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El almuerzo familiar había pasado bastante tranquilo, ahora se encontraban tomando mates, ya eran casi las seis de la tarde.

Estaban todos sentados en la mesa de afuera, tal como hace unas horas, con la diferencia de que ahora estaban merendando y charlando entre todos.

—¿Te gustaría tener hijos? —Le cuestionó Paula a Mateo.

—Creo que nos estamos adelantando mucho —Dijo Ariana, algo exaltada ante la pregunta.

—Más adelante, en unos años. O sea, si pasa, pasa, pero qué sé yo —Contestó el morocho, ignorando lo dicho por la chica.

—¿No te daría miedo que ella quede embarazada después de lo que pasó con el otro? —Preguntó Abril, la pelirroja la miró, no creía que había nombrado aquel tema que hace años no era hablado.

—¿Qué otro? —Habló confundido el jóven.

—Ah, pensé que le habías contado a tu novio lo de- —Ariana decidió interrumpirla rápidamente.

—¿Por qué no te callás y te metés en tu relación en vez de la mía? —Atacó, sintiendo las lágrimas, provocadas por la impotencia, amenazando en salir.

Se paró y se fue al baño, donde se encerró a llorar, se sentó contra el mueble del lavamanos y sintió todo su cuerpo temblar, mientras largaba fuertes sollozos.

No entendía cómo en un segundo se le podía arruinar todo su día, el cual consideraba que estaba yendo bien a pesar de ciertos comentarios que decidió ignorar, pero este ya era demasiado, otro extremo.

—Ari, ¿puedo pasar? —Un Mateo preocupado habló tras la puerta. No consiguió respuesta, así que decidió entrar, abriendo despacio la puerta.

Al verla de tal manera, tan vulnerable, optó por no hablar, solo se sentó a su lado y pasó su brazo por encima de los hombros de ella, atrayéndola a su pecho en forma de consuelo.

—Perdón —Dijo ella, una vez que estuvo más calmada. Mateo no contestó, seguía algo impactado con lo que la mayor de las hermanas Pacheco había dicho, aunque no había entendido casi nada, pero sus teoría no tardaron en aparecer. —. Te juro que yo te lo iba a contar, estaba buscando el momento nada más.

—No me tenés que pedir perdón, amor. Yo te dije que iba a esperar a que puedas contármelo, no te voy a presionar a que lo hagas —Ella asintió con la cabeza y el teñido dejó un beso allí.

𝐓𝐢𝐧𝐭𝐚 ─𝐓𝐫𝐮𝐞𝐧𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora