𝟐𝟗

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—Fua, qué mujer —Habló Mateo desde la puerta del baño, la cual estaba abierta, por detrás de la chica, quien se miraba en el espejo.

—¿Te gusta? —Se dio vuelta, mostrándole la ropa que llevaba puesta.

Se había puesto una camiseta negra ajustada al cuerpo que le iba unos centímetros por encima del ombligo, junto a un mom jean tiro bajo y con un efecto desgastado, mientras que su cintura era adornada por unas finas cadenas rodeándola.

—Me encanta —Afirmó posando sus manos por encima de las cadenas. —. Y vos también me encantás —Volvió a hablar luego de unos segundos, y ella se dedicó a besarlo cortamente.

—Vos también me encantás —Dijo en cuanto se separaron apenas unos pocos centímetros, haciendo que él sonría como ella. —. ¿Vamos? —Cuestionó al ver que el morocho no demostraba intención alguna de soltarla.

—La verdad que estaría para quedarnos acá —Bajó cautelosamente sus manos y la menor soltó una risa nasal ante esa acción.

—Llego a dejar a Mili sola en esta y me cuelga —Se separó del cuerpo ajeno y se giró para seguir con su maquillaje, bajo la atenta mirada de Mateo, quien siempre prestaba atención cada vez que se arreglaba.

—No te pongas eso —Dijo en cuanto agarró el gloss.

—¿Por qué? —Lo miró extrañada.

—Porque después no te puedo ni tocar la mano que ya me decís que te lo voy a sacar, ese es para cuando salís sin mí.

—Bueno dale —Aceptó su condición, guardó el gloss y se miró algo disgustada al espejo. —. Se me hace raro el labial sin brillito —Llevó su mano donde anteriormente dejó el maquillaje para volverlo a sacar, siendo frenada por Mateo.

—No seas malaa —La zamarreó por los hombros mientras se quejaba.

—Ay, bruto —Se soltó de su agarre.

—No te pongas el otro, te queda lindo ese rosa solo —Intentó convencerla.

—Qué pesado, amor —Se quejó ella, pero finalmente accedió y, sin decir nada, volvió a cerrar el cajón sin tocar nada de ahí, sacándole una sonrisa al contrario.

—¿Ahora sí vamos? —Preguntó y la pelirroja asintió con la cabeza.

Antes de salir del departamento, Ariana agarró su cartera negra, preparada previamente, para luego irse del edificio hasta el auto del morocho, en el cual fueron al bar acordado con las jóvenes restantes.

𝐓𝐢𝐧𝐭𝐚 ─𝐓𝐫𝐮𝐞𝐧𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora