ROSALINE
Manejo por las calles de la ciudad con la ventana abajo, sintiendo el viento entrar por ella, abrazándome y haciendo que me sintiera el personaje principal de todo.
Era yo y solo yo disfrutando del momento.
Bueno, los dos de atrás y yo.
- ¿Es tu novia? – Pregunto el abuelo.
- No te interesa.
- No entiendo porque te pones así, solo quiero saber algo sencillo.
- ¡Eres increíble! - Su tono enojado y elevado hace que de un brinco en mi propio asiento, asoma su cabeza entre el espacio de los asientos delanteros mientras pica, insistentemente, mi hombro - . Hey, niña, bajo aquí.
- No soy una niña.
- Me importa una mierda, déjame bajar.
- No puedo bajarte aquí, estamos en un túnel subterráneo, genio.
No tengo un rumbo, el abuelo no me dio el siguiente destino. No hubo tiempo, salimos huyendo como ratas por culpa de este. Me metí a un túnel subterráneo sin saber a donde iba a salir, solo estoy manejando en piloto automático. Acá abajo el aire se siente caliente, subo mi vidrio deseando que el taxi tenga aire acondicionado o que el túnel sea corto.
Adiós a mi momento de película.
- No me importa, bájame.
- Hijo, entiende, es peligroso.
- Me quiero bajar.
- Por favor.
- Ba-ja-me.
- Diego, no eres un niño, entiende.
- ¡Basta! – Lo observo de reojo por el espejo retrovisor –. Si quieres matarte, adelante, hazlo. Abre la puerta y aviéntate. Pero no pienses, ni por un segundo, que me detendré y arriesgare mi vida, la del abuelo y la de cualquier otro carro que venga detrás de mí solo para cumplirte un capricho. No eres ningún niño, te ves más viejo que yo, así que cállate. Ahora, si ya recapacitaste y te diste cuenta de tu error, te vas a disculpar con tu padre y serás lo suficientemente inteligente como para estar en silencio y dejar de hacerme enojar y de esa manera, no nos accidentaremos, ¿entendiste?
Tanto el abuelo como el nuevo polisón se quedaron atónicos ante mi pequeño arranque de enojo.
- No pienso disculparme con él, solo ha hecho cosas malas en mi vida.
- Eres un adulto, no culpes a los demás.
- No sabes nada, cállate.
- Cállate tú, es mi taxi.
- Eres una niña.
- Y tú un idiota.
La risa del viejo nos interrumpió, poco a poco fueron escalando hasta ser carcajadas.
Genial, ya se ha vuelto loco y este maldito túnel sigue sin terminarse.
- ¿Qué?
- Nada, es como si fueras el mismo niño de seis años que se peleaba con medio barrio.
- ¿El mismo al que dejaste botado a su suerte?
- No te deje a tu suerte, tenía que trabajar. Estabas con tu madre entre semana y conmigo los fines de semana.
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Rosaline al volante
HumorRosaline trabaja en un taxi por mero placer, o al menos eso dice. Desde su primer día se da cuenta que no será un trabajo sencillo, pues desde el momento en que hace su primer viaje, se ve involucrada a más no poder en la historia de su pasajero, p...