ADOP. 27

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-Por favor pon las copas de cristal en la mesa y colócalas junto a las velas- ordenó con impaciencia a la joven castaña uniformada, viéndola con algo de severidad-preocura también pulir los cubiertos de plata y colocar en la mesa el vino tinto de la reserva especial.

-Si señor...-asintió y obedeció la joven, inclinándose en una perfecta venia, dando unos pasos hacia la puerta que separaba el gran comedor de la cocina, deteniéndose lentamente para voltearse y mirar con ojos nobles y avergonzados al pelinegro- señor, quería también informarle que el joven Do ya esta en su habitación, bañado y vestido con la ropa que usted mismo mandó a comprar.

-Muy bien Daeh, gracias por tus servicios...-agradeció con honestidad, haciendo una leve venia, agradecido con que la castaña lo hubiera aconsejado y ayudado con la ropa que debía comprarle a KyungSoo, sabiendo perfectamente que si la joven no lo hubiera ayudado lo más probable es que hubiera escogido una ropa que no favorecería al delgado y ahora bonito cuerpo del omega- en cuanto termines con la preparación del comedor puedes retirarte a tu casa.

-Gracias señor Kim...-contestó con una pequeña sonrisa, caminando lentamente hasta perderse por la gran puerta de la cocina.

El alfa fijó su mirada en la puerta por donde desaparición la castaña, suspirando en alto, sintiendo un malestar en el estomago al ver su reloj de pulsera y comprobar efectivamente como los minutos pasaban y la hora se acercaba por fin...

Hoy sus padres volverían de París con una sorpresa que no sospechaba en lo más absoluto lo que podría ser, haciéndolo sentir aún más impaciente e incómodo con toda esta farsa que estaba a unas minutos de llevar a cabo, carcomiéndole desde adentro desde que recibió aquella llamada de su madre, sabiendo perfectamente que ambos mayores estarían más exigentes que las veces pasadas, interrogando y indagando de manera suspicaz acerca de como se había desarrollado la "relación amorosa" que mantenía con el omega de cabello rojizo.

Miró por ultima vez el salón y la gran mesa, suplicando a todos los dioses que lo estaban viendo sufrir en silencio que lo ayudaran a que todo saliera bien y que sus dotes de actor lo ayudaran un poco, rezando también por que sus nervios no le jugaran una mala pasada.

De pronto y de la nada su sensible nariz captó el exquisito aroma a duraznos dulces, provocando que cerrara los ojos a los pocos segundos, deleitándose con el dulce pero refrescante aroma...

No quería admitirlo pero el dulce aroma a durazno que emanaba KyungSoo se le estaba comenzando a hacer una costumbre a la cual comenzaba a agarrarle el gusto.

De imprevisto el aroma se intensificó y el alfa sintió un tirón en su pecho, pudiendo sentir después de estar todo el día preocupado a su perezoso lobo, el cual había despertado por fin, arañando su interior con insistencia y de manera juguetona, haciéndole saber perfectamente lo que quería.

-Maldito lobo...-se murmuró para si mismo, sacudiendo un poco su negro traje y ajustando la corbata del mismo color- cuando te necesito para otras cosas te haces el idiota... ¿verdad?- se preguntó, pareciendo un demente al esperar escuchar una respuesta que obviamente nunca llegaría.

Kim caminó con cuidado y lentitud hacia la puerta al final del pasillo, aquella habitación que hace unos meses atrás le pertenecía, siendo ahora pertenencia del pelirrojo, quien en estos últimos meses parecía no querer despegarse de su cama por ninguno motivo, atrapándolo en más de una ocasión como se enredaba en las sabanas y creaba un pequeño "nido" con las demás frazadas y almohadas.

Desconocía aquel nuevo comportamiento. Aunque tampoco podía decir que le molestaba, ya que cada vez que lo hacia su aroma inundaba la casa entera, llenándola de aquel aroma dulce a durazno con pequeños atisbos de moras silvestres.

𝐀𝐃𝐎𝐏 ||  𝙺𝚊𝚒𝚂𝚘𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora