CAPITULO 14

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ROSALINE

Sin mucho que hacer el día de hoy, voy al callejón que he estado visitando con regularidad en el taxi, bajo del taxi en la tienda de autoservicio y me compro unos fideos instantáneos. Observo a la nada, descarto la idea de comerlos y se los regalo al primer indigente que veo pasar. Regreso al departamento rendida y me acuesto, dejándome llevar por el cansancio que no sabía que tenía en mí.

El reloj en mi teléfono marcaba las tres de la tarde cuando me desperté, lo que significa que llevo una hora viendo a la nada. En cuanto toque la cama, el cansancio que me invadió al llegar había desaparecido.

Una llamada entrante me hace salir de mi crisis existencial.

-        ¿Bueno?

-        Hola, Ros, hija. ¿Qué tal? ¿Cómo estás?

-        Hola, ma'. Todo bien.

-        ¿Ya comiste?

Medito sobre si decirle a donde he ido en la mañana o no y sobró mi muy delicioso desayuno.

-        No, apenas lo hare, acabo de despertar y...

-        ¿¡Qué!? ¿Recién te despiertas?

- Es que estoy cansada, pase toda la noche despierta y el día de ayer fue igual de agotador.

-        ¿Usaste el taxi?

Guardo silencio ante la pregunta, sabiendo de ante mano que la respuesta no le gustara para nada.

-        Rosaline, te hemos dicho varias veces que no nos agrada que andes usando el taxi y menos de noche, hija. Entendemos tu deseo, o al menos tratamos, pero los tiempos no están para que vayas por ahí confiando, es muy peligroso, no queremos que...

El regaño de mamá duro un buen tiempo. En cuanto se me salió decir la verdad, me di cuenta que lo había arruinado.

A mamá y a Chandler jamás les ha agradado la idea de que ande en el taxi y entiendo completamente sus preocupaciones.

Soy mujer y estoy sola en esta ciudad, pero decidí vivir con miedo a no vivir. 

Aunque si soy sincera, no me gusta andar en el taxi. Puedo darme el lujo de dejarlo, mamá y Chandler aún se hacen cargo de mi, pero siento que tal vez, si experimento y vivo lo mismo que él, pueda entender varias cosas de sus decisiones y tal vez, solo tal vez, pueda perdonarlo y perdonarme. Tal vez es lo que necesito para aclararme y darme una idea de lo que debería hacer.

-        Hija, llevas una semana ahí, espero que esta haya sido la última vez que andes dando viajes.

-        Mamá, no he usado el taxi más que para mi uso personal, ayer fue la primera vez que hice unos viajes y fueron para unos amigos y uno de los vecinos del edificio – digo, endulzando el asunto para evitar la versión extendida del regaño.

-        Oh, ¿ya tienes amigos? Eso es increíble, Ros, estoy tan feliz por ti. ¿Cómo se llaman? ¡Chanchan, Ros ya tiene amigos!

Escucho un "¿En serio? Es asombroso" del otro lado de la línea.

-        ¿Hola? ¿Ros?

-        Hola, Chandler.

-        Hola, hija. Que ya tienes amigos.

-        Si.

-        ¡Eso es grandioso!

-        ¿Oigan, por qué todos se asombran? No es como si nunca hubiera tenido amigos.

Rosaline al volante Donde viven las historias. Descúbrelo ahora