ADOP. 1

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-Ya te lo dije JunMyeon, no soy ningún tonto adolescente de secundaria como para estar perdiendo tiempo en romances ridículos y dulces cortejos- habló el joven de traje impecable y porte perfecto- Es simplemente ridículo.

-Si no es ahora... ¿entonces cuando?- Interrogó exasperado el pelirrojo- deja de poner la empresa como una excusa.

-¿Excusa? -dijo Kim, mirando con incredulidad al asesor financiero de su empresa y claro, su mejor amigo- ¿No lo entiendes JunMyeon? soy el presidente de esta empresa y por ende el responsable de lo que sea que pase con el patrimonio de mis padres.

-Y otra vez con eso...-dijo JunMyeon, rodando los ojos con claro aburrimiento por la terquedad de su amigo- DEJA DE SENTIRTE PRESIONADO POR TUS PADRES.

Kim dejó de leer los archivos de la área administrativa y miró con cansancio al pelirrojo, cansado de que tomara el papel de padre preocupado y estuviera insistiendole con lo mismo desde que cumplió los 25.

-Claramente no lo entiendes- dijo Kim tratando de ponerle un fin a la conversación y retomando su revisión a aquellos archivos.

-Al parecer el que no entiende eres tu...-pausó un momento para pensar en lo que diría -JongIn- Pronunció en un murmuro lento el nombre del alfa.

-¿Mnh? -formuló un sonido de afirmación, dándole a entender que lo estaba escuchando.

-¿Eres Delta? -preguntó con simpleza el pelirrojo, sin ningún tipo de parche, no tomando en cuenta que eso haría sobresaltar un poco al alfa- Porque si es así yo puedo...

-¿Tu que? -cortó el mayor, levantándose de su asiento rápidamente y carraspeando con fuerza, claramente muy incómodo por el rumbo que tomó la conversación en cuestión de segundos.

-Deja, no importa -dijo JunMyeon, tratando de aguantar la carcajada que quería soltar desde que hizo la pregunta y vio la reacción de su mejor amigo, él más que nadie sabía que el joven empresario alfa, no tenía eso tipos de gustos.

-Bien, si ya terminaste...-dijo el pelinegro mientras rodeaba nuevamente el escritorio y volvía a sentarse en aquella silla de cuero, digna de una presidente de una empresa cuyo capital era de cifras inimaginables- Por favor, tráeme el balance general de la área financiera.

El pelirrojo vio como su amigo otra vez volvía a enfrascarse en aquellos extensos papeles llenos de números, tratando de encontrar alguna falla que corregir, suspiró y pensó en su última alternativa para que el mayor deje morir aquellas noches de soledad.

JunMyeon lo pensó una vez más antes de buscar y rebuscar por algún bolsillo de su saco aquella pequeña tarjeta que había recibido en alguna transitada calle de Seoul, la leyó rápidamente para luego dirigir su mirada a su amigo.

No es como si el fuera un metido, y mucho menos lo hacia porque no tenía vida propia por la cual preocuparse.

Desde que JongIn había cumplido sus 22 años y había asumido la presidencia, y por ende la responsabilidad que todo esto conlleva, este había caído en una rutina.

De su casa a la empresa y de la empresa a su casa.

Cuando JongIn cumplió sus 23 años, todo había empeorado. las noches que ellos decidían destensar un poco el cuerpo y tener más alcohol que sangre, JongIn se la pasaba lamentándose, él no sabía por que o desde cuando lo hacia y eso le inquietaba mucho.

Pero la cosa cambió rotundamente para JunMyeon cuando JongIn cumplió sus 25 años y el mismo JongIn había pedido que no quería nada, que simplemente quería estar solo en este día.

Pero la cosa fue distinta... JongIn al ser su mejor amigo desde que tiene memoria, en lo que menos quería es que estuviera completamente solo en un día importante como lo era su cumpleaños.

𝐀𝐃𝐎𝐏 ||  𝙺𝚊𝚒𝚂𝚘𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora