Capitulo 23

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No podía dormir. Era el 20 de noviembre y apenas quedaban veintidós días para... en fin. Pensar que solamente podría estar 22 días exactos con él me mataba. Antes el 12 de diciembre lo veía lejos pero ahora se convirtió en mi nuevo vecino. Cada vez Rubén se iba mas con la familia, y lo entendía, pero aun así, me dolía no estar junto a él estos días que iban a ser los más duros. No podía imaginarme una vida sin Rubén. Y lo sé. Sé que desde que empecé a salir con él sabía que este momento iba a llegar, pero aun así se hace duro. Todavía seguía vivo pero aun así todas las noches no podía evitar llorar. El 13 de noviembre cumplimos el penúltimo deseo. Bañarse en leche. Me lo pase bien, pero que os voy a decir que no sepáis. Los buenos recuerdos que tenia con él se estaban marchitando, porque no paraba de pensar el 12 de diciembre. Porque era tan duro aquello. Por qué le amaba tanto a Rubén. Eso me aria aun más daño a la hora de su muerte, pero por mucho que evitara no pensar en él, desenamórame, era imposible.

Mis sentimientos no son los que importan, sino los de Rubén. El siempre decía que esto no le afectaba que lo tenía superado, pero como una vez me dijo Diego, era pura mentira. Se le notaba en los ojos su miedo. Cuando me encontraba con el aprovechábamos hasta el último segundo para mirarnos el uno al otro, para acariciarnos, para besarnos... los días que pasaba con el eran las más intensas.

Un día quedamos en casa de Rubén para cumplir el ÚLTIMO deseo de la lista. Pero algo no salió bien. Desde el momento que me iba a contar cual era su último deseo, vi un enorme terror en su mirada.

-Bueno...-suspire- por fin llego la hora del último deseo. Saca la lista-le vi preocupado a Rubén mientras que la sacaba. Me asuste un poco dado que en vez de leérmela me la dio directamente.

Me derrumbe cuando leí el último deseo, y no era porque era imposible, ni mucho menos. Era por...ahh. Toda mi rabia me vino encima. Así decía el último deseo. "Tener un hijo con la mujer que amo". Me molesto muchísimo y de golpe todo mi enfado me subió a la lengua y reventé.

-Rubén, ¿por qué no me lo dijiste antes?

- No sabía cómo decírtelo

-¿Te das cuenta lo que estas pidiendo?- estaba furiosa pero aún mis humos se guardaban en mis orejas.

-Sí, pero...- le interrumpí

-¡Sí pero no! ¿Sabes cuál es el problema? ¡Que nunca piensas en mí!- el humo no aguanto mucho entre mis orejas.

-¿¡Qué no pienso en ti!?- el también comenzó a enfurecerse.

-No. Si te das cuenta todo este tiempo hemos estado siempre pendiente de ti, he intentado hacerte feliz y te he ayudado con tus deseos...pero...pero nunca has hecho nada por mi-reventé y solté el tigre que llevaba enjaulado meses- Rubén aquí, Rubén allá ,Rubén por todos los lados. Pero qué hay de Cristina. Yo también existo sabes. Entiendo que tu estés enfermo.

- ¡No, no lo entiendes! No sabes lo que es estar al borde de la muerte, no sabes que es sentirla en tus venas, no sabes que es desear que el tiempo pare para que no pasen más días, no lo sabes por eso no puedes entenderlo.

-¿¡Y tanto te cuesta a ti entender que yo también necesito un poco de atención!? ¿¡Cuando escribiste ese deseo acaso pensaste en mí!? en lo que voy a sufrir yo teniendo un hijo adolescente y además sin padre, dime, ¿¡en algún momento pensaste en eso!?. No. Pues entonces tú tampoco lo entiendes. Tu lo único que quieres es hacer lo que de mayor no vas a poder hacer. Pero la vida no es así, y si te toca morir joven te jodes porque así es la vida, pero no puedes ir por ahí diciendo que no te importa, porque es mentira. Y tampoco puedes ir cambiando la vida de los demás porque la tuya sea una mierda.

-Si eso es lo que piensas ¡Vete!- dijo mirando a todos los lados menos a mi

-Adiós- Salí de su casa dando un portazo.

Se acabo.

40 deseos que cumplir contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora