𝐀𝐃𝐎𝐏 || 𝙺𝚊𝚒𝚂𝚘𝚘

ADOP. 16

Estacionó el auto y apagó la calefacción, apretó el volante entre sus manos con fuerza, viendo a unos metros delante suyo el hospital central de Seoul. Suspiró profundamente antes de bajarse de la comodidad de su auto.

Ajustó su abrigo cruzado café, pudiendo palpar el frío que hacía en el aire, frotó sus manos, enfocando su vista en la gran estructura del hospital, preparándose mentalmente para saber si había algo más detrás de la historia de KyungSoo...

Caminó a paso lento, viendo a su alrededor como las personas que salían y entraban tenían en su mayoría tapabocas.

También había niños y mujeres que lloraban desconsoladamente en los brazos de otra persona, bajó la mirada al suelo, no queriendo ver como todos parecían tener una enfermedad por la cual luchar o llorar hasta el último momento.

Al alfa jamás les gustaron los hospitales, jamás le agradaron sus lúgubres ambientes y ese horrible y nada tranquilizante olor a medicina y alcohol que lo hacía sentir tan intranquilo.

-Buenas tardes, bienvenido al hospital central de Seoul...-llamó la atención del alfa una joven de cabello rojo y mejillas voluptuosas- ¿en que puedo ayudarlo?

Miró a la joven, identificándola inmediatamente por su extremo aroma dulce que era una omega. Frunció la nariz levemente al sentirse abrumado por el dulzor excesivo.

-Buenas tardes...-contestó de igual manera de forma cortes- yo necesito saber si ustedes cuentan con historial de pacientes y si archivan sus diagnósticos.

-Claro que si, joven, aquí se archiva el historial de cada paciente que arriba a estas instalaciones- dijo con una sonrisa blanca y muy amable.

-Y... ¿podría obtener el informe médico de una persona?

-Claro que si, solo que usted tiene que ser familiar directo o el cónyuge de la persona de la cual usted quiera saber- explicó con una mirada que se había vuelto seria en cuestión de segundo, poniendo sumamente nervioso al pelinegro.

-Si, él es mi amado... esposo-mintió con nerviosismo, notando como la omega parecía no querer creer en sus palabras.

-¿Traes papeles que lo abalen?- preguntó la mujer con una pequeña sonrisa burlona, causándole algo de gracia como el alfa se ponía nervioso antes sus propias palabras.

-¿Debería tenerlos?-preguntó inocentemente, provocando en la omega una mirada desaprobadora y una pequeña risilla incrédula.

-Si no tienes los papeles que abalen la información que usted garantiza, entonces yo no puedo hacer nada para ayudarlo, esa información es confidencial y para el uso exclusivo de los familiares del afectado- explicó pacientemente, siendo esta la primera vez que le pasaba en su trabajo que un joven y muy apuesto alfa le mintiera sobre algo como eso.

El pelinegro suspiró sintiéndose rendido por ser claramente descubierto por la joven omega, quien parecía no haberse tomado mal la mentira.

-Bien... me atrapó- confesó, con la mirada gacha y sintiéndose algo tonto y humillado por su estupido intento de conseguir algo a base de mentiras- él no es mi esposo...

-Ya veo...-sonrió la omega mientras acomodaba algunos peleles de su escritorio- pero repito, no puedo hacer nada, esa información es so-

-Pero si es una persona que me...-interrumpió rápidamente a la joven, pausando un momento para buscar las palabras correctas y esta vez sin pizca de mentira- me preocupa mucho ¿si?- expresó sinceramente, perdiendo su mirada en algún punto del escritorio- estoy desesperado por saber qué pasó realmente, desde que lo conocí todo el mundo me dice que él no esta bien, que necesita ayuda... sin embargo nadie sabe decirme con exactitud qué pasó realmente- habló, sintiendo como un nudo se instauraba desde su garganta, haciendo bajar las orejas de su lobo- y eso me asusta, me asusta mucho porque lo único que quiero es ayudarlo, pero las piezas del rompecabezas cada vez están mas mezcladas y solo logro confundirme a mi y a mi lobo...