𝟎𝟏

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Ariana estaba en su local, como de costumbre, esta vez tatuando a una clienta. Estaba muy concentrada trazando unas delicadas mariposas, que ella misma había dibujado, en el brazo de una chica.

—¡Ariana! —Gritó Noelia entrando bruscamente al cuarto donde estaba tatuando.

—Dios mío —Dijo por lo bajo la pelirroja. —¿Me esperás un segundo? Disculpame, en serio —Habló hacia la joven la cual tatuaba, ella le asintió con la cabeza sin problema. —. Noe, hermosa. No quiero hablarte mal ni enojarme, pero todos los días te pido lo mismo, un día me vas a hacer arruinarle el tatuaje a alguien o un dibujo, así que no entres así, ¿si? —Pidió con toda la paciencia posible.

—Perdoname.

—Está bien, ¿qué querías?

—Llegó el pibe que se quería arreglar el tatuaje —Informó emocionada la morocha, confundiendo a Ariana.

—¿Qué pibe? Una banda me piden arreglarse tatuajes.

—Ese Mateo Palacios, vino y...

—No tengo tiempo ahora —La interrumpió la más baja. —. Voy a seguir con mi trabajo.

Dicho esto, Ariana volvió con la chica, dejando con la palabra en la boca a su asistente, esta se retiró del cuarto, dejando sola y concentrada a la tatuadora.

—Perdón por hacerte esperar, es así ansiosa ella.

—Está todo bien —Respondió la castaña con una sonrisa.

Siguió con el tatuaje hasta que por fin pudo terminarlo, el ambiente podría parecerse incómodo para alguien que lo vea, o tal vez un poco para los mismos clientes, era silencioso, solo música no tan alta de fondo y el ruido de la maquina utilizada para tatuar, pero la realidad era que Ariana amaba que sea así, era el momento en el que encontraba paz mental, se concentraba en lo que estaba haciendo y nada más, lo mismo que cuando dibujaba.

—Ya estamos, ¿te gusta? —Preguntó con una sonrisa.

—Está hermoso, muchas gracias.

—A vos, por confiar en mí, hermosa. Te agradezco mucho que hayas venido a dejarte tatuar por mí —Habló sincera Ariana.

La clienta salió acompañada de su tatuadora y le pagó a su asistente.

—Noe —Llamó a su asistente y no la encontró, terminó de salir del cuarto y la encontró hablando con Trueno.

Al ver esa escena se confundió demasiado, ¿qué hacía Trueno en su local?

—Noe, necesito hablar con vos —Habló hacia la morocha. —. Hola, ya estoy con vos —Informó con una sonrisa a boca cerrada al cantante. Hizo que Noelia la acompañe hasta el mostrador casi obligándola, ya que no quería alejarse del famoso. —. ¿Qué hace Trueno acá?

—Es ese Mateo Palacios que tanto nos sonaba —Contestó entusiasmada. —. Por eso te llamé hace un rato.

—Igual no es justificación, Noe. Ya te dije que no entres así cuando estoy trabajando. No importa por qué sea, mirá si me asustaba y le cagaba el tatuaje a la piba, quedo como el orto.

—Tenés razón, pero bueno, era Trueno —Se justificó y la pelirroja rodó los ojos. —¡Trueno te dijo que tenés linda voz!

—Shh, no grites —Pidió. —. Voy a atenderlo.

—Quien pudiera ser vos, tatuarlo y poder tocarlo.

—Noelia, dejá de hablar boludeces.

Salió un poco impaciente debido a su asistente y se dirigió al chico.

—¿Entonces sos Mateo Palacios? —Preguntó al llegar junto a él.

—El mismo, ¿tu nombre? —Dijo Mateo levantándose del sillón negro.

—Ariana, yo te voy a tatuar, si ya estás, pasamos a la sala.

El morocho asintió y la siguió hasta la puerta.

—¿Vos sos la que habló por teléfono conmigo, no?

—Hablaste con las dos.

—Sí, ya sé. Pero vos sabés... sos la de linda voz —Habló sonriendo.

—Sí, soy a la que le dijiste eso. Antes de arrancar te quería pedir disculpas por mi asistente, no estuve con ustedes pero puedo asegurar de antemano que estuvo bastante intensa desde que llegaste.

—¿Cómo sabés?

—Apenas llegaste vino a avisarme, interrumpiéndome en un momento que estaba tatuando a una chica —Explicó mientras desinfectaba sus artículos.

—Ah, con razón salió corriendo y gritando —Ariana asintió con la cabeza.

—Quiero ver cómo tenés el tatuaje, para ver si lo podemos arreglar hoy o no —Mateo se dio vuelta y mostró su brazo, en el cual tenía escrito "Atrevido". —. Si te parece arrancamos ahora —Él asintió y se sentó donde la pelirroja le indicó.

Ariana comenzó a repasarle el tatuaje con mucha paciencia, pasaba la maquina por donde ya estaba tatuado, remarcando lo ya escrito, ya que había partes mal tatuadas donde estaba algo desprolijo o más claro en unas partes que otras.

—Cuando salí y lo vi me quise matar, quería que me lo arreglen ahí no más, después me di cuenta que era al pedo ir con los de ahí, capaz me hacían más cagada, ¿viste? —Ariana le hizo un ruido de afirmación con la boca cerrada, sin desviar la vista del tatuaje. —Me hice ese tatuaje por mi disco, capaz me conocés. Lo digo porque veo que escuchás trap argentino, no porque sea agrandado.

—Sí, escuché unos temas tuyos.

—¿Decís que están piolas o no? A mi la verdad que un par al principio no me convencían, pero nada, después les fue bien, y ahora estoy haciendo otro disco.

A Ariana se la notaba algo irritada, no es que le moleste que le hable, o tal vez sí, pero no porque le caiga mal o algo así, al contrario, ella conocía su música y la escuchaba constantemente, pero el momento en el que tatuaba era sagrado, y no le gustaba que la desconcentren.

—Parezco re egocéntrico hablando tanto de mí, pasa que vos no hablás tampoco... —No consiguió respuesta por parte de la más baja. —¿Hace mucho tatuas?

—No tanto.

—Ah —Luego de eso mantuvieron silencio hasta que Ariana terminó el tatuaje. —. ¿Decís que podés remarcarme el del cuello? —Preguntó cuando estaba colocándole las cintas al film que tapaba su tatuaje.

Ni siquiera él sabía por qué se lo había pedido, claramente no estaba en sus planes.

—¿Este? —Preguntó la pelirroja, señalando el tatuaje del puente de La Boca. El contrario asintió con la cabeza. —Está bien ese, si querés lo hago pero te lo voy a arruinar, es innecesario remarcarlo, eso en unos años.

—Yo decía porque lo veo medio raro.

—No, está bien. Bueno el del brazo ya está. ¿Pensabas hacer algo más o terminamos?

—Terminamos. Gracias por arreglármelo.

—No es nada, es mi laburo. Bueno ahí cuando salís te cobra mi asistente.

El morocho salió sin más. Pagó y se fue caminando hacia su casa que no quedaba tan lejos. Pero no podía sacarse a la tatuadora de la cabeza. Algo le llamaba la atención de tal pelirroja, aunque por un momento le pareció mala onda ya que ni siquiera le dirigía la mirada un segundo, luego le pareció alguien interesante. Como si tuviera el deseo de conocerla más a fondo.

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𝐓𝐢𝐧𝐭𝐚 ─𝐓𝐫𝐮𝐞𝐧𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora