JAX
Lo primero que hago al despertar es consultar mi teléfono y esa mañana no fue la excepción. Marcaba las once de la mañana cuando consulte la hora, me di vuelta tanteando el espacio a mi lado donde se supone que estaría mi amigo, al no sentir nada, casi se me sale el corazón. Me levanté de un golpe de la cama y salí con los tenis en mano al pensar que el imbécil de Thiago me había dejado tirado.Bajé al primer piso y luego salí de la casa, pero lo hice por la parte trasera sin darme cuenta, así que fui a dar a la pequeña granja que tenían ahí.
Si, detrás del hotel, estaba la casa; detrás de la casa, estaba la granja; y detrás de la granja, el río.
No me detuve hasta que vi aquella escena. Thiago y la chica de la noche anterior estaban alimentando a las gallinas mientras se reían y parecían coquetearse. Supongo que han de haber sentido mi mirada, porque voltearon a verme. Con una sonrisa estúpida, mi amigo se acercó como si nada y me conto la situación.
- El auto no tiene solución, lo volcaran hasta la ciudad y allá veré la pieza que hace falta. Tendremos que buscar otra forma para irnos.
- Creí que te habías largado.
- Eso explica ese aliento - dijo, alejando su rostro de mi -, hay pasta en el baño del cuarto donde dormimos.
- ¿También nos dieron cepillos nuevos?
- No, usa tu dedo.
Thiago tenía una sonrisa de felicidad que solo hacía que se la quisiera borrar. Se la estaba pasando de maravilla cuando yo sentía que había pasado mi noche en el culo de un ogro. Se que tal vez suene mal agradecido, pero es que me gusta mi comodidad y no hay nada como tus cosas.
Aguantándome las ganas, me di media vuelta y antes de que pudiera dar el primer paso, me regaño como si fuera mi madre. En serio que uno pone de su parte, pero a veces la gente no ayuda a evitar darles un puñetazo.
- ¡Ey! Ponte los tenis, te puedes enterrar algo.
Rodando los ojos, decidí hacerle caso y me acerqué a una roca para poder recargar el pie después de me sacudiera la tierra.
Te diré un dato curioso sobre la popo de vaca, parece roca cuando se seca. Creo que ya puedes anticipar lo que sucedió.
La carcajada de Thiago me saco de mi estado de shock, con su ayuda, me lave el pie en el río mientras ignoraba a la chica por la vergüenza, lo que me consolaba era que después de ese día, nunca más la volvería a ver, o al menos eso creía.
Una vez con el pie lavado y la boca con pasta, me senté en la mesa a comer el almuerzo en compañía de los dueños de la casa, el doctor, Sara, Thiago y Karen, la amiga de Sara. Todo marchaba bien, me sentía menos irritado después de comer, incluso, hasta sonreí.
- Jax, Sara y Karen se ofrecieron a llevarnos a la ciudad. Resulta que ellas también son de allá.
- Gracias.
- Si, nos vamos en un rato, solo dejen y empacamos.
Pues ese rato del que hablaban fue de una hora y media. Cuando finalmente estuvo todo listo, fueron quince minutos más de despedida con los señores de la casa.
En la camioneta, para mi sorpresa, Thiago iba de copiloto y Sara de piloto, Karen iba atrás conmigo sin intención alguna de hablar, lo cual me alegro, pero solo duro unos minutos, pues descubrí el engendro que es esa mujer. Karen y yo comenzamos a debatir por algunos temas sobre como dividir los asientos traseros del vehículo luego de casi arrancarnos la cabeza, jugamos piedra, papel o tijera para ver quien se quedaba con dos y el otro con un asiento. No se cómo, pero juro que esa sabandija hizo trampa. Las pocas veces que llego a hablarme en el viaje fue para discutir.
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Rosaline al volante
HumorRosaline trabaja en un taxi por mero placer, o al menos eso dice. Desde su primer día se da cuenta que no será un trabajo sencillo, pues desde el momento en que hace su primer viaje, se ve involucrada a más no poder en la historia de su pasajero, p...