Como si el basto universo se hubiera puesto de acuerdo y los planetas se hubieran alineado, el cielo se oscureció y trajo consigo una serie de nubes oscuras que a simple vista amenazaban con precipitar en una fuerte tormenta.
Los árboles comenzaban a tambalearse de un lado a otro y las aves volaban despavoridas a algún lugar que les brindara seguridad.
El viento comenzaba a correr con más fuerza e incluso venía de tantas direcciones que podías escuchar como el mismo chocaba contra si mismo y provocaba pequeños silbidos y ruidos sordos.
Sin embargo a JongIn no podía importarle menos, quien a pesar de sentir como el viento golpeaba contra su cuerpo y como el cielo parecía querer caerse a pedazos, nunca se detuvo ni un segundo a mirar hacia atrás.
Corrió y corrió lo máximo que sus inestables piernas le permitieron, teniendo mil y un pensamientos que lograban sumergirlo en un mar de dudas y cuestiones que siempre terminaba ahogandolo cruelmente al no encontrar nunca una respuesta concisa de lo que quería.
Aunque si de algo estaba seguro es que quería recuperar lo que le quitaron y su lobo reclamó como suyo.
Ese pequeño era suyo y nadie podía negárselo. Él estuvo ahí para él, incluso para descubrir sus primeros latidos, sus primeras pataditas, los raros antojos que tenían su padre y él incluso estuvo ahí cuando el pequeño abrió sus ojitos curiosos por primera vez y unió sus lazos con tan solo una mirada y una sonrisa.
Era de él... era su pequeño y ahora estaría para él hasta el final de los tiempos, y si era necesario dar su vida para protegerlo, lo haría sin pensarlo do veces.
Tal vez ahora entendía aquella película infantil en donde el León daba su vida por su cachorro...
Trató de no pensar de más y se dirigió a su coche lo más rápido que pudo, abriendo la puerta y encendiendo el motor y arrancando en cuestión de segundos, no tomando el tiempo de cerrar correctamente la puerta o abrocharse el cinturón de seguridad.
Ni siquiera de notar que alguien lo estaba siguiendo desde atrás...
***
Tal vez fueron diez, veinte o incluso cuarenta minutos en los que estuvo conduciendo a toda velocidad.
Cuando menos se dio cuenta se había percatado que las pequeñas gotas de agua habían estado precipitando contra el parabrisas de su auto, mojando y empañando al mismo.
Y cuando menos reparó se dio de si mismos se dio cuenta que estaba afueras de la ciudad, muy lejos de donde vivía y muy cerca del lugar del que juró nunca más volver...
Pasó de ver grandes edificios y avenidas a ver gigantes pastizales y pequeñas casas separadas una de las otras por varios metros, todas en estado deplorable, las cuales dejaban en fácil evidencia sus años de construcción y mal mantenimiento.
Inconscientemente (o tal vez no tanto) pisó el pedal del freno, trayendolo de nuevo a la realidad cuando su cuerpo se precipitó levemente hacia adelante y golpeó su pecho contra el manubrio, sacándole por un momento el aliento al tener enfrente de sus ojos aquel lugar.
La misma casa a la que juró nunca más regresar y que guardaba más de una anécdota de su desastrosa infancia.
Su cuerpo por una fracción de segundos no quiso reaccionar ni moverse de ese lugar, incluso deseó inconscientemente huir de ahí y nunca más tener que regresar.
Pero para su pesar, su lobo no se lo permitió y tomó control en la situación, obligándolo a bajar del auto y pararse enfrente de aquella gigantesca casa que parecía caerse a pedazos.
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𝐀𝐃𝐎𝐏 || 𝙺𝚊𝚒𝚂𝚘𝚘
RomanceA.D.O.P (Asociación de omegas perdidos) Aquí puedes encontrar a todos aquellos omegas que sufrieron en vida lo que ni en muerte y pagando el peor pecado en vida deberían pasar. Omegas golpeados, humillados y incluso abusados por las personas que se...