Erika no se molestó en contarle a absolutamente nadie sobre el golpe hacia Draco, luego de lo sucedido llegó directo a su sala común para ir al baño a mojarse el rostro en busca de relajar su enojo y, de paso, poner su mano bajo el agua para que no se inflamara o enrojeciera más por el golpe y así no recibir preguntas al día siguiente.
A la mañana siguiente la Hufflepuff caminaba como si nada hubiera pasado, su camino a la biblioteca fue bastante rápido para su gusto, eso era algo que le estaba pasando últimamente. Hacía las cosas en automático y sin darse cuenta, le llegaba a dar un poco de miedo algo como eso.
Al ser día de semana la biblioteca estaba llena de estudiantes, estaba camino a juntarse con Pansy para avanzar el proyecto de pociones donde las habían emparejado y prefería apurar su paso para no tener que escuchar sus reclamos. Encontró a la Slytherin en una de las mesas del fondo que daba hacia el ventanal, logró verla ya con un libro abierto y escribiendo algo en el pergamino por lo que se acercó rápidamente para no ganarse un regaño, anunció su llegada moviendo una de las sillas y de forma no tan discreta la miró por unos segundos antes de sentarse como si esperara que le diera permiso de tomar asiento.
— Pensé que olvidarías nuestra pequeña junta así como olvidaste prestar atención en la clase de Snape. -Le dijo Pansy sin mirarla.-
Erika rodó sus ojos y se sentó dejando su bolso sobre la mesa para sacar sus cosas.
— Ese día dormí mal, lo siento.
Pansy rodó sus ojos y levantó su mirada para hablarle pero sus ojos se detuvieron para analizar a la chica que ahora estaba frente suyo. Erika Frukke estaba pálida, más de lo usual, tenía ojeras un poco marcadas que daban indicios de que no dormía bien. Se atrevía a decir que desde que la vió la primera semana de clases estaba un poco mejor pero no en su cien por ciento. ¿Había bajado de peso? No podía saberlo con certeza, era más probable que el corte de cabello marcara más sus facciones haciendo que su rostro se viera un poco más delgado..
¿Qué le pasaba?
— Da igual. -Terminó diciendo para devolver sus ojos a su pergamino.- Nos falta lo último así que despierta.
En silencio Erika asintió y comenzó a leer el libro de pociones mientras anotaba lo que faltaba. De vez en cuando Pansy la miraba de reojo buscando la forma de sacar el tema del golpe hacia Draco sin que suene muy encimoso, no quería hablar sobre eso porque, si era honesta, no le importaba lo que le pasara a Draco por no saber controlar su boca, pero si no lo hacía estaba segura que el rubio seguiría provocando a Frukke y eso no sería para nada bueno.
— Oye... ¿qué pasó con Draco?
La ojiazul dejó de escribir, apretó sus labios y simplemente se levantó de hombros.
— ¿Llegó llorando a la sala común? -Murmuró de forma seca.-
Pansy se sorprendió ante el tono utilizado por la Hufflepuff.
— Algo así...-Le respondió un poco ida.- Mira, si quieres un consejo te puedo decir que lo dejes tranquilo.
Erika levantó su cabeza y la miró incrédula.
— Pansy, Draco habló de mi madre.
Parkinson arrugó su cara, estúpido Draco y su manía de meterse en los temas más sensibles de todos.
— Ya...yo tampoco lo tolero a veces pero créeme que no te conviene que Draco le diga a su padre que andas golpeándolo. -Dejó de escribir y mordió sus labios.-
— ¿Por qué? -Frunciendo su ceño la Hufflepuff miró confundida a la Slytherin frente a ella.-
Pansy buscó las palabras para decirlo pero no encontró ninguna, empezó a mover su pierna de forma ansiosa puesto que, al fin y al cabo, solo eran suposiciones de ella por andar escuchando a escondidas a su padre. No podía asegurarle nada en concreto pero sabía cuando algo no estaba bien dentro del círculo de sus padres.
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Dark Red || Hermione Granger.
FanfictionErika Frukke es una Hufflepuff que pasó totalmente desapercibida hasta su cuarto año donde en los eventos del mundial de Quidditch se vió metida en un problema junto al trío de oro peligrando que su secreto familiar fuese revelado. Todo cambia en su...