ADOP. 15

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El sonido del fino y carísimo reloj de péndulo hacía eco en los pensamientos del pelinegro, quien no podía dejar de golpear sus dedos a un ritmo rápido en la dura superficie del mesón de la sala.

Agarró con nerviosismo el vaso de whisky y tragó el alcohol, vaciándolo de una, pudiendo sentir como el fuerte licor quemaba en lo más profundo de su garganta.

Miró desde su lugar una cajetilla de cigarrillos que estaba guardada desde hace mucho meses en su casa. La había dejado ahí desde la última vez que fumo, siendo esa la primera vez que tocaba un cigarrillo con sus labios, pero la situación en esos días la ameritaba.

En esos días luchaba constantemente consigo mismo, con la empresa, con sus padres o simplemente con las presiones que conllevaba manejar una empresa tan grande como lo era la de su padre.

Estiró su brazo hasta agarra la cajetilla casi llena, lo pensó un poco, sintiendo como el estrés y la incertidumbre lo estaban haciendo sentir igual o aún más peor de lo que se sentía en esos días de sumo estrés.

Agarró el pequeño tubo de papel blanco, sintiendo su rasposa textura entre sus dedos, impregnándose en estos el fuerte y penetrante aroma del tabaco.

Llevó el cigarro hasta sus gruesos labios, los cuales extrañamente estaban temblando, pero que no sabía descifrar de si era por el nerviosismo de la situación o por el deseo oculto de consumir aquella droga inofensiva.

Agarró un encendedor y lo prendió, a un instante de llenarse los pulmones de humo y la sangre de nicotina.

Pero justo en ese momento la puerta que daba a su habitación fue abierta de par en par, saliendo de ahí una mujer de cabello castaño claro, lentes y una pulcra bata blanca.

Por alguna razón eso hizo a su alfa saltar de la euforia, rezando que la joven tenga buenas noticias acerca de KyungSoo, quien fue probablemente analizado por ella, quien era mejor psicóloga que su asistente encontró.

De pronto ya no sentía la necesidad de aquel cigarro que lo llamaba intensamente hace uno segundos atrás, ahora lo único que necesitaba, era saber si todo había salido bien.

-Joven Kim...-llamó de manera cansina y tal vez triste, suspirando mientras acomodaba algunos papeles que tenía en sus manos- la sección ha terminado por fin ¿quien diría que tendría que extender por tres horas seguidas? -habló con cansancio, demostrando en sus ojos algo que solo hacía poner inquieto al lobo de JongIn.

-Y... ¿el esta bien? -preguntó inocentemente el pelinegro, haciendo que la mujer alta lo mirara con ojos confundidos para luego soltar una sonrisa que se veía y escuchaba irónica.

-No, claro que no se encuentra bien -confesó de manera directa, afectando de manera indirecta al alfa del pelinegro, haciéndolo sentir algo estúpido por la tonta y muy obvia pregunta -podría no estar tan mal físicamente, claro ignorando su prematuro embarazo -explico, tal vez tratando de subirle el animo al pobre y confundido alfa -su cuerpo siempre puede sanar, lo golpes siempre pueden sanar y ser olvidados, pero psicológicamente esta destruído, me sorprender que siga vivo siendo un omega de contextura tan pequeña, teniendo tan poco años encima.

-Ok, entiendo que él esta mal y que mi pregunta fue mi estupida...-habló suave y ahogadamente-pero ¿saco alguna conclusión? ¿Una recomendación? ¿Algo que me ayude a acercarme a el sin que me tenga miedo? -pidió con ojos suplicantes, ciertamente tener la confirmación de una profesional de la mente humana solo lo hacía sentir peor con la situación tan lamentable de KyungSoo.

-Pues para serte sincera no se necesita mucho para saber que KyungSoo sufrió mucho, y no solo en manos de su antiguo alfa como usted me explicó, sino también en aquella "asociación" de la que KyungSoo provino luego del suceso con la policía y el reporte médico que usted me entregó -explicó nuevamente, viendo en sus manos los múltiples papeles que el mismo pelinegro le había entregado como ayuda para realizar su trabajo.

𝐀𝐃𝐎𝐏 ||  𝙺𝚊𝚒𝚂𝚘𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora