ROSALINE
El abuelo señala con una sonrisa hacia el frente, sigo la dirección de su dedo y veo a unos universitarios, parece ser que están haciendo competencia por quien se termina su cerveza primero.
- ¡Mira! Siempre quise participar en uno.
- ¿Vamos? – De un salto, me pongo de pie.- ¡Yo también quiero!
Vamos para que ellos nos reciban y nos aceptan para que participemos, al parecer es un concurso entre ellos, se tiene que dejar dinero para poder participar. El primer lugar se llevaba todo el dinero y el segundo lugar un brownie, supongo que se los compraron a la misma chica, tenían los mismos papelitos de colores. El abuelo y yo dejamos... no se cuanto dejamos, pero pusimos dinero en la mesa.
En la segunda ronda, quisimos intentar hacer lo mismo que uno de ellos. Le pusimos la mano en la parte de arriba del vaso y luego lo pusimos boca abajo, para intentar beber por un orificio que dejamos de nuestra mano.
Terminamos algo mojados de cerveza por nuestra falta de experiencia, pero en esta ocasión, termine en segundo lugar, lo que significaba que me daban un brownie. Quiero compartirlo con el abuelo, corto el pastel por la mitad lo más recto que puedo y se lo doy al abuelo.
- ¡No! – Un chico guapo me detuvo –. No creo que sea lo mejor, ¿qué edad tiene, señor?
- No sé, hijo, me siento de veinte, ¿eso cuenta?
- Tiene veinte – digo, afirmando lo que dijo.
No se porque lo llamó abuelo, si apenas es mayor que yo por unos añitos, tampoco sé porque tiene arrugas. ¿Yo también las tendré? Hace mucho que no hago mi rutina de skincare.
El chico trata de convencernos sobre el porque no debo de compartir mi brownie, cuando Diego llegó. Un "vienen conmigo" y el abrazo efusivo del abuelo hacia él, fue suficiente para que nos dejará en sus manos y se marchara. Adiós, chico guapo.
Diego nos jalo a ambos hasta sentarnos en nuestra antigua mesa.
- ¿Qué tomaron?
- Hijo, te extrañamos.
- Quédense quietos. ¿Qué tanto bebieron?
No le preste mucha atención a lo que decía, mis dedos parecían anormales, estaban muy largos. ¿Los alargue con la cosa esa para las pizzas? ¿Fue el chico guapo?
- Hey, Ros. Presta atención, dime que paso.
- Que te diga el abuelo, tengo hambre.
Trato de zafarme de su agarre, no quiero verlo o escucharlo. En algunas ocasiones, el hambre me pone de mal humor.
- No puedo hablar, no tengo lengua, Ros – el abuelo pronunciaba las palabras de manera rara. ¿Quién le quitó la lengua? ¿Fue el chico guapo?
El menor de sus hijos sigue insistiendo en que hable, pero no puedo hablar, tengo hambre.
- Tengo hambre, Diego. No molestes. – Saque mi premio y se lo enseñe – ¿Quieres brownie? Lo ganamos en el concurso.
- Es muy rico, hijo. Yo si quiero, Ros.
Si el abuelo no puede hablar porque no tiene lengua, ¿cómo es que...?
- ¿Cómo puedes hablar si no tienes lengua?
- Es porque estoy comunicándome con la mente, como la película del otro día, ¿recuerdas? Ahí lo aprendimos.
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Rosaline al volante
HumorRosaline trabaja en un taxi por mero placer, o al menos eso dice. Desde su primer día se da cuenta que no será un trabajo sencillo, pues desde el momento en que hace su primer viaje, se ve involucrada a más no poder en la historia de su pasajero, p...