y solo lo negaba.

Decidió alejar esos pensamientos y volvió a agarrar su celular para dirigirse hacia su habitación. Se sacó la remera y se puso un short negro, para luego acostarse a dormir.

O eso intentó. El insomnio le ganaba cada noche, se quedaba mirando el techo sin saber que hacer para poder dormir por lo menos una noche. Al no lograrlo nunca, se levantaba a dibujar cosas que luego terminaban tatuadas en la piel de gente que no conocía, o simplemente se desvelaba usando el celular.

Las noches se sentían frías y solitarias para ella.

Estaba sola.

Por lo menos era lo que sentía, y no estaba tan errada. Ella podía ser una persona muy sociable cuando quería, pero lo único que pensaba era que todo eso no era más que otra responsabilidad. Varias veces al día, más que nada a la noche, se replanteaba el ser así e intentaba cambiar. Pero cada vez que se le ofrecía una oportunidad simplemente la ignoraba.

𝐓𝐢𝐧𝐭𝐚 ─𝐓𝐫𝐮𝐞𝐧𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora