CAPITULO 29

0 0 0
                                    

ROSALINE

Diego se quedó a dormir en el sillón de mi departamento, no subió al de su papá porque no quería encontrarse a Lucas. Cuando llegamos al edificio, admitió haber sido un imbécil con Lucas y Seori, dijo que les pediría perdón, principalmente a su hermano que solo lo ha cuidado y apoyado; pero aun así no quiso subir al departamento por vergüenza, no se sentía listo el día de hoy.

Para cuando desperté, él ya no estaba en el sillón, supongo que se fue a trabajar. Hago mi desayuno y me siento a comer. Una llamada de un número no registrado me entra.

- Bueno.

- Hola, ¿Ros? Soy el doctor de su padre.

Dejo mi sándwich a medio comer y salgo del departamento a toda prisa.

- - - - - -

Cruzo la calle dejando el taxi estacionado en el callejón y entro al hospital. Las paredes blancas y el sonido de personas yendo y viniendo de un lado para otro me reciben. La persona que me ha llamado tiempo atrás, me recibe después de estar esperando en la sala. Veo su boca moverse una y otra vez, siento la ansiedad ir ganando terreno en mí.

- ¿Te quedo todo claro? ¿Preguntas? – El doctor entrelaza sus dedos recargándose en su silla.

- Sí, eso creo.

- Bien, entonces, en cuanto este todo listo, podremos proceder, ¿te parece?

- Sí.

- De acuerdo, eso sería todo, Rosaline. Si tienes dudas, no dudes en marcar – se pone de pie y estrecha mi mano. – Muchas personas te están agradecidas con la decisión que estas tomando.

La principal diferencia entre estar en coma y muerte cerebral es que, de esta última, no regresas. No hay nada en este mundo que pueda hacer que esas palabras se reviertan. Con el coma existe la posibilidad de que despierte, a veces es nula, pero la opción esta ahí. Hay esperanza.

El periodo de una persona que permanece en estado vegetal puede ser corto o, ha habido casos donde duran hasta años, pero entre más tiempo pase, más daño se hace al cuerpo. Cuando despierten, tendrán que pasar por un largo periodo de recuperación, no solo es despertar y pff, sin consecuencias .

Todo a lo que le he temido todo este tiempo, sobre decidir mal, es un peso que se me ha quitado de encima, ya no tengo que decidir. Eso es bueno, creo, pero no se siente como un alivio.

Al principio se creyó que tendría oportunidad de despertar, por eso ha seguido conectado esos meses, debido a esa ventana de oportunidad. Por eso me convencía de que entre más me tardará, más oportunidades tenía él y yo de no cargar con ese peso para bien o para mal.

El doctor me marco hoy por la mañana, citándome aquí el día de hoy. Ya no es un simple coma grave, no, ahora es muerte cerebral.

Mañana por la tarde o la noche, no sé, tendré que volver para decirle adiós definitivamente a mi padre. Lo máximo que se puede esperar con muerte cerebral para donar órganos son cuarenta y ocho horas, así que el doctor tiene que moverse lo más rápido posible. Y si de algo estoy segura, es de esto, de donar sus órganos. Tal vez los ojos que un día me vieron con enojo puedan verme con otra emoción, una segunda oportunidad para esas personas y para mí.

Una vez en el taxi, le marco a mamá y Chandler, les cuento todo entre lágrimas. Duele, duele y lo hace mucho. Prometen llegar lo más pronto posible, no se si puedan llegar a tiempo para cuando lo desconecten, es un viaje largo.

El hipo y las lagrimas van disminuyendo poco a poco, una vez que paran enciendo el auto para regresar al edificio. Manejo con precaución, todavía siento espasmos del llanto y una que otra lagrima empañarme los ojos.

Rosaline al volante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora