Ariana, una chica mentalmente inestable, conoce a Mateo, un cantante quien no buscaba amor, pero ambos fueron unidos por el destino para mejorar la vida del otro.
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El martes llegó, junto con el día de la nueva entrevista de Mateo.
Se despertó solo en su cama, ya que Ariana se había ido temprano a trabajar en el horario en el que él dormía profundamente, debido a su mala costumbre de dormirse tarde.
Once de la mañana, se levantó para hacerse un "desayuno" el cual también equivalía como almuerzo.
Se preparó el mate junto a unas galletitas, mientras intentaba despabilarse.
El tono de llamada de su celular interrumpió su vista a Instagram.
—Hola, amor —Saludó adormilado.
—¡Buen día, hermoso! —Habló la pelirroja del otro lado del teléfono, pareciendo tener toda la energía del mundo, todo lo contrario a Mateo. —¿Te levantaste?
—Sí, sí. ¿Por?
—Quería asegurarme que no te quedes dormido, te escuché que anduviste hasta tarde anoche —Explicó.
—Me levanté hace un toque, ¿vos qué onda?
—Acá ando, limpiando porque si no lo hago yo, no lo hace nadie —Se notó algo de molestia en su voz.
—Y deciles, que no te dé vergüenza —Acomodó la montañita del mate.
—Sí, tenés razón. Bueno, te dejo porque tengo que seguir. Te llamé por eso nomás, vamos hablando.
—Dale, dale. ¿Después del laburo vas a tu casa?
—Sí, si querés pasate cuando termines.
—De una. Chau, Ari.
—Chauu —Se despidió la chica y cortó la llamada.
Mateo volvió a lo suyo y decidió cambiarse para al rato salir de su casa hacia el estudio de Urbana Play, ya que iba a estar en Todo Pasa.
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