A veces uno piensa que los profesores que pasan más desapercibidos son los más compasivos, pero aquella tarde Erika descubrió que era lo contrario. Su profesora de estudios muggles la descubrió con la mirada perdida durante toda la clase y la castigó con ordenar cada uno de los objetos extraños que habían en su salón, especificando que también les sacara el polvo acumulado. Al principio Erika y Ernie no le creyeron, pero cuando la maestra se lo repitió de forma seria el rostro de la ojiazul cayó rápidamente y Ernie ahogó una risotada.
De esa forma aprendió a dejar de pensar otras cosas mientras estaba en clase, ¿pero cómo no hacerlo? Justin había soltado una bomba antes de irse a la cama.
La noche anterior el castaño decidió contarles todo lo sucedido con su padre mientras estaban en la sala común, con lágrimas en los ojos les mostró la carta y explicó la situación a sus otros tres amigos que no sabían sobre el tema. Todos lo abrazaron con fuerza y Ernie no dudó en ofrecer su casa para que Justin pasara las fiestas, que sus padres estarían encantados de tenerlo ahí.
Para todos era poco común escuchar la voz quebrada e insegura de su amigo, esa fragilidad no era común de ver en él puesto que usualmente la ocultaba, no era de demostrar sus sentimientos y al verlo tan indefenso notaron lo mucho que le afectaba el tema. Y no pudieron evitar sentir impotencia con todo eso.
Por eso ahora Erika estaba ordenando objetos bastante extraños, con texturas extrañas y que hacían ruidos molestos.
Mejor eso a que te sangre la mano, si era honesta.
Apenas terminó luego de unas horas salió de allí después de la aprobación de la profesora quien le repitió el no volver a andar en las nubes en su clase. Con una sonrisa apretada asintió y salió del salón para toparse con el pasillo vacío, muy dentro de su corazón esperaba que Ernie la estuviera esperando pero también sabía que no lo haría, era más de una hora esperando que podía usarlas para dormir o intentar conseguir que Susan le pasara las tareas.
Acomodó su bolso sobre su hombro y comenzó a caminar hacia su sala común, tenía que avanzar algunas cosas de astronomía y transformaciones pendientes, mucho tiempo no tenía así que caminó rápidamente para poder pillar a Susan desocupada antes que Ernie y pedirle ayuda con unos cálculos de astronomía de los cuales no entendía absolutamente nada.
— Es difícil encontrarte sin estar rodeada de tus amigos. -Dijo una voz femenina a su lado.-
Tracey Davis salía de los invernaderos con una sonrisa pequeña, se acercó a ella mientras arreglaba su cabello y remojaba sus labios en un intento de poner nerviosa a la Hufflepuff. Vestía la bufanda de Slytherin y su cabello estaba perfectamente ordenado, era poco común verla sin Pansy o Daphne.
— Hola. -Le respondió seriamente, no tenía ánimos de hablar con nadie de Slytherin después de lo sucedido con Ron.-
— ¿Mal día? -Preguntó al notar el tono poco agradable de la ojiazul.-
— No tengo muchas ganas de hablar con la gente de tu casa.
— Ah...¿Es por lo de Weasley? -Asumió el silencio como una respuesta positiva.- Para que sepas, no estuve de acuerdo con eso, solo con las insignias.
Erika rodó sus ojos sin decir absolutamente nada y siguió su camino, en silencio Tracey caminó a su lado con una notoria intención de no querer dejarla sola.
— Oye, ¿recuerdas que me sugeriste una tutoría de criaturas mágicas? -Erika tan solo asintió sin mirarla, aún así la morena sonrió.- Quería preguntar cuándo estás disponible, me interesaría empezar pronto.
Claro, Davis solo quería hablarle de las tutorías. No podía decirle que no quería darle tutorías solo porque era de Slytherin e hicieron sentir mal a su amigo. Detuvo su andar bajo la mirada atenta de Tracey quien buscaba mirarla a los ojos con una pequeña sonrisa en su rostro.
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Dark Red || Hermione Granger.
FanfictionErika Frukke es una Hufflepuff que pasó totalmente desapercibida hasta su cuarto año donde en los eventos del mundial de Quidditch se vió metida en un problema junto al trío de oro peligrando que su secreto familiar fuese revelado. Todo cambia en su...