ADOP. 22

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El piano sonaba en toda la habitación, escalando desde las notas más agudas hasta las más graves, entonando una hermosa y relajante melodía, tratando de opacar con fuerza los gritos y sonidos de objetos delicados siendo rotos en miles de pedazos.

El pequeño niño cerró sus ojos con fuerza, dando todo de si por ignorar las voces de sus padres, llevando su mano a cada tecla y haciéndola sonar, como si se supiera el orden de las teclas de memoria.

Arrugó su nariz, sintiendo angustia y el miedo calar por su garganta, provocando que esta se cerrara con fuerza y solo quisiera que la melodía que intentaba tocar lo hiciera dormir para siempre.

Que lo ayudara a escapar de su realidad y lo teletransportara a otro mundo en donde los gritos y discusiones ya no existieran, en donde el llanto de su madre deje de ser de dolor y el enojo de su padre se convirtiera en felicidad.

***

-¡Estas loca!- gritó el alfa, agarrando la botella de alcohol, sirviéndose en un vaso una gran cantidad de la fuerte bebida, tomándolo de una sola vez.

-¿¡Por que no tienes el valor de decirme que tienes a otra mujer!?- gritó desesperada la mujer, siguiendo desde atrás al alfa- ¡ten los malditos huevos de decírmelo en la cara!

-¡Eres una idiota! ¡Una inútil!- gritó el hombre sacado de sus cabales, tomando a la omega de los hombros, sacudiéndola para luego empujarla con fuerza contra la pared- ¡si tengo a otra mujer es por tu culpa!

-¡Cuando nos casamos dijiste que ibas a estar en las buenas y en las malas!- gritó nuevamente, inundando su rostro en amargas lagrimas, sintiendo tanto dolor en su corazón.

-¡Pues contigo ahora son en las malas y en las peores! ¡Contigo ya no hay buenos días, solo días en los que tengo que ver tu rostro y recordarme todos los malditos días el error de haber permitido que jugaran y manipularan a su antojo mis sueños!

-¡Yo no te obligue a casarte conmigo!- gritó la mujer, agarrando la botella de licor y tirándola contar la pared, pasando de la tristeza extrema a la furia, lanzándose con total cólera al cuerpo del hombre, intentándolo golpear con todas sus fuerzas.

-¡Tu no, pero mi padre si!- gritó muy alto, colocando su voz más severa y mortal, agarrando las manos de la mujer, tratando de impedir ser golpeado por esta, quien paró sus movimientos en cuestión de segundos, sintiéndose destruida.

»-¿Que? ¿Creíste que me había casado contigo porque te amaba?- preguntó y remató nuevamente el alfa, viendo con crueldad como la mujer soltaba una lagrima tras otra- lo que más deseo en la vida es que uno de los dos se muera de una vez por todas, y así poder dejar vivir en paz por fin al otro.

El alto hombre pelinegro miró con dolor a la mujer, sintiendo un profundo pinchazo en el corazón por estar dañando a la persona que alguna vez llegó a querer como una hermana. Pero que ahora solo quería muy lejos de él.

-¡No puedes dejarme!- gritó con desesperación al ver como el alfa tomaba su chaqueta rápidamente y se dirigía a la puerta, con la intención de salir como todas las noches y dejarla sola y herida- ¿¡que pasara conmigo!? ¿¡Que pasara con JongIn!? ¿¡Que pasara con da-..?

-¡Cállate!- gritó con furia el alfa desde la puerta, recibiendo un baldazo de agua helada al recordar el porqué seguía viviendo como un desgraciado a lado de una persona que no lo hacia feliz en ningún sentido- si hay algo que me enseñó mi familia es que no puedes huir de tus responsabilidades por más que así lo quieras...

𝐀𝐃𝐎𝐏 ||  𝙺𝚊𝚒𝚂𝚘𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora