Capítulo 6.3

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Aquella memoria en el pensadero llevó a Erika y Dumbledore a un barrio bastante conocido para la ojiazul. Estaba un poco distinto a lo que estaba acostumbrada, habían menos casas, menos iluminación, pero la gran mansión oscura y alejada de la calle principal se mantenía ahí.

Era el barrio de su infancia, el barrio de su padre.

Dejó de mirar a sus alrededores y su mirada cayó en Dumbledore quien estaba siguiendo a un hombre que caminaba por el camino de tierra que llevaba a la mansión Frukke. Camino que actualmente estaba decorado con adoquines. Erika se acercó al director para poder mirar al hombre que estaban siguiendo, era un hombre mayor, su cabello era blanco como la nieve brillante, aún así, ya estaba pasando por la etapa de calvicie. Llevaba un bigote ordenado y un traje formal, en su mano una maleta de cuero. Se notaba un tanto ansioso pero aún así mantenía su pecho en alto.

Asumió que era Cristopher Evensen.

La reja que daba hacia la mansión se abrió apenas se posó delante de ésta, y el hombre caminó hasta llegar a la puerta principal de la mansión, la cual golpeó cortésmente.

A los ojos de Erika la mansión no había cambiado nada en todos esos años. Seguía siendo grande, tétrica y con las cortinas de los ventanales principales cerradas. Como si no se abrieran nunca.

La puerta se abrió y se pudo a ver a Feno, el elfo doméstico de la familia, mirando al hombre confundido. Erika asumió que la visita de Evensen no era una esperada.

— Buenas tardes. Estoy aquí para hablar con los Frukke. -Dijo de forma educada. Feno no tuvo tiempo de abrir la boca para decir algo puesto que fue interrumpido por una voz imponente.-

— Muévete. -Un hombre alto, corpulento y de rostro levemente arrugado se asomó, empujando con brusquedad al elfo doméstico.-

Los hombros de Erika cayeron al ver a quien acababa de aparecer en la puerta. Era como ver a su padre solo que canoso, con barba y ojos café oscuro. Sebastian Frukke, su abuelo, miró a Christopher con desdén.

— ¿Evensen? ¿Qué haces aquí? -Preguntó, su voz grave y autoritaria.-

— Buenas tardes, Sebastian. Lamento haber llegado sin avisar, he sido enviado para hablar contigo y tu hijo.

Sebastian frunció el ceño y a regañadientes dejó pasar a Christopher.

Sebastian Frukke era un empleado del ministerio. Trabajaba como inefable en el departamento de misterios, tenía un puesto importante en la oficina. Su trabajo era parte de la seguridad y la organización de las investigaciones y cuidado de que los temas que se trabajaban allí se mantuvieran lejos del ojo público.

Erika vió a su abuelo mandar a Feno arriba mientras miraba fijamente a Christopher.

— Está intentando meterse en su mente. -Susurró Erika como si pudieran escucharla, recordando que la familia de su padre era una línea de legeremantes.-

— Buena observación. Pero nada de qué preocuparse, los aurores tienen un entrenamiento estricto en oclumancia. Christopher era muy bueno en su trabajo.

Luego de unos momentos se escucharon pasos en las escaleras. Un joven alto, con ropa totalmente ordenada al igual que su cabello bajaba lentamente por las escaleras con gracia. Su expresión seria era reconocible inmediatamente, sus ojeras estaban marcadas y sus ojos verdes brillantes miraban con curiosidad a los que estaban de pie observándolo.

Erika pudo jurar que la versión jóven de su padre la miraba a ella.

— ¿Para qué me necesitas, padre? -Habló Nathaniel, acercándose con pasos delicados hasta su padre.-

Dark Red || Hermione Granger.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora