Ariana, una chica mentalmente inestable, conoce a Mateo, un cantante quien no buscaba amor, pero ambos fueron unidos por el destino para mejorar la vida del otro.
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—¡A depertarshe, tía! —Gritó Rodrigo, saltando repetidas veces en el colchón en el que Ariana y Mateo dormían.
—Pará un poco, Rodri —Pidió adormilada.
—¡Dale, Teo! —Ahora se tiró sobre él.
—Dejame dormir, wachín —Se quejó el mayor y se dio la vuelta para seguir durmiendo.
—¡Pero ya es de día! —Avisó en forma de queja porque los mayores no se levantaban.
—Son las siete de la mañana, no sé qué hacés despierto a esta hora —Habló Ariana al ver la hora en su teléfono.
—¡¿Las siete?! —Exclamó Mateo, para volver a tirarse bruscamente sobre el colchón, en busca de volver a conciliar el sueño. Lo cual no le costó nada.
—¿Me puedo dormir, Rodri? —Preguntó ella, envidiando totalmente a quien tenía al lado, que con tan solo cerrar los ojos ya había caído rendido.
—Pero me voy a quedar sholito —Hizo un puchero al decirlo.
—¿Y si te doy mi celu? Duermo un ratito nomás —Casi le rogó.
—Bueno, shí —Aceptó al ver el dispositivo que tenía en mano su tía.
Y así como acordaron, el menor se quedó viendo videos en YouTube mientras que la pelirroja abrazó a Mateo y volvió a dormirse rápidamente.
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Ariana despertó con algo de dificultad, notando que estaba sola en el colchón, aún sin abrir los ojos.
—No, no la despiertes pobrecita —Escuchó hablar a Mateo, quien hablaba en un tono bajo.
—Pero ya durmió musho —Justificó lo que quería hacer Rodrigo.
—Está cansada la tía, trabaja mucho, dejala descansar mientras desayunás conmigo —Explicó el morocho, haciendo que Ariana muera de ternura al escucharlo.
