𝟐𝟑

2.7K 156 29
                                        

✧─── ・ 。゚★: *

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

✧─── ・ 。゚★: *.✦ .* :★. ───✧

Ya era lunes, Ariana se encontraba volviendo a su casa luego de pasar la mañana en el local.

El día anterior, luego de dormirse, no se despertó hasta el otro día cuando sonó la alarma.

Finalmente llegó al departamento, abrió la puerta con cansancio, pues se había ido caminando aunque sean bastantes cuadras de distancia, pero tenía ganas de gastar energía y de no gastar plata.

—¿Qué hacés acá? —Cuestionó viendo al chico en su cocina.

—Pelotuda, me asustaste —Se quejó él, la pelirroja rió ante su reacción.

—Yo también, no sabía que estabas, alto cagazo me pegué cuando escuché ruidos.

—¿Cómo te fue?

—Bien, muy tranqui todo —Levantó sus hombros. —. ¿Vos? ¿Qué anduviste haciendo?

—Me levanté hace unas horas, tipo 11, y me vine para acá —Contestó el morocho. —. Te estaba esperando.

—¿Querés hablar de lo ayer? —Preguntó, con algo de nerviosismo en su voz.

—Solo si vos querés —Aseguró Mateo, ella asintió y se dirigió al sillón, con el morocho siguiéndola. —. Si necesitás más tiempo yo no tengo problema, Ari —Dijo y la contraria negó con la cabeza.

—Creo que es lo justo que lo sepas —Largó un suspiro y miró hacia abajo, jugando con sus dedos.

No sabía por dónde arrancar, tenía miedo a ser juzgada, tal como lo hizo su familia.

Sabía que por un lado tenían razón, pero tampoco tuvo esa contención necesaria en aquella difícil etapa.

—¿Estás segura que querés contarme? —Cuestionó el mayor, sacando del pequeño trance a la más baja.

—Sí, sí. Perdón, me colgué nomás —Volvió a afirmar. —. Mirá... El problema de todo arrancó cuando tenía 15 años. Yo conocí un chico, él era re dulce, re todo —Lo resumió en pocas palabras. —. El tema de eso, era que él tenía 20 —Dijo y agachó su cabeza, con algo de vergüenza, mientras que Mateo la miró sorprendido. Logrando que se quede callada durante unos segundos.

—Seguí, Ari, yo no te voy a juzgar —Habló el morocho, tratando de transmitirle la confianza que necesitaba.

—Mis amigas me decían que no daba que esté con él, por obvias razones —Siguió con el relato. —. Al principio medio que me enojé, pero después de unas semanas me di cuenta que tenían razón, entonces lo hablé con el chabón y me re hizo la cabeza. Yo tenía 15 años nomás, y una familia que capaz no me daba la atención suficiente o la importancia como para que me dé cuenta sola de lo que pasaba. Ya te imaginarás la influencia que tuvo en mí, al punto de que me hizo pelearme con todas mis amigas.

𝐓𝐢𝐧𝐭𝐚 ─𝐓𝐫𝐮𝐞𝐧𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora