𝐄𝐩𝐢́𝐥𝐨𝐠𝐨

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—Feliz cumple, mi amor —Dijo Mateo al ver que ya eran las 12 en punto.

—Gracias, mi vida —Contestó Ariana mientras le correspondía el abrazo. —. ¿Vamos a caminar? —Preguntó acariciando los brazos del morocho y él asintió.

Luego de un año movido por parte del chico, decidieron alejarse un poco de todo para estar ambos solos y, de paso, pasar juntos el cumpleaños de la chica. En cuanto vuelvan lo festejaría con su familia y amigos, pero ahora se encontraban en las playas de Jamaica.

Estaban por salir de la habitación del hotel, cuando escucharon el celular de Ariana sonar.

—Hola, Mili —Saludó al atender.

—¡Te estoy mandando mensaje de feliz cumpleaños, hija de puta! —Reclamó la pelinegra rápidamente.

—Perdón, no estoy usando el celu, estamos por salir a caminar.

¡Feliz cumple, negra! —Oyó la voz del mejor amigo de su novio.

—¡¿Estás con Camilo?! —Preguntó feliz y Mateo la miró sorprendido. —Los amo, casense ya —Dijo y escuchó cómo ambos reían.

—¿Qué hacés con mi novio, sucia? —Habló el morocho, entrometiéndose en la llamada de ambas amigas.

Hola, hermoso —Saludó Camilo.

—Salí de acá, gay. Dejá a mi hombre tranquilo.

Él es el que me busca —Se defendió.

—No se peleen, hay Mateo para los dos —Dijo y los tres restantes rieron.

—Bueno, nosotros nos vamos, chicos —Avisó Ariana. —. Acuérdense, sin globito no hay fiesta —Bromeó.

Callate, tarada —La retó su amiga.

—Chau, amigoss —Saludó y, luego de que ellos se despidan, colgó la llamada.

Salieron del hotel y caminaron hasta la playa, que estaba a apenas unas cuadras.

—Está re linda la noche —La chica sonrió.

—Mirá cómo está la luna —Ambos miraron con atención hacia el mar, donde se veía una gran luna que se reflejaba en la marea. —. Hermosa como vos —La abrazó por la cintura y la besó dulcemente.

—Te amo.

—Yo te amo más, mi reina —Apoyó su mano derecha, la cual tenía tatuada la inicial de su novia, sobre el cachete de ella.

—Te tengo una sorpresa —Avisó, acariciándole el torso con la mano que también tenía la inicial del chico.

—Pero es tu cumpleaños.

—¿Y? Yo te tengo una sorpresa igual.

—Mirá vos —Asintió con la cabeza. —, yo también te tengo una.

—¿En serio? —La menor se emocionó.

—Es tu cumple, amor. Obvio que tengo algo.

—Ay, Dios, te amo mucho —Siguió con la misma emoción y dejó repetidos besos cortos en los labios del cantante, causando una sonrisa en él.

—¿Y tu sorpresa qué es?

—Todavía no te la voy a dar.

—No, dale —Se impacientó.

—Cuando amanezca —Dijo y su novio la miró serio. —. No me pongas cara de culo, cuando se vea el solcito así re lindo, te la doy.

—Entonces yo también —Levantó los hombros como si estuviera ofendido y Pacheco soltó una risa.

—Bueno, amor. Yo sí tengo paciencia, vos parecés un nene de tres años —Siguió acariciándole el torso. —. Igual me encanta que seas así —Lo besó y le agarró la mano para seguir caminando.

Luego de varias horas de caminata, decidieron acostarse un rato en la arena, mientras gozaban de la paz que les daba estar juntos y miraban el mar, escuchando cómo las olas iban y venían

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Luego de varias horas de caminata, decidieron acostarse un rato en la arena, mientras gozaban de la paz que les daba estar juntos y miraban el mar, escuchando cómo las olas iban y venían.

—Mirá, está amaneciendo, amor —Ariana llamó a su novio, quien tenía los ojos cerrados y estaba con su cabeza sobre el abdomen de ella.

—¿Ahora sí nos podemos dar las sorpresas? —Cuestionó sonriente y ella asintió rápidamente.

Se levantaron y se pusieron frente a frente.

—Arranco yo porque es tu cumple —Dijo el morocho.

Se arrodilló frente a ella, para luego sacar una cajita de terciopelo y abrirla frente a sus ojos, dejando ver un anillo de compromiso, haciendo que automáticamente los ojos de Pacheco se cristalicen.

—Ari, ¿te querés casar conmigo? —Preguntó con los nervios a flor de piel y el sol naciente de fondo.

—Sí, mi amor —Contestó sin dudarlo y Mateo se paró para poder besar a su ahora prometida y le puso el tan bonito anillo. —. Te amo con todo lo que soy —Susurró llorando y lo abrazó.

—Yo a vos, mi vida —Correspondió mientras le sobaba la espalda.

Ariana se separó despacio del cuerpo ajeno para limpiar sus lágrimas y se aclaró la garganta.

—Me toca a mí —Suspiró nerviosa y se acercó hasta su mochila para sacar una pequeña caja forrada en papel madera.

—¿Y esto? —El morocho sonrió al verlo y lo abrió al instante, encontrándose con una prueba de embarazo positiva. —¿No es un chiste, no? —Ella negó, mientras sus lágrimas salían.

—Vamos a tener un hijo, Mate —Habló bajo, haciendo que el chico reaccione y la abrace llorando. —. ¿Te gustó la sorpresa? —Preguntó con miedo, ya que él no decía nada.

—Me encantó —Contestó sin dejar de llorar. —. ¿De cuánto estás? —Se separó del abrazó y puso su mano sobre la panza de la joven.

—Un mes, es muy chiquito todavía —Acarició la mano que el morocho había puesto sobre ella.

—¿Quién más lo sabe?

—Mili nomás, me acompañó cuando me hice los tests.

—Me hacés el pibe más feliz del mundo, mi vida —Acunó el rostro de la chica entre sus manos y se miraron con sus ojos inundados en lágrimas.

—Nunca tuve un cumpleaños tan perfecto —Dijo sin dejar de llorar y él le sonrió.

—¿Vamos volviendo? —Preguntó y ella asintió, por lo que comenzaron a caminar hacia el hotel, yendo como la pareja unida y feliz que eran. Aunque ya no eran dos, y estaban más que contentos con eso.

Ahora eran más que dos enamorados, finalmente fueron una familia.

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𝐓𝐢𝐧𝐭𝐚 ─𝐓𝐫𝐮𝐞𝐧𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora