Capítulo 13.2

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Julio, 1995.

La gran puerta de la entrada le dió la bienvenida a aquel oscuro y cutre vestíbulo que representaba totalmente las intenciones y pensamientos de quien vivía allí. Caminó unos pasos en silencio hasta que llegó a otra puerta pero esta era más pequeña, de madera oscura y un picaporte plateado, y no dudó en golpear dos veces para anunciar su llegada. Pasaron unos segundos para que la puerta se abriera y finalmente se revelara quién estaba detrás de esta, un hombre alto de cabello largo y rubio apareció haciendo una expresión de molestia con solo ver su presencia allí frente a él.

— Frukke. -Dijo con desdén el hombre luego de mirarlo de pies a cabeza.-

— Malfoy. -Saludó con una sonrisa ladeada que enfermaba al rubio.-

Lucius Malfoy se hizo a un lado para dejar pasar a Nathaniel Frukke, no estaba muy contento con recibir aquella visita pero debía guardarse las molestias en su interior, no quería hacer enojar a su gran señor con una pelea barata contra el protegido Frukke. El recién llegado sabía lo que su presencia provocaba en el rubio, nunca se habían llevado del todo bien pero ahora que las cosas estaban yendo a su favor ambos sabían que con tolerarse mientras estaban en la misma habitación era suficiente.

— Te está esperando, espero que no hayas cometido algún error, hombre prodigio. -Aquel apodo lo dijo con una pizca de burla y veneno haciendo reír muy poco al mencionado.-

— A comparación tuya, Luci, no cometo errores.

Y dicho aquello con su típico tono altanero entró a la habitación que se le había citado dejando a Lucius con una expresión de odio mientras apretaba su puño aguantando toda la rabia que se había generado en su interior. Apenas puso un pie en la habitación le echó un vistazo a la sala de estar de la mansión Malfoy, los sofá de cuero caro lo recibieron al igual que la pequeña mesa de centro que estaba sobre una alfombra grande y bastante cara, pinturas de familiares la familia Malfoy o simplemente paisajes pintados al óleo, era una habitación algo oscura y tétrica pero limpia y con buen aroma. Allí, en esa habitación tan cómoda, era donde Lord Voldemort había citado a Nathaniel Frukke a tener una pequeña conversación.

Segundos después de haber entrado una nube oscura apareció unos metros delante suyo revelando la figura de Voldemort frente a él, Frukke hizo una pequeña reverencia ante la figura la cual se giró y sonrió de forma filosa apenas notó la presencia de quien había llamado.

— Ah, Nathaniel. -Lo saludó con alivio manteniendo esa sonrisa tenebrosa.- Estaba esperando tu llegada.

— Lo lamento mucho, señor. -Se disculpó el hombre.- Tenía que solucionar algunas cosas antes de venir.

Voldemort le indicó que tomara asiento y, obedientemente, Nathaniel cumplió con la petición del contrario sin pensarlo tanto.

— ¿Cómo van las cosas que te encargué?

— Bueno, señor, las cosas están yendo tal cual deberían. -Informó seriamente.- Estamos negociando aún con los gigantes, tratando de llegar a acuerdos con hombres lobos y en búsqueda de las personas que usted necesita.

Voldemort asintió satisfecho ante lo oído, definitivamente confiarle a Nathaniel Frukke el trabajo pesado siempre era una buena decisión.

— Maravilloso, Nathaniel. Siempre haciendo tu trabajo de maravilla. -Ante aquellas palabras el pecho de Frukke se infló con un poco de orgullo.- Ahora, quería preguntarte sobre algunas cosas.

Nathaniel asintió y Voldemort caminó hacia él como si estuviera dando un pequeño paseo.

— ¿Tienes conocimiento sobre La sangre de Merlín?

Dark Red || Hermione Granger.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora